LIBERTAD DE EXPRESIÓN, O LIBERTINAJE EN CAMPAÑA DIFAMATORIA Y CALUMNIOSA EN CONTRA DE AMLO

Por Julio César Cué Busto 

La libertad de expresión está lacrada en el artículo 6° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y a la letra indica: “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público…”.

 

Históricamente es uno de los principales pilares del principio de la libertad, fue uno de los instrumentos idóneos para la transformación y derrocamiento de las tiranías representadas por las monarquías, se basa en la libertad que tiene cualquier persona para poder expresar sus ideas, pensamientos, opiniones, o dichos; esto es, decir lo que se piensa.

Los primeros inicios de la existencia de esta particularidad de la libertad se remontan a la antigua Inglaterra y a las constituciones de las colonias norteamericanas, formalizándose en los tiempo inmediatos de la Revolución Francesa, cuando se estableció con detalle en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789; así como, en la Declaración Universal de Derechos Humanos, en 1948.

En México tuvo su primera aparición esta libertad de expresión en el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, en 1814. En el desarrollo de la humanidad este derecho siempre ha tenido limitantes, por lo que, en la actualidad se conservan esas limitaciones históricas, como son, los casos de ataque a la moral, a la vida privada o los derechos de terceros, que se provoque algún delito, o se perturbe el orden público. No pueden ser justificadas estas acciones por un pretendido derecho de libertad de expresión, que más que eso, se convierte en un ejercicio puro de LIBERTINAJE.

El punto de discusión es, que desde la creación de este derecho de la libertad de expresión, siempre ha tenido sus restricciones; ya que existen excepciones para su ejercicio pleno, como son: cualquier persona en su hablar cotidiano, no puede estar diciendo cosas inmorales; no puede hablar de la vida privada de las personas; decir cosas que afecten el derecho de ellas; así como, tampoco, por medio de la palabra incitar a que se cometa un delito, o en su caso, estar exponiendo un discurso que logre alterar el orden público.

Con lo anterior se deduce con excelsa plenitud, que en México este artículo 6° Constitucional en su parte relativa a las limitaciones de la libertad de expresión, prácticamente es letra muerta, pues nadie las respeta en cuanto a esas restricciones. Ya que, al realizar de manera cotidiana, con base en una supuesta libertad de expresión, ataques calumniosos y difamatorios como el orquestado en contra del indudable candidato puntero, están violentando esa disposición legal.

La palabra Libertinaje significa, libertad abusiva en lo que se dice, es el desenfreno en las palabras, y que quienes abusan de la libertad de expresión se conducen, de acuerdo a sus sinónimos, de manera impúdica, obscena, indecente, deshonesta, o desvergonzada.

Luego entonces, sin entrar en referencia de los miembros del club antiamlo, todos ellos son unos desvergonzados, deshonestos, indecentes, obscenos e impúdicos, al estar abusando de manera desenfrenada del respetabilísimo derecho de Libertad de Expresión, teniendo en cuenta que dicha conceptualización es de la Real Academia Española.

El abuso de la libertad de expresión es obvio por no respetar las limitaciones de ese derecho constitucional, no se reclama lo que digan de este candidato, lo reprochable es, que no respeten ese valioso derecho y lo conviertan de una cualidad esencial del ser humano a un perverso instrumento político, al estar atacando al Lic. Andrés Manuel López Obrador con puras tonterías sin argumentos o razonamientos válidos, con un solo objetivo, intentar sin ningún resultado detener el escalonado aumento en las preferencias electorales del candidato puntero.