PIEDRA IMÁN

 

El Piojito y el Geoparque 

Por Manuel Zepeda Ramos 

Recuerdo de niño a una señora muy cariñosa y trabajadora -cosía y arreglaba ropa-, que vivía en el barrio de Jui Jui, en las afueras de la Tuxtla Gutiérrez de mi infancia, siempre trabajando sobre su máquina de coser marca Singer.

Llamaba la atención porque procreó 15 hijos, uno tras de otro quienes, cada vez que se formaban para tomarse la fotografía, la “marimbita” humana con sus 15 descendientes quedaba perfectamente dibujada. Como habrán de imaginarse, vivía al día y los hijos siempre carentes de lo más indispensable. Con ellos se desplazaba a todos lados. Periódicamente la visitábamos llevándole ropa, calzado y comida para que pudiera hacerle frente a la pavorosa vida cotidiana que se le presentaba cada que abría los ojos para recibir al nuevo día. En una ocasión, el tremendo Pedrito, uno de sus hijos menores que le sacaba canas verdes un día sí y otro también, le hizo una de tantas interrogantes que nunca tenían respuesta:

-mamita: ¿me compras un chicle?

Para su asombro, esta vez sí la hubo:

-con mucho gusto hijito.

Pedrito, incrédulo, le reviró de inmediato:

-¿y también una bici?

Vienen a mi mente estos recuerdos porque me han contado mis amigos xalapeños que el señor gobernador ha propuesto reinstalar el famosísimo tren El Piojito que diera servicio desde Xalapa hacia Coatepec, Xico y Teocelo al principio del siglo pasado. Me parece una estupenda idea toda vez que, también me dicen, don Cuitláhuac propone que arranque desde Rafael Lucio.

Ya entrando en gastos de ideas y propuestas, a mí también se me alborota el pensamiento y pienso que por qué además de arrancar de Rafael Lucio para seguir la ruta sugerida, este tren siguiera después de Xico hacia las laderas y alturas del Cofre de Perote, para enchufar con la ciudad de Perote y seguirse hacia las Vigas, La Joya, Acajete y Rafael Lucio.

Estoy hablando de un periplo turístico en un lugar emblemático de Veracruz que por descuido e irresponsabilidad supina ha sido criminalmente deforestado a lo largo del siglo pasado, al grado que ya se llegan a formar grandes torrenteras en época de agua que arrastran grandes cantidades de suelo por lo que el Cofre de Perote está a punto de convertirse en un Páramo.

Tuve la fortuna de estar en mi tierra de origen por más de seis años. En ese tiempo, se formaron seis Geoparques en la geografía de Chiapas: dos de ellos en los volcanes Tacaná y Chichonal; otros dos en la zona donde se encuentran los cañones del Sumidero y del Aguacero; uno más en la meseta de San Cristóbal de las Casas y otro más en las conurbaciones de Comitán de Domínguez. El Geoparque del Tacaná está a punto de ser considerado por la UNESCO como el primero que habrá de existir en nuestro país.

Hoy hay en el mundo cerca de 200. Un Geoparque, según Wikipedia, es un territorio que cuenta con una red de lugares de importancia geológica, así como con sitios de importancia etnográfica, ecológica y/o cultural. Yo agregaría, porque creo que es necesario y complementario: sitios de importancia paleontológica, turística, educativa y de investigación científica.

Estas características que tienen los Geoparques los convierten en sitios de enorme interés para los visitantes de todas las latitudes, al ofrecer muchas posibilidades de diversión y aprendizaje. En un Geoparque, por ejemplo, los futuros estudiantes de las ciencias de la tierra pueden observar, in situ, como las capas geológicas se han ido formando a lo largo de los siglos, despertando un enorme interés para el futuro profesional que consolida desde temprana hora el gusto por la ciencia. Pero también son sitios para observar las aves, para pescar con caña, para practicar el alpinismo, para montar a caballo, para observar cómo, con cuidado y dedicación, una tierra descuidada y maltratada puede volver a ser lo que fue en un pasado lejano, una tierra altamente productiva, llena de bosques, tierras de cultivos, con presencia de aves migratorias y la repoblación de especies menores que se habían extinguido por falta de condiciones mínimas para la vida. Son fortalezas que el turista de todo tipo encuentra en un Geoparque, que lo convierte en un visitante masivo y frecuente.

Desde hace años, veracruzanos inteligentes han intentado recuperar el Cofre de Perote sin éxito en su encomienda. Creo que el incentivo de ver un tren eléctrico que conecte espacios atractivos del Cofre, en donde puedan fincarse hoteles para el albergue de todo tipo de turistas que encuentren en esta emblemática altitud razón suficiente para venir a aprender, a divertirse con su familia y pasar días inolvidables alejados de las grandes ciudades para recobrar el brío de seguir viviendo.

Estoy seguro que la “Jalapa Railroad & Power Co.”, que alguna vez tuvo en el siglo XIX el proyecto de establecer el camino ferroviario entre Jalapa y Córdoba con el primer ferrocarril eléctrico en México, pero que solo hizo el primer segmento de 18.6 kilómetros con máquinas de vapor para Jalapa, Coatepec, Xico y Teocelo que solo operó hasta 1945 el que popularmente se conoció como El Piojito; si esa compañía digo, hubiera despertado en esta época, hubiera pedido concursar para la construcción del nuevo ferrocarril panorámico, eléctrico, alrededor del Cofre de Perote.

“El Chepe”, otro emblemático y rentable tren que corre sobre la Barranca del Cobre, allá en Chihuahua, con cupo lleno todo el año, tendría en el tren eléctrico del Cofre de Perote a un competidor indiscutible.

¿Se imaginan en noches claras de Luna llena poder ver las luces de los barcos que navegan en el Golfo de México, o las de Veracruz, Córdoba, Orizaba, Naolinco, etc; o como decía el inolvidable y ocurrente Nacho Guzmán, la pirámide de Keops?

Se puede…y se debe.

Tendríamos uno de los Geoparques más importantes de la tierra.