HOSPITAL DEL ALMA 220324

Por El Duque de Santo Ton

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Querido Duque de Santo Ton:

Un amigo me contactó con una familia norteamericana para darme la oportunidad de pasar una temporada larga en Chicago, cubriendo todos mis gastos y tramitando mi visa de estudiante, a cambio de cuidar dos niños pequeños por las noches y durante el tiempo que no esté en la escuela. Al hablar con la familia a través de videoconferencia me percaté de que se trata de un matrimonio afroamericano, pero yo no soy racista ni clasista.

Clarisa

San Cristóbal 

Querida Clarisa:

Qué bueno que no eres ni lo uno ni lo otro porque si decides irte, por más adornos que le pongas al asunto y aunque ir a Estados Unidos sea ir a Estados Unidos, en realidad vas en calidad de criada de unos negros, lo cual, si eres morbosa, tiene su encanto. 

Querido Duque:

Después de 20 años de matrimonio y dos hijos, descubrí que mi esposo me era infiel. Nosotros nos casamos muy jóvenes, cuando yo salí embarazada. Desde entonces hemos pasado muchas cosas juntos, pero pensé que habíamos consolidado una hermosa familia, hasta hace unas semanas que le descubrí un mensaje con otra mujer, que decía que no tenía nada conmigo y que yo solo era “la madre de sus hijos”. Eso me dolió mucho, pero él negó la infidelidad y me pidió perdón. Sin embargo, desde entonces las cosas no son iguales.

Carmen

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Carmen:

Después de 20 años le das demasiada importancia a una relación que ya está muy desgastada. Para empezar, se casaron por obligación no porque lo hubieran planeado, y esas cosas nunca terminan de aceptarse del todo. Te sugiero que des prioridad al futuro de tus hijos que pronto serán mayores de edad, y si todavía tienes interés en formar una pareja búscala en otra parte porque tu esposo ya te bateó. 

Querido Duque de Santo Ton:

Tengo 33 años y tengo una bella relación desde hace cinco años. Crecí en una familia de puras mujeres entre mis tres hermanas y mi mamá, ya que mi papá falleció siendo yo bebé. Cuando era muy pequeño mis hermanas jugaban a vestirme de niña, lo recuerdo muy bien, porque cuando fui la primera vez al kínder quería llevarme alguno de mis vestidos y comencé a llorar porque mi mamá me impuso un feo pantalón. Después de eso desaparecieron los vestidos y jamás me los volvieron a poner. Me cuentan mis hermanas que mi mamá las regañó y les dijo que si me volvía gay iba a ser por su culpa. Cuando tenía 14 años, un día me quedé sin ropa interior limpia, era temporada de lluvias y mis prendas estaban húmedas, sin que nadie se diera cuenta, tomé unos calzones de una de mis hermanas, eran todos de encaje, muy sexys. Me los puse y tuve una erección muy fuerte y me masturbé muchas veces con ellos puestos. La simple sensación del encaje me excitaba. Mi pareja y yo nos llevamos muy bien, tenemos buen sexo. Ella es agente de ventas farmacéutica y viaja mucho.  Sin embargo,  cada vez que ella se ausenta, yo me visto con su ropa, me encanta ponerme una ceñida falda de cuero que yo mismo le compré, uso sus calzones de encaje, sus medias de red, sus zapatos altos de charol negro y me maquillo siempre discreto, me gustaría comprarme una peluca pero pienso que ella me descubriría; me gusta verme sensual y nada vulgar. Luego me tomo selfies y me masturbo, ella no sabe nada de este gusto que tengo. No sé si decirle porque es conservadora, aunque a veces me da la impresión que es reprimida y temo que lo tome a mal

o piense que soy gay, ¿qué hago?

Aniceto

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Aniceto:

Al cuerpo hay que darle lo que pida sin pedirle explicaciones al cerebro, pero mucha gente no lo entiende así, por lo que yo te sugiero que si no quieres poner en peligro tu matrimonio ni tu estatus social, sigas en el clóset y disfrutes en silencio de tus puterías. 

Querido Duque:

En mi oficina conocí a la mujer más linda, sexi, inteligente y noble que jamás había soñado y resulta que ahora es mi jefa. Ella es diez años mayor que yo y es madre soltera. La química entre las dos es innegable y no tengo dudas de que la amo, no soy una adolescente (tengo 34), he amado y sé que pese al poco tiempo de conocernos me gusta todo de ella y sufro cuando no la veo, aunque sea para darle los buenos días. Cuando me di cuenta que la quería confié en que la rutina (la eterna enemiga de las parejas) acabaría con lo que siento, pero resulta que sólo ha hecho que la quiera más. En el trabajo me quedo haciendo horas extra (sin sueldo) sólo para tenerla cerca. A la hora de la comida la espero y le pregunto si va a la fonda, sólo para ir con ella. Últimamente tengo insomnio, si duermo tengo pesadillas con ella, despierta sigo pensando en ella y sufro con antelación el día de verla emparejada con alguien más. Estoy sufriendo, estoy deprimida, me acuesto llorando y al despertar recuerdo mi fatal existencia y vuelvo a llorar, ya no tengo apetito y mi apatía va en aumento. Esta situación me está afectando laboralmente, me cuesta concentrarme para cumplir con mis obligaciones.

Maura

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Maura:

El lesbianismo no tiene nada de malo, siempre y cuando no lo practiques con tu jefa ni, mucho menos en tu chamba. Tienes que aprender a diferenciar muy bien los diferentes ámbitos porque hay situaciones equívocas que pueden dar lugar a sanciones que, obviamente, tú, como la empleada subalterna, tendrás que pagar. 

Duque:

Soy hombre, hijo único, tengo 23 años y todavía soy virgen, pero actualmente estoy conociendo una chica que me gusta de a madres y a la cual ya he besado y le acaricié las chichis ¿Debo contarle que aún soy virgen antes de tener relaciones con ella?

Román

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Román:

Tú no digas nada hasta que te la hayas cogido porque capaz que ni se te para. 

Querido Duque:

He tenido sueños en los que distintos familiares abusan sexualmente de mí, y algunas veces eso me excita, me provoca masturbarme. A veces me da miedo que me toquen la espalda o me quieran abrazar, tengo miedo de que eso pase, mis parientes y mis padres me quieren mucho y sé que no me ven con deseos sexuales, pero mis sueños me hacen temerles demasiado, aunque el único abuso sexual que he sufrido fue a manos de un primo, pero fue solamente una vez.

América

Tuxtla Gutiérrez 

Querida América:

Lo que tienes se llama estrés postraumático, y está relacionado con las cochinadas que te hizo tu primo. Te sugiero visitar a un especialista lo antes posible, porque tu situación podría agravarse. 

Duque de Santo Ton:

Soy un hombre casado pero vivo un romance con un hombre. Todo fue casualidad, por Internet, medio a través del cual fijamos un encuentro. Ambos somos casados con hijos, bisexuales y nos entendemos muy bien; es más, me enamoré de él. Es muy tierno y aprendí a quererlo, conocer su forma de ser. Reconozco, que tiene un carácter fuerte y cambiante, por momentos lo encuentro manipulador, y sé que esto terminará con el tiempo, pero estoy seguro de que conservaré su amistad.

Mauricio

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Mauricio:

Me parece que llevar una doble vida te traerá más sufrimientos que alivios, pero cada quien es libre de manejar sus puterías como mejor le convenga.