Dramaturgia y maternidad; mujeres de tres generaciones

Las actrices y directoras escénicas Berta Hiriart, María Inés Montilla y Silvia Ortega hablan sobre ser madres y tener una vida profesional

Agencia Excélsior

CIUDAD DE MÉXICO.

Hace falta una sociedad más comprensiva con la maternidad y la crianza de niños y niñas, afirman en entrevista con Excélsior las actrices y directoras escénicas de distintas generaciones como Berta Hiriart, María Inés Montilla y Silvia Ortega, en el marco del Día de la Madre.

La primera en hablar es Berta Hiriart, quien tiene en escena Ojos de nube: “Pienso que la mejor madre es la que está satisfecha con ella misma; no es la más sacrificada ni la más abnegada, como dijo Simone de Beauvoir.

Me parece que muchas veces se premia el sacrificio y la abnegación de la mujer (como madre), pero en realidad eso no ayuda en términos humanos. Lo que nos sirve es estar tranquilos, contentos y disfrutar la vida, con ocurrencias que podamos hacer con los niños y las niñas”, abunda.

Ella cuenta que, durante los años 70 fue madre, pero tuvo la suerte de tener un compañero que siempre apoyó en el cuidado de sus hijas y el trabajo doméstico.

Por esa razón coincide en que “toda la sociedad tendría que estar comprometida para que la maternidad sea gratificante, deseada y algo dichoso, apoyando a las mujeres que han decidido tener y criar niños y niñas”, sin dejar de lado la posibilidad de que haya más guarderías y escuelas de tiempo completo.

En la medida en que la sociedad se va individualizando y la familia nuclear, que tantas veces es de una mujer con sus hijos, todo queda en que cada quien se las arregle como pueda y eso implica estrés, cansancio y falta de tiempo para tener una convivencia de calidad”. 

CUNA DE CHAMARRAS

Por su parte, la directora escénica Silvia Ortega Vettoretti –quien actualmente tiene en cartelera Lo que el viento a Juárez– explica que “la maternidad es muy absorbente, aunque me parece que más que la maternidad, es la crianza lo que es absorbente y ésta no tiene que ser exclusivamente de la madre, sino de toda una comunidad, pero en estas épocas de un mundo tan individualista es difícil encontrar comunidad cuando estás en la crianza”.

Ella recuerda que cuando cumplió la cuarentena, tras el nacimiento de su hijo, se lo llevó a algunos ensayos y al montaje de luces, por lo que el bebé no lograba notar si era de día o de noche. Después, cuando cumplió dos años y ella dirigía una pieza en el Teatro El Granero, debía dejar a su pequeño en la cabina con los técnicos.

Ellos me ayudaban a hacer una cunita con sus chamarras y ahí se dormía mi hijo. Así que cuando cumplió seis años, siempre andaba metido en las cabinas y, de algún modo, es un niño que ha vivido pegado a mi actividad”, recuerda.

Ortega reconoce que cuando una mujer es madre, hay una especie de demanda extra que la obliga a someterse a una suerte de autoexplotación, lo cual, en ocasiones, puede llevar a las mujeres a avergonzarse de su maternidad, “porque se asume como algo que no vas a lograr, que no vas a poder cubrir”.

¿Le parece que socialmente hay prejuicios en tor no a la maternidad? “Todos esos prejuicios me los sacudí rápido, porque no me quedaba de otra. El problema es que se relaciona a la crianz con la maternidad y ahí es donde insisto en que deben estar relacionados ambos padres”.

UNA MAMÁ FELIZ

Por último, habla María Inés Montilla –quien ahora tiene en escena el monólogo Una actriz sin permiso, que aborda el caso de una persona que debe equilibrar los roles entre su vocación y su matrimonio–. La argentina explica que cuando sus hijos nacieron era profesora y completaba sus ingresos con un trabajo en el gobierno.

Recuerda que cuando sus hijos cumplieron ocho años los llevaba con ella a los escenarios. “De hecho, mi hija Daniela, que es la mayor, empezó a actuar conmigo a los nueve en escenas pequeñas y siempre nos acordamos con Federico, que entonces tenía ocho, cuando un día me hizo luces en un teatro. No te diría que íbamos a todos lados juntos, pero sí los involucré bastante”, acepta.

¿Se puede combinar la escena con la maternidad? “Claro que se puede combinar, pero el tema es ser un ser humano feliz, porque entonces podrás dar horas de calidad cuando estés con tus hijos y en el trabajo. Pero si estamos angustiados en ambos lugares, no servirá de nada”, concluye.