HOSPITAL DEL ALMA 110424

Por El Duque de Santo Ton

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Querido Duque de Santo Ton:

Sin saber por qué, mi esposa empezó a pedirme que no usara calzoncillos y yo, por darle gusto así lo hice, pero llegó un momento en el que me sentí tan incómodo, que volví a ponerme mi trusa de toda la vida, pero ella se dio cuenta y me hizo todo un drama.

Me dijo que yo la uso en la cama como se me antoja y que yo no soy capaz de cumplirle un pequeño capricho. Para no tener problemas, metía unos calzones en mi portafolios y me los ponía en el baño al llegar a la oficina y luego me los quitaba antes de salir. Para mi mala suerte, un día uno de los compañeros se dio cuenta de mi extraña costumbre, y sin darme cuenta se apoderó de mi calzón y lo hizo circular por toda la oficina, hasta que mi jefa inmediata superior se dio cuenta y me dijo que era yo un pervertido, además de que amenazó con despedirme si seguía yo con “mis cochinadas”. Muy molesto, me puse los calzones, pero cuando llegué a casa, mi mujer me dijo que yo era un egoísta y que ya no íbamos a coger, lo cual duró una semana a lo mucho, porque una noche de calentura, fe ella misma la que se me montó. Sin embargo, desde entonces, ella anda toda trompuda.

Daniel

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Daniel:

Todos los matrimonios tienen sus pendejadas, pero debes cuidarte de no hacer tonterías, como la de propiciar que tu prenda íntima fuera de mano en mano hasta llegar a tu jefa, no la amueles. Como hombre te toca poner el control y no dejarte chantajear así. 

Querido Duque:

Mi nombre es Hugo y soy mesero en un restaurante de Tuxtla Gutiérrez. Tengo 23 años y le echo muchas ganas a mi trabajo para ganar buenas propinas, pero hay una cajera que me odia y me hace la vida imposible. Siempre me grita y me humilla frente a todos y a mí no me queda más remedio que quedarme callado porque, aunque gano poco, está muy difícil conseguir chamba y yo la necesito para poder comer. Una empleada de la cocina dice que la cajera me trata así porque su pareja (o sea el novio de la cajera) no la complace en la cama ¿será posible? ¿eso qué tiene que ver?

Hugo

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Hugo:

No creo que el novio de la cajera esté implicado en el asunto. Sin ser psicólogo podría afirmar que esa mujer te desea en su cama y al no poderte tener en ella, te castiga de la única manera que puede: haciéndote la vida difícil en el trabajo. Tal vez si pagas tu cuota de sexo, esa “señorita” te deje de molestar, aunque corres el peligro de que se le haga vicio y ella ya no quiera bajarse del palo de guayaba. 

Duque de Santo Ton:

Me casé virgen hace dos meses y, aunque no me lo creas, sigo virgen. Mi noche de bodas fue un fiasco, porque por más que lo intentamos a mi marido no se le paró el pene. A la noche siguiente medio se le enderezó, pero entonces se tornaba torpe y tampoco podía. Le pregunté si era gay o impotente, y me jura hasta la fecha que no, que ha compartido la cama con muchas mujeres y que no le gustan los hombres. La verdad no sé si creerle.  

Bárbara

San Cristóbal 

Querida Bárbara:

Tal vez tú estés involucrada en la poca pericia sexual de tu esposo, ya que tu imagen de virgen, pura y casta, tal vez lo inhibe. Sin embargo, eso solamente puede dictaminarlo un especialista en conducta sexual. Ten paciencia, el haberse casado sin tener relaciones sexuales previas al enlace nupcial, implicaba riesgos y tiempo para acoplarse. Si pasa otro mes y tu himen sigue intacto, entonces sí ve pensando en solicitar la nulidad de tu matrimonio porque una pareja puede quedarse si comer, pero no sin coger.  

Querido Duque:

Me voy a casar en un jardín a las doce del día, y mi novio quiere usar esmoquin blanco con zapatos de charol del mismo color, y en lugar de azahar un botón rojo de rosa en la solapa. Yo le dije que ese atuendo se va a ver muy mal y que le va a salir carísimo, pero me contestó que él piensa casarse una sola vez en su vida y que quiere vestirse como se le antoje porque, además, para eso él va a pagar todo. Sea como sea, si él se viste así, a mí me echará a perder la fiesta porque me voy a sentir avergonzada frente a mis invitados.

Ruth

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Ruth:

La verdad es que tus argumentos no tienen ninguna fuerza frente a los de tu novio. Si tú le explicas que ni el esmoquin ni los zapatos de charol deben usarse durante el día porque es de muy mal gusto, y él insiste, no tienes nada que objetar, porque entre más retobos hagas, más le estarás restregando en la cara su falta de buen gusto. Así aceptaste casarte con él, ahora no te amargues la existencia y recíbelo con sus defectos y virtudes, que esa falta de tino para vestir no será la única que tenga en la vida. Espérate a que empiece a decorar la casa, mamacita, entonces sí sabrás quién es tu esposo. 

Duque:

Yo nunca fui homosexual, hasta que conocí a uno de los abogados que trabajan para mí en la oficina. Es un joven muy atento y afectuoso, que siempre procuraba hacerme sentir bien, hasta que de pronto, sin saber cómo, después de una borrachera, terminamos juntos en la cama de un motel de paso. Desde entonces somos amantes, aunque mi esposa no está enterada y en la oficina nadie sabe nada, aunque, claro, trato de recompensarlo con bonos y privilegios, pues el chico me ha hecho encontrar un nuevo sentido a la vida. No sé si seguir o no con esta aventura.

Sergio

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Sergio:

Nadie se convierte en homosexual de la noche a la mañana. Con toda seguridad ya sentías esos impulsos, pero no te atrevías a aceptarlos. Por otra parte, eres acertado al decir que estás viviendo una aventura y, consecuentemente, ese joven es un aventurero que no busca en ti otra cosa que una fuente de bonos y privilegios. Ése es el precio que tienes que pagar parameterte a la cama con una persona más joven, que si no pudiera obtener nada de ti ni siquiera te voltearía a ver. Creo que lo estás arriesgando el todo por la nada, porque como dice el dicho “no se debe cagar donde se come”, ni debes poner en riesgo tu matrimonio por un arribista que, aunque te haya abierto los ojos respecto de tus verdaderas inclinaciones sexuales, sólo busca utilizarte y no dudaría en clavarte un puñal por la espalda. Mejor termina con esa aventura e invéntate una propia en el que seas tú quien controle la situación y no involucres tu empleo en ella. 

Querido Duque de Santo Ton:

Mi mamá fue joven en los años setenta, y se le hace muy sexy no usar corpiño y que se le noten los pezones debajo de las playeras de algodón. Lo malo es que no se da cuenta de que ya pasaron cuarenta años desde entonces y se ve patética, me muero de vergüenza cuando la ven mis amigos, pero no quiero lastimarla al decirle que luce ridícula con las chichis caídas.

Eva

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Eva:

Creo que tienes razón al querer evitarle una pena a tu mamá al hacerla sentir que el tiempo ha pasado, pero debes hacerlo con tacto, antes que otra persona lo haga por ti. La gente es cruel y envidiosa, y si tu madre se ha dejado llevar por un delirio, tu obligación es ubicarla en la realidad.