HOSPITAL DEL ALMA 010219

 

Por El Duque de Santo Ton 

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Duque:

Se me ocurrió llevar a mis hijos a conocer Palenque porque se me hacía el colmo que siendo de este estado jamás hubieran ido, y no sabes la decepcionada que me dejó todo el recorrido.

Primero pasamos a Ocosingo, pues de niño pasaba largas temporadas ahí, y vieras lo feo que está. Antes estaba lleno de indios aborígenes que te atraían con su indumentaria y sus costumbres. Ahora hay mucho más indios, pero ya no son nativos, al parecer ha habido muchas migraciones y el pueblo ha crecido a pasos agigantados hasta convertirse en una horrorosa ciudad subdesarrollada. La carretera de Ocosingo a Palenque es un martirio y me parece inconcebible que exista un camino así de descuidado en un país que se autodenomina la punta de lanza de América Latina. Las cascadas de Agua Azul parecen un balneario del Seguro Social (con señoras nadando en fondo y niños cagando sobre pañales desechables) y hasta unas personas, que se ostentaron como miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, nos sacaron dinero adicional. Misolhá sí nos gustó mucho, pero nos decepcionamos en Palenque pues los nacos se desbordan por doquier y eso que llegamos al hotel Misión, que según me habían dicho era muy cómodo. Me siento tranquilo por haber llevado a mis hijos a conocer su estado pero todos juramos no regresar jamás.

Adelino

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Adelino:

Nuestro país es uno de los pocos que no ha podido controlar la explosión demográfica y por eso los nacos se han reproducido con más ganas que los conejos. Toma consciencia de que aunque tienen otras costumbres y son irrespetuosos, ellos también tienen derecho a vacacionar y a conocer su estado. Además piensa que estamos en México y que todos somos una bola de indios y, además, hermanos porque somos hijos de Dios. 

Duque de Santo Ton:

Acabo de llenar el tanque de gasolina de mi coche y pagué una fortuna por ello. No entiendo cómo es posible que siendo México un país tan pobre, nuestros propios compatriotas y el estado mismo nos impongan cuotas y tarifas que no son tan altas ni siquiera en los países en los que sus habitantes tienen ingresos personales mayores. Las tarifas telefónicas son mucho más baratas en Estados Unidos, Sudamérica y Europa. Los boletos de avión también, los celulares, el tiempo aire y tantas cosas más que la verdad me parece una injusticia. No entiendo para qué festejamos la Revolución si esta sociedad en la que todo mundo roba y después de robar saca sus fortunas del país no tarda en colapsar.

Germán

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Germán:

¿Quién te dijo que las revoluciones sociales son justas? Únicamente sirven para cambiar de expoliadores y encumbrar a unos cuantos de sus jodidos líderes. 

Duque de Santo Ton:

Tengo 17 años y hoy hace exactamente un mes tuve mi primera experiencia homosexual. Tenía curiosidad y dejé que me penetraran porque a mí penetrar a otro hombre me produce mucho asco, por aquello de meter el pene en un orificio por el que fluye la caca. El ser penetrado me hizo sentir mucho dolor pero no como para perderme la experiencia. La verdad es que ni me gustó ni me gustan los hombres, pero al menos puedo decir que ya probé lo que se siente y nadie podrá venirme a contar nada.

Eduardo

San Cristóbal 

Querido Eduardo:

Eres lo que en el argot cantinero se llama un “macho calado”, es decir, que ya probaste la banana y no te gustó. Mira Eduardo: yo no estoy en contra de la experimentación, pero me parece que eres muy joven para esas pruebas tan extremas en las que va implícito el peligro de muerte, ya que el sexo anal es la práctica más riesgosa en lo que a transmisión del virus del SIDA o de la hepatitis C se refiere. Por otra parte me sorprende la relajación moral con la que cuentas cosas tan íntimas. 

Hola Duque:

Con la mayor sinceridad te quiero decir que mi vagina me huele a pescado. Yo sé que a muchas chavas les pasa, pero es algo muy embarazoso. Quisiera saber si me puedes ayudara a solucionar mi problema. Sí, sí me baño todos los días, incluso dos o tres veces diarias, pero parezco una ostionería ambulante. Con decirte que aunque me ponga desodorante y perfume, si abro las piernas el olor empieza a salir de mi vagina y a veces ni yo misma me soporto.

Esperanza

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Esperanza:

Debes ir al ginecólogo y no alarmarte tanto. No sé qué te han contado al respecto pero no pasa nada, solamente te miran, te introducen una cosita alargada con una cámara en la punta cubierta con un preservativo y con vaselina, y ya. Molesta un poco pero es preferible  eso que tener problemas u oler mal, lo cual por lo general se debe a problemas de infecciones, que pueden pescar hasta las niñas vírgenes en los escusados públicos. La flora vaginal es muy sensible y lo mejor que puedes hacer es ir al médico, él te dirá que tienes que tomar. No vaya a ser que tomes algo que te caiga mal. Por favor, sobreponte a la situación, no pasa nada por ir al médico. No te martirices porque el médico sea hombre o mujer, después de salir de su consultorio no recordará ni tu cara. Sin embargo, aunque no me consta, pero dicen que los ginecólogos gay son mucho más efectivos porque son más sensibles y se identifican mucho con sus pacientes ¿quieres que te recomiende a uno? 

Duque de Santo Ton:

Yo no sé qué pensar, pero mi vecina tiene una conducta muy extraña. Vive en una casa de interés social, pero decorada al estilo francés, con candiles de prismas de cristal, muebles dorados tapizados en terciopelo, tapices, esculturas y todas esas cosas. Además es muy pretenciosa: desayuna con batas muy elegantes y el cabello recogido en turbantes que hacen juego. A la hora de comer siempre se pone ropa muy elegante aunque la muy maniática vive sola, con una criada que la atiende. No me lo vas a creer, pero hasta joyas usa y su recámara está llena de lienzos y de santos de alcoba. La verdad es que no sé qué pensar.

Maruca

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Maruca:

En lo que deberías pensar es en tu propia vida, en lugar de andar metiéndote en la de los demás. Recuerda que la curiosidad mató al gato, además de ser una costumbre de gatas. 

Querido Duque:

Mi papá es un borracho y por más que le digo, no quiere dejar de tomar. No sé qué hacer.

Malena

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Malena:

Los borrachos jamás quieren dejar de tomar, aunque sepan que el trago les hace daño. Si tienes dinero, puedes internarlo en una clínica de desintoxicación, lo cual es un remedio paliativo, pues tarde o temprano recaerá en el vicio. Si no tienes ni en qué caerte muerta, llévalo a algún grupo de Alcohólicos Anónimos; no a todo el mundo le funciona esa terapia de los doce pasos y tradiciones, pero puede ser que tu padre sea un afortunado y pueda controlar su adicción.