Carlos Alberto Ortiz une la espiritualidad y tecnología

En su primera novela de ciencia ficción, 2048, el escritor cambia los paradigmas

Agencia Excélsior

CIUDAD DE MÉXICO. 

Revalorar la libertad de la mente y la fortaleza del mundo interior del ser humano. Éste es el sentimiento que motiva la novela de ciencia ficción 2048. Crónicas de un futuro exponencial (Algarabía), de Carlos Alberto Ortiz, que une la tecnología y la espiritualidad en aras de imaginar un mejor mundo.

La trama narra la historia de la humanidad desde 2028 al 2048, cuando está en apogeo la globalización digital que se disparó durante la pandemia.

Tenemos un primer personaje, el Señor X, que aspira a controlar el mundo físico, material, a través de la tecnología; y en él se concentran todas las tecnologías exponenciales, que se verán en los próximo 30 años. No está mal ni bien, simplemente así es. Concentra todo el poder”, detalla en entrevista el escritor.

El segundo personaje se llama Mann. Se queda atorado en una simulación de la realidad por un error. Debe estar 48 segundos, pero el último segundo dura más de 500 mil años. Está en un mundo completamente solo. “Se da cuenta que la única manera de liberarse es aprender a controlar el flujo de información de la computadora a su mente. Finalmente, se libera de la simulación y representa esa otra potencialidad, la que está dentro de nosotros”, agrega.

El narrador, conocido en redes como “Homocósmico, dice que, más allá de los avances de la tecnología y la ciencia, lo importante será la responsabilidad de los individuos, su compromiso, frente al hombre como especie.

Si vamos a sobrevivir o no, la moneda está en el aire. Planteo que hay una intención superior al individuo, que es lo místico, lo desconocido”, añade quien invirtió dos años y medio en la confección de su primera novela.

  1. Crónicas de un futuro exponencial, que incluye ilustraciones de Arturo Orta, será presentado por David Gutiérrez, Victoria García y el autor este viernes 12 de noviembre, a las 18:00 horas, en el espacio Haab (Ámsterdam 255, Hipódromo Condesa).