HOSPITAL DEL ALMA 060224

Por El Duque de Santo Ton

(Consultas gratis: [email protected]

Duque de Santo Ton:

Soy mesero en un bar, y la otra noche me liguéa una clienta rubia muy alta, con senos en punta. Era alta y tenía las piernas largas. Me sonrió y yo no podía creer que la suerte me favoreciera tanto.

Me preguntó que a qué hora salía, y yo le dije que solamente me faltaban 15 minutos para irme a mi casa. Muy atrevida la güera me preguntó si quería ir con ella a tomar una copa a su departamento y, la verdad, sí quise. Nos fuimos en su auto deportivo descapotable y llegamos a su casa, que era muy bonita, con jardín y todo. Empezamos a beber tequila y pronto estábamos los dos muy platicadores, cuando de pronto me besó en los labios, lo cual me sorprendió, pero me dejé. Seguimos echando trago y nos tocábamos, hasta que, al llegar a la entrepierna, descubrí con horror que tenía pene. Le pregunté si era hombre, y en lugar de contestarme me metió la lengua en la boca.  No sé si sería por el tequila o qué, pero aquello empezó a gustarme. El caso es que terminamos haciendo el amor y, lo indecible, después de penetrarla, ella me penetró a mí. A la mañana siguiente, todavía aturdido por los tragos, recordé todo y quise ponerle una madriza por haberme engañado, pero ella ya no estaba. En su lugar había un tipo armado, con tipo de guardaespaldas, al que le pregunté que dónde estaba el puto hijo de su chingada madre que me había violado. A ti no te ha violado nadie, pendejo, aflojaste por tu gusto, me dijo, y después me aventó un billete de 500 pesos, mientras me decía que el gay me había dejado esa limosna. Sin decir nada, me vestí, recogí el billete y me fui llorando de ahí, el lugar donde dejé mi hombría. Dime ¿por qué a los gays les gusta aprovecharse de los machos pobres?

Rubén

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Rubén:

Como diría el sirviente que te dio los 500 pesos, nadie se aprovechó de ti. Tal vez el tequila ayudó a que tu verdadera orientación saliera a flote. Te acostaste con el travesti y ni modo, ya pasó, si te gustó sigue adelante y si no, no lo vuelvas a hacer. Por lo menos ya probaste. 

Querido Duque de Santo Ton:

Mi abuelita es de Ocosingo y dice que eres un impostor, porque ni conoció el mentado Santo Ton, ni nunca supo que hubiera un duque ahí. Ella lleva ya algún tiempo viviendo en Tuxtla, pero si fuera cierto lo que dices se acordaría, porque, aunque ya es una ancianita, está muy bien de su cabeza.

Lorena

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Lorena:

Ocosingo siempre ha estado lleno de indios, muchos de ellos analfabetas, y seguramente tu abuelita era una de ellos ¿tú crees que, sin saber hablar español, va a entender lo que es un duque? Por si fuera poco, se pone a decir cosas sin razón como si fuera autoridad en la materia ¿por qué no la meten a un asilo? 

Querido Duque:

¿Puedes decirme cuál es la diferencia entre una perla natural y una perla cultivada?

Mercedes

San Cristóbal 

Querida Mercedes:

Las perlas naturales se forman sin la intervención de la mano del hombre, y por lo general tardan años en alcanzar su tamaño, su color y su fulgor. Por eso no hay dos que sean iguales. Las perlas cultivadas se obtienen sembrando canicas de igual tamaño y forma dentro de las almejas, y todas ellas permanecen el mismo tiempo dentro de las conchas, por eso nunca llegan a ser tan bellas ni tienen el fulgor de las naturales, aunque tienen la ventaja de que pueden obtenerse piezas idénticas. Claro que las perlas naturales las usan solamente las mujeres muy ricas, porque son carísimas, mientras que las cultivadas se las pone cualquier pela gatos. 

Duque:

Desde que mi cuñada y mi hermano eran novios, ella me gustaba muchísimo, me encantaba, la soñaba. Con el tiempo se casaron y tuvieron hijos, pero a mí me siguió gustando, y desde hace cuatro meses mi cuñada y yo mantenemos relaciones sexuales, y estamos felices. Mi hermano no sabe nada, pero siento que quien complace a mi reina soy yo, y a veces hasta nos llevamos a mi sobrinita, la bebé, que es mi ahijada, cuando vamos al motel.

Marina

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Marina:

Tu cinismo no tiene límites. Me imagino que eres transgresora por naturaleza y por eso te gusta el amor lésbico, pero ¿echarte al plato a tu propia cuñada? Eso no tiene nombre. No obstante, ahora que lo pienso, si la esposa de tu hermano es feliz en tus brazos y tú en los de ella y ambas son mayores de edad, pues ¿por qué no darle al cuerpo lo que pide? Sólo me gustaría que buscaras la forma de que tu hermano no se entere, sería un golpe terrible para su ego, aunque cabe la posibilidad de que se le antoje formar un trío, pues siendo tu hermano no creo que sea muy ortodoxo de costumbres. Lo que no me gusta nadita es que anden metiendo a la nena a moteles de paso, que son verdaderos focos de infección. 

Señor Duque:

Desde que se casaron mis hijos y mi esposa se queda sola todo el día en la casa, he notado que se ha vuelto muy afecta al trago. Empieza con una cubita para antes de la comida, a la hora de comer no come y como a las siete de la noche ya está hablando sola. Lo peor es que cuando se le sube el alcohol se pone muy alterada, agresiva, insulta a todo el mundo y a leguas se nota que no es feliz. No sé qué hacer.

Memo

San Cristóbal 

Querido Memo:

El alcohol es un elixir que ayuda a disipar las penas del alma, que seguramente en el caso de tu esposa son definitivas y no las harás desaparecer con nada. Por lo menos procura que se eche sus tragos contenta, trata de acompañarla, cómprale botanita y enciende veladoras blancas a San Judas Tadeo para que Dios se compadezca pronto de ella y la recoja de este mundo. Ni se te ocurra tratar de que a estas alturas se vuelva alcohólica anónima ni se someta a un programa de recuperación de doce pasos. La pobre ya no tiene remedio, mejor que se reúna con Dios, que es nuestro verdadero padre.

Duque:

Todo lo que dices lo inventas, tú mismo te escribes y te contestas, y supones que tus lectores somos una bola de idiotas que todo te lo creemos.

Tere

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Tere:

Lo que afirmas es producto de las profundas aguas de la conjetura, en las que el infundio suplanta a la prueba, y la imaginación al raciocinio. Sólo te falta adivinar en mis textos matices autobiográficos maquillados superficialmente. Tus sospechas, que no son otra cosa, se me hacen idiotas, por lo que te suplico que cuando afirmes algo sobre mí o sobre mi trabajo, lo hagas con pruebas.