GEOPARQUES

Por Manuel Zepeda Ramos. 

A muy pocos días de sucedida, el hasta hace unas horas Senador de la República por Chiapas e incansable profesional, promotor del medio ambiente y la ecología en nuestro estado, Froilán Esquinca Cano, me invitó a San Cristóbal a una reunión -en La Enseñanza-, sobre geoparques.

 

Lo agradezco tanto. Aprendí mucho.

Según Wikipedia, un geoparque es un territorio que cuenta con una red de lugares de importancia geológica, así como con sitios de importancia etnográfica, ecológica y/o cultural.

Agregaría, nada más porque creo que es necesario y complementario: sitios de importancia paleontológica, turística, educativa y de investigación científica.

El ingeniero geólogo Raúl Cruz Ríos, chiapaneco él, de Arriaga, mi compañero en la facultad de ingeniería de la UNAM -y también de Romeo Ruiz Albores, Miguel Pérez Fernandez y Fernando Pariente Minero aunque este último iba más adelante que nosotros-, Director General del Servicio Geológico Mexicano, personaje pues, dijo de inmediato en San Cristóbal -inauguró la reunión-, que en cada municipio de Chiapas debería haber un geoparque.

Tiene razón. Este territorio nuestro, todo arrugado por sus cordilleras, cerros y lomeríos -ya dije alguna vez que dijo Eraclio Zepeda en su cuento “Don Chico que vuela”: si Chiapas se planchara, sería más grande que Chihuahua-, es infinitamente rico en contenidos geológicos de todo tipo -minerales y fallas geológicas que nos informan puntualmente de la evolución de esa parte de la tierra, por ejemplo-, etnias vivas, flora, fauna, animales petrificados que vivieron hace millones de años, ríos y lagunas de belleza extraordinaria.

Los geoparques en Chiapas no son asunto de ayer. Se vienen estudiando desde hace varios años, de manera periódica e intensa, por nuestros geólogos y biólogos que se dedican en Chiapas a los estudios de la tierra y el cambio climático. La misma UNESCO ha venido con sus expertos para hacer una evaluación del geoparque del volcán Tacaná con el objeto de que sea considerado como geoparque mundial como ya lo ha hecho con la Mixteca Alta, de Oaxaca y con la comarca Minera del  estado de Hidalgo.

Así como el geoparque del volcán Tacaná es una realidad, existe el geoparque del volcán Chichonal, el de los dos cañones en la Venta y el Sumidero, el del Valle de Jovel en San Cristóbal las Casas y municipios aledaños y el geoparque de Comitán, que también abarca un área territorial considerable. Todos están en intenso estudio en la búsqueda de rutas a donde puedan acceder investigadores de la ciencia de la tierra, la paleontología y la biología, estudiantes de diferente grado de la enseñanza media que pueda despertarles una vocación necesaria en estudios que habrán de encontrarlos en los geoparques de manera viva y actuante, así como para turistas que practican el turismo de naturaleza y aventura de diferentes maneras.

Me llama mucho la atención que la UNICACH, desde hace varios años y bajo la dirección de la doctora Silvia Ramos que es la responsable directora del Instituto de Ciencias de la Tierra, van haciendo estudios en torno al volcán Chichonal para analizar su comportamiento para tener materia de estudio científico e información necesaria y suficiente que pueda servirles a los habitantes de su Zona de Influencia, para su resguardo en caso de una erupción o para el desempeño de sus actividades productivas. Es tan intensa la presencia de la UNICAH en esa zona que ya se ha instalado una señalética en caminos y veredas para orientar a la población en sus desplazamientos por la zona que, por cierto, ya requiere de su renovación.

Los dos cañones, otro geoparque chiapaneco, están lleno de muestras geológicas y paleontológicas en donde se ha estudiado la evolución a lo largo de los siglos en nuestro territorio que hoy es Chiapas. Las grandes rocas del Cañón del Sumidero, por ejemplo, tienen 100 siglos de existencia, lindando la Era Cuaternaria, por ejemplo ¿Se imaginan que interés tan grande podría despertar en un niño de enseñanza básica o media que navega el cañón del Sumidero, bien dicho por el lanchero de Chiapa de Corzo con agregados de mayor información previamente capacitado?

El geoparque de Jovel, cuya principal preocupación es la conservación de la “Corona de la Reina” que es ese macizo montañoso que rodea a San Cristóbal el gran responsable del abastecimiento de agua de los mantos acuíferos cuya vegetación captura para que no se vayan torrentes que dañen y destruyan las partes bajas con grandes avenidas de agua, tiene trazadas ya las rutas necesarias y suficientes que permitan a los turistas de aventura ciclista llegar de diferentes partes del Mundo a practicar el ciclismo de montaña.

El geoparque de Comitán ofrece múltiples posibilidades de información geológica, paleontológica, cultural y turística que les permita a las empresas turísticas diseñar recorridos que interesen a un sector del turismo de aventura hasta ahora no contemplados dentro de su cartera de clientes: estudiantes de enseñanza media de todo el país que están a punto de definir sus vocaciones, que pudiera ser una científica que tanta falta les hace al desarrollo futuro del país.

Del enorme aprendizaje que tuve en ese encuentro de geoparques en San Cristóbal hace pocos días, me quedo con uno, muy importante, que habrá de recomponer la idea de los prestadores de servicios turísticos vinculados al turismo de naturaleza y aventura: deberán sumar las visitas a los geoparques chiapanecos dentro de sus ofertas, previo conocimiento profundo de ellos, a estudiantes de enseñanza media que vengan a los geoparques, además de nadar y descender en ríos o montar bicicletas de campo en los senderos, a tener un profundo vínculo con geólogos y paleontólogos que les enseñen el origen de la tierra y el lugar a donde viven, para envenenarlos en el conocimiento que les forme una vocación científica en torno a las ciencias de la tierra, la biología y la paleontología, disciplinas que hoy hacen falta para el desarrollo nacional. Un paseo de aventura que puede resultar gratificante, puede tener el agregado inolvidable de aprender el conocimiento de la evolución y la vida como nunca se lo hubieran imaginado.

¿Sabían ustedes que Chiapas fue alguna vez parte del océano y que su conversión en tierra es el culpable de que este continente esté unido desde Alaska hasta la Tierra del Fuego?

Por eso es chico el cuerpo de tierra que tiene la selva con sus árboles inmensos -los que quedan-, en donde la tala inmoderada que ha sucedido en ella en el último siglo la ha convertido en tierra de sembradío de dos cosechas que la están llevando a ser un páramo irreversible en el que no se van a poder resembrar árboles si no se hace desde ahora.

Ahí nada más: probadita para los que se dedican al turismo de naturaleza y aventura, que tienen que agrandar su paradigma para aumentar su oferta en torno a la ciencia -geología, biología, paleontología, agronomía forestal, etc-, que incluya a muchos jóvenes del país que aún no deciden vocaciones profesionales.

Turissste -los hijos de los trabajadores-, Mundo Joven, o equivalentes, es el camino.