EN LA MIRA 08/08/18

 

Arde Chenalhó ante indiferencia de Manuel Velasco 

Chiapas, el futuro bastión agroforestal de Obrador 

POR HÉCTOR ESTRADA 

No han sido suficientes los más de 30 muertos y cinco mil desplazados en Chenalhó para que el gobierno de Manuel Velasco Coello le dé finalmente la importancia necesaria a la situación y resuelva los tres conflictos sangrientos que hoy mantienen a esa región de la entidad en plena combustión.

 

Lo sucedido el fin de semana, cuando cinco personas perdieron la vida y tres más resultaron heridas a consecuencia de una emboscada en Saclum, Chenalhó, se suma a la serie acontecimientos fatales que parecen incrementar los niveles de violencia con el paso de los meses.

Hoy Chenalhó se encuentra inmerso en tres graves conflictos relacionados con grupos armados. El primero tiene que ver con la guerra postelectoral generada por la imposición del Partido Verde Ecologista en el gobierno municipal; el segundo por la disputa limítrofe con el municipio de Chachihuitán; y el tercero como resultado de la pelea comunal por predio en discordia con el municipio de Aldama.

En todos estos la presencia e injerencia de la ex alcaldesa Rosa Pérez Pérez ha sido crucial. Su ascenso al poder (en 2015), impulsada por el poderío económico y gubernamental del Partido Verde, fue combustible suficiente para incendiar al municipio completo. Desde su llegada al gobierno municipal inició un proceso de desarticulación a las estructuras políticas del priismo arraigado en aquella zona indígena.

La resistencia no se hizo esperar y Rosa tomó una de las peores decisiones. Para hacer frente a la resistencia de los grupos de choque optó por la conformación y financiamiento de nuevos grupos armados, encargados de “limpiar” a los sectores que se oponen al nuevo “poderío verde”. Y la violencia se desató con mayor intensidad.

La crisis humanitaria que enfrenta este región de la entidad chiapaneca es un problema que se agudiza con el paso de los días, mientras las autoridades enfocan sus esfuerzos a ocultar y minimizar los hechos lastimosos. No se ve salida inmediata, ni capacidad real del gobierno para resolver la situación, pero sobre todo para garantizar la seguridad y bienestar de los miles de desplazados y las familias que aún se mantiene en las zonas de conflicto.

El gobierno de Velasco Coello no sólo ha sido omiso, también ha desacatado una y otra vez las medidas solicitadas por organismos no jurisdiccionales en materia de derechos humanos. Incumplió la minuta de acuerdos firmados por la Secretaría General de Gobierno el pasado 19 de septiembre de 2017 en torno a la atención de los más de cinco mil desplazados por los diversos conflictos.

No ha cumplido con las medidas cautelares solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y las medidas precautorias emitidas por la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) respecto a la violencia en ese municipio. Las medidas especiales de seguridad en la zona brillan por su ausencia. Así lo demuestran los informes emitidos por organizaciones no gubernamentales. 

A las familias de Chenalhó las han dejado solas; entre la indiferencia y el olvido. Manuel Velasco hoy, como durante gran parte de su administración, se encuentra más ocupado en atender los asuntos de su impunidad sexenal. Lamentablemente no se ve solución pronta para las familias de aquel municipio indígena que ahora viven en un verdadero polvorín, ante los “oídos sordos” e indiferencia de un gobierno que parece haber decidido dejar que la sangre siga corriendo.

Chiapas, el futuro bastión agroforestal de Obrador

La visita de Andrés Manuel López Obrador a Chiapas este fin de semana significó el inicio formal, aunque no oficial, de su principal proyecto sexenal para la entidad chiapaneca y el sureste mexicano. Se trata del ambicioso programa para la siembra de un millón de hectáreas frutales y maderables en todo el país donde Chiapas y la empresa Agromod jugarán un papel estratégico.

La serie de dudas y especulaciones en torno a este proyecto, anunciado varios meses atrás como parte de sus propuestas de campaña, han comenzado a disiparse. Se trata de la principal apuesta del tabasqueño en materia agrícola y ambiental; un proyecto que va más allá de la regeneración ecológica y el rescate del campo, pues también está estrechamente vinculado con los nacientes pactos bilaterales sobre el combate a la migración.

Son tres los proyectos principales que Andrés Manuel ha puesto sobre la mesa para Chiapas. El primero tiene que ver con la potencialización turística de la entidad donde el proyecto “Tren Maya” será punta de lanza. El plan busca atraer el turismo que ingresa a México mediante la Riviera Maya, teniendo como punto de enlace al municipio de Palenque, para luego extender su conexión hacia San Cristóbal de la Casas, Tuxtla Gutiérrez y el resto de la entidad.

El “Tren Maya” tiene varios meses de gestación en las oficinas del proyectista Rogelio Jiménez Pons, que fue anunciado ya por Obrador como futuro director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur). Tendrá un costo aproximado de 64 mil millones de pesos, en los que participará la iniciativa privada, y formará parte de un proyecto a mayor escala para crear una ruta turística transpeninsular.

El segundo planteamiento sexenal está relacionado con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y el traslado de sus oficinas centrales hacia Tuxtla Gutiérrez. El proyecto encargado al controversial Manuel Barlett tiene prevista la conclusión de al menos una planta hidroeléctrica en Chiapas y más centros generadores de energía eólica en la región. Aunque aún no se precisan fechas ni métodos, el plan también sugiere el posible replanteamiento de tarifas.

Sin embargo, actualmente el principal proyecto tiene que ver justamente con el plan agroforestal. Obrador ha decidido que éste sea uno de los primeros en iniciar su andamiaje, incluso antes de su toma de protesta. Por eso su estancia en Chiapas y, específicamente, su visita a la empresa Agromod en Tapachula durante esta fin de semana.

Se trata de la siembra de un millón de hectáreas con árboles maderables y frutales en diversos puntos del país. El objetivo es detonar la reforestación de árboles maderables en áreas forestales devastadas por la agricultura y reactivar las zonas agrícolas con frutos generados a través de semillas o plantas genéticamente mejoradas.

El ambicioso programa, bajo responsabilidad del agrónomo Hugo Chávez, plantea la incorporación de tierras sociales (principalmente ejidales) y sus habitantes a una estrategia de “reconversión productiva”, donde el Estado provea las semillas o plantas mejoradas para la siembra masiva, a fin de iniciar una nueva cadena agroindustrial en la región. Será pues la apuesta sexenal de la nueva administración federal por encima de los programas asistencialistas en estas zonas del país.

Pero el asunto va más allá. Según expertos del tema bilateral, el plan agroforestal está estrechamente ligado a los pactos, aún no oficiales, entre el gobierno de Trump y Obrador para disminuir la migración desde sureste mexicano hacia los Estados Unidos. La reactivación económica de las tierras ejidales mediante la producción forestal o agrícola ha sido planteada como la alternativa de solución y la idea ha hecho eco positivo en Trump, por eso no es descartable la presencia de capital estadunidense en el proyecto.

Sin embargo, la existencia de un posible conflicto de intereses ha despertado preocupación y dudas sobre el tema. Ahí es donde la presencia de la empresa Agromod jugará un papel protagónico. Se trata de la compañía mexicana líder en agrobiotecnología, especializada en la producción y micropropagación de cultivos de tejido  (plátano, banano, papaya, café, agave, ornamentales, bambú y otras).

Agromod, que tiene sus dos principales plantas en el Soconusco, apunta a convertirse en pieza clave (como proveedor) del programa de plantación masiva de árboles maderables y plantas frutales en México. Desde ahí se habrán de producir el mayor porcentaje de plantas y semillas para el ambicioso proyecto sexenal que prevé la creación de 400 mil empleos directos. No obstante, también podría convertirse en un fuerte dolor de cabeza.

El posible conflicto de intereses tiene que ver directamente con Alfonso Romo, propietario de la empresa y uno de los principales asesores de Obrador. Romo ha sido propuesto ya por el propio Andrés Manuel como el próximo jefe de la Oficina de la Presidencia de la República y eso ha desatado inevitables suspicacias sobre la participación de la compañía en un programa federal que iniciará como prioridad desde el 1 de diciembre.

Por eso la visita de López Orador directamente a las instalaciones de Agromod en Chiapas ha captado la atención de manera inmediata. Adelanta el inicio de uno de sus principales proyectos de gobierno y también la incorporación de una empresa estratégica que bien podría dar mucho de qué hablar durante los siguientes años… así las cosas.