HOSPITAL DEL ALMA 06/09/18

 

El Duque de Santo Ton

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Querido Duque:

Desde hace más de 6 meses me acuesto con  un muchacho guapo, ardiente y de buen carácter, pero existe un gran problema: no nos podemos comunicar entre nosotros. Desde que lo conozco jamás ha usado celular, no tiene WhatsApp, apenas entra a Facebook, y lee mis mensajes después de mucho tiempo. En ocasiones he estado en casos de emergencia, y no he sabido a dónde llamarlo.

Él dice que se siente muy cómodo sin toda esa tecnología que abruma a las personas, pero yo pienso que me oculta algo. Hoy en día todos tienen un celular, aunque sea uno básico, para poder contactarse con los demás, encontrarse en algún lugar, etc. Pero él no y se niega a tener un equipo móvil, incluso le he dicho que yo se lo puedo regalar, pero no accede. Toda esta situación me parece muy sospechosa. Sé que no tengo razones claras para desconfiar, pero mis amigas dicen que hay tipos que usan ese recurso para engañar, no quieren que veamos con quiénes conversan, ni a dónde van, ni a quiénes tienen agregados en su red social. Sinceramente, me quedo muchas noches sin dormir, preocupada pensando dónde estará, con quién, si me es infiel o por qué no me busca. Es una relación que me consume mentalmente.

Ana Luisa

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Ana Luisa:

Sí tienes razones para desconfiar. Definitivamente tu novio oculta algo. Ahora hasta las riadas tienen un Smartphone y se la pasan mensajeando. Estoy seguro de que el tipo tiene una cuenta con una personalidad falsa y él te vigila a ti, pero tú no puedes vigilarlo a él. Sin embargo, si a ti lo que te gusta es como hace el amor, disfrútalo en la cama y no lo tomes en serio como novio. 

Querido Duque de Santo Ton:

Hace 5 meses conocí a mi novio en la boda de una amiga. Recuerdo que nos sentaron en la misma mesa, y me llamó la atención porque hizo un comentario cruel sobre el vestido de la novia, que pese a que sonaba desatinado me pareció gracioso. Ese día tomamos casi hasta el amanecer y nos besamos con pasión, para terminar en la cama hasta el amanecer. Salimos por unos meses y luego me pidió que fuera su novia. Durante ese tiempo siempre se mostró amable, sensible y comprensivo, pero desde que iniciamos la relación, ciertos comentarios de su parte me han sacado de onda. Yo sé quiénes son sus amigos y quiénes no le caen bien en su trabajo, y siempre se alegra de las cosas malas que le pasan a estos últimos. Hace comentarios muy sarcásticos y ofensivos. Una vez me dijo que deseaba desaparecer de la tierra a gente inepta e indeseable de su trabajo, sobre todo a su jefa. Su familia no se escapa de sus palabras. No se lleva bien con su tío, quien tiene problemas de alcohol, y él se ríe de su adicción. Una vez dijo: “tiene más alcohol que sangre. Hay que evitar que se acerqué a la cocina, no vaya a generar un incendio”. No me pareció gracioso. No sé cómo decirle que me incomodan sus palabras.

Belinda

San Cristóbal 

Querida Belinda:

A las personas hay que aceptarlas como son y no como tú quieres que sean. Si tuviste sexo con él, el mismo día en que lo conociste, a pesar de que se burló del vestido de tu amiga, quien era la anfitriona de los dos, ahora no te las vengas a dar de muy santita, mejor trata de entender su humor negro y ríete junto con él, que la vida es una sola, no retoña, disfrútala. 

Querido Duque:

La otra noche, un político muy importante nos invitó a cenar a mi esposa y a mí. Se trata de un hombre joven, no mal parecido, de muy buenos modales y que conoce muy bien las normas de la cortesía. Al llegar a su casa, vi que había contratado a un chef para que sirviera la cena, y a un cantinero y a un mesero para que nos hicieran los tragos. Había dos parejas más, pero el joven licenciado nos invitó a hacer un recorrido por su casa. Nos enseñó la alberca, el jardín, la cocina, los salones, el comedor y, al final, nos dijo que nos quería mostrar su rincón favorito: su recámara. Atentos, lo seguimos hasta la puerta del “master room”, y él la abrió muy despreocupado para que pudiéramos entrar. Mi señora y yo casi nos morimos de vergüenza, cuando vimos a un muchacho rubio, como de 20 años de edad, tirado sobre la cama, escribiendo en una computadora portátil y vistiendo únicamente unos diminutos calzoncillos. Tanto nuestro anfitrión como el efebo se mostraron sorprendidos, y queriendo remediar la situación, nos sacó del cuarto y nos dijo que lo perdonáramos, que no se acordaba que tenía a un amigo de visita en su casa.  Ya que estábamos en la sala, mi esposa me murmuró que ese muchachito no era amigo del licenciado sino que ella podría jurar que se lo estaba cogiendo. Entonces yo le respondí que no se metiera en la vida privada de los demás, pero hasta ahora todavía me pregunto si aquel chico sería en realidad amigo del licenciado o si en realidad sería su amante.

Eduardo

Tuxtla Gutiérrez

Querido Eduardo:

 

Sigue tu propio consejo, no te metas en la vida privada de los demás si no te quieres quedar sin chamba, menos ahora que la “izquierda” está en el poder. 

Querido Duque de Santo Ton:

Quisiera crear un negocio que no me quite mucho tiempo, que me permita hacerme cargo de mi casa y de mi familia. Lo malo es que yo no sé hacer nada, lo que se dice nada, ni siquiera cocinar. Por más que le pienso, no sé a qué dedicarme.

Tamara

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Tamara:

Puedes poner una escuela de modelos, contactarlas para que les “modelen” a los hombres poderosos, llevarte unas comisiones de miedo y seguir siendo una señora decente, que hasta estudiar derecho en una universidad podría, hasta conseguir ser otra abogada más con ilusiones de incrustarse en las nóminas del  gobierno, que, como todo el mundo sabe, es el mejor de los negocios. 

Querido Duque:

Después de ver la manera en la que modificaron la constitución de Chiapas para hacer una jugada política, con el aval de los órganos jurisdiccionales e hicieron lo que quisieron, sin importar la opinión del pueblo, me da miedo que se les ocurra modificar la ley para crear una nueva dictadura, incluso heredable, y hasta crear una nueva monarquía de indios ¿crees que eso sea posible?

Amparo

San Cristóbal 

Querida Amparo:

A mí jamás me ha gustado opinar sobre política.