CRUENTA E INSÓLITA REALIDAD DE MÉXICO, Tercera parte

- NAIM Texcoco - Datos adicionales 

Por Julio César Cué Busto 

Agregué al artículo esta parte relativa a la probable asociación delictiva de los empresarios de la construcción y los gobernantes en turno. Pues se considera de la mayor relevancia que el pueblo tenga conocimiento cómo realizan las maniobras para apoderarse ilegalmente del dinero público; por lo que, es importante exponer la verdad real de la sociedad delictiva entre gobierno y empresarios de la construcción.

 

Debe quedar claro que la discusión no es estricta sobre qué proyecto es el mejor; ya que, con todo lo dicho se trasluce que las dos opciones son malas. De acuerdo con la práctica común llevada a cabo durante el sexenio federal que está por finiquitar, todos los contratos y subcontratos que se formalizaron para el proyecto NAIM-Texcoco están contaminados por la corrupción al 100%.

La decisión sí se cancela la construcción del nuevo aeropuerto es lo de menos, lo importante es impedir un nuevo símil de lo que representó la “Torre Estela de Luz” del gobierno calderonista, un excelso monumento a la corrupción. Se debe tomar la futura cesación de la obra como un claro mensaje a la iniciativa privada dentro del ramo de la construcción que las cosas a partir del 1° de diciembre serán muy diferentes, se acabaron los moches.

Los argumentos esgrimidos por los ofendidos con la próxima cancelación del NAIM Texcoco, son puras tonterías, incluso algunos de sus argumentos prácticamente ridículos, como que las penalizaciones por la cancelación del contrato van a ser altísimas. Tal pareciera que desconocen en qué país viven, no tienen idea de la realidad, llámense, afectados, opinólogos, comentaristas, especialistas, columnistas, asesores, intelectuales, ricos o pobres, etc.; pues realizan puros comentarios sin base sólida y objetiva al estar informando nada más lo que les conviene o les ordenaron dijeran.

No hay ninguna posibilidad que penalicen al futuro gobierno de AMLO por cancelar la obra del NAIM-Texcoco, no existe ninguna obra pública en este país en donde se cumplan a cabalidad todas las formalidades que se estipulan en la Ley y Reglamento en materia de obras públicas federales, la razón es sencilla ni las empresas constructoras ni el gobierno federal, respetan los compromisos establecidos en los contratos, ¿por qué sucede eso?

Por la CORRUPCIÓN, como atinadamente lo dice el Presidente Electo. Las constructoras nunca cumplen en tiempo y forma sus compromisos, los constructores están más ocupados y preocupados, en encontrar la fórmula idónea,  para solventar el moche de hasta el 50%; tales como, triplicar costos, comprar material defectuoso, obra inexistente, obra incompleta, documentos alterados o falsos, entre otros.

Los servidores públicos dedicados a “jinetar” hasta donde sea posible el dinero público asignado a la obra o analizar la posibilidad de desviarlo; así como, realizar todo tipo de maniobras para ocultar las irregularidades que en el desarrollo de la obra se vayan presentando.

Pudiéramos decir que son delitos casi perfectos ese contubernio que estamos padeciendo ante la criminal sociedad de constructor-servidor público, nunca el servidor público va a aceptar que se benefició con el contrato que otorgó, y por parte de los constructores menos, ya que al reconocer su indebido actuar, quedaría confeso de lo mismo que se acusaría al funcionario bandido.

La investigación del Mega Fraude de NAIM-Texcoco, debe ser de las primeras investigaciones que realice la Fiscalía General de la República, no bajo la perspectiva de auditorías que no sirven de nada, la investigación debe ser criminal en todo su contexto, con personal experimentado en integración de la Averiguación Previa, no en las modernas Carpeta de Investigación, que la mayoría no tienen idea para que sirven.

El pacto social que requiere México, para iniciar la Cuarta Transformación, está muy complicado, por decir lo menos; ya que, hay que “perdonar” a muchos miembros de la iniciativa privada, que prácticamente son obligados a corromperse, tienen que decidirse entre caer en manos del servidor público deshonesto, o en caso contrario, atenerse a una bancarrota, por no prestarse a componendas.

Querer meter a la cárcel a todos los involucrados en actos ilegales de corrupción, es una utopía, no cabrían en ningún lado. Para lograr la “república amorosa” será necesario elaborar una ley de amnistía exclusiva para toda la delincuencia gubernamental y la del sector privado, haciéndoles una atenta invitación a todos a participar, al que no quiera colaborar, pues solamente decirle con todo respeto que se va a investigar su “COHERENCIA PATRIMONIAL”. Tan sencillo como eso.