Nicanor, un gran diseñador.
Por Julio Domínguez Balboa.
Cuando le propusieron a Nicanor, el mejor modisto de la capital del estado, que confeccionara el traje con el que iban a coronar a la reina de la feria de su pueblo, no pudo rehusarse porque, después de todo, su pueblo era su pueblo. Eso sí, como él era el mejor modisto de Tuxtla, y vestía a las quinceañeras y a las novias de las familias más pudientes, puso como condición que la futura soberana viniera a su atelier de la capital, para tomarle las medidas y pensar en algún diseño adecuado a la joven que sería coronada el día del arranque de la feria, por el presidente municipal y su seguramente distinguida esposa. Cuando Yessica I, la futura reina del pueblo estuvo frente a Nicanor, él creyó que lo mejor para ella sería un traje de corte “princesa”, con el corpiño bordado con pedrería y una vaporosa falda con crinolina. Todo en color verde agua para hacer resaltar la oscura piel morena de la chica. El atuendo se complementaría con zapatillas de tacón alto forradas de la misma tela del vestido y guantes largos. Sin perder el glamour, el peinado debería ser sencillo para que pudiera encajar la corona en la cabeza de Su Majestad. La muchacha regresó a su pueblo y cuando el traje de la coronación estuvo listo, el modisto en persona decidió llevarlo para recibir el agradecimiento de su pueblo y cobrar personalmente el cheque que el patronato de la feria iba a pagarle por su trabajo. Después de haber dado su visto bueno a Yessica I con el atuendo completo puesto, Nicanor cobró el cheque, guardó el efectivo y subió a su coche para retornar a Tuxtla. Sin embargo, a medio camino, una turba de indios manifestantes, armados con palos y piedras bloquearon la carretera. Aburrido de tanto esperar, después de un rato Nicanor regresó a su pueblo, alquiló una habitación en el hotel del centro y salió a divertirse a las cantinas locales ¿total? podría volver a Tuxtla al día siguiente, ya que tenía tiempo y dinero. Como si hubiera estado esperando su regreso, la muerte sorprendió a Nicanor en su mismo cuarto de hotel, cuando un pelafustán que había conocido esa misma noche, le rebanó la garganta para quitarle el dinero que había recibido por la confección del vestido.