HOSPITAL DEL ALMA 230124

Por El Duque de Santo Ton

(Consultas gratis: [email protected]

Querido Duque:

Una de mis mejores amigas es hija de una costeña y de un aristócrata francés. Ella nació en Tuxtla Gutiérrez, pero se siente muy parisina. Siempre incluye en su conversación palabras en francés y es muy amanerada, pero, la verdad, ni así se le quita lo india, lo autóctona. Del francés no heredó ni los ojos azules, tiene toda la carota de tamalera de su mamá.

Ana

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Ana:

No tiene nada de malo parecer tamalera ni autóctona ni, mucho menos, india, pero tú usas esas características para denostar a “tu mejor amiga”. Estamos iniciando el año 2024, no seas retrógrada. 

Duque de Santo Ton:

Dime de dónde te sale a ti tanta autoridad para criticar a los demás como si fueras la gran cosa ¿qué no hay espejos en tu casa? Me parece que no eres más que un resentido social, al que alguien le hizo el favor de darle una pluma editorial para vomitar mil y una estupideces.

Patricia

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Patricia:

Claro que hay espejos en mi casa, algunos de ellos muy bonitos, verdaderas antigüedades, recuerdos de familia, tú sabes. A diario me miro en ellos y agradezco a Dios el haberme hecho como me hizo, aunque también rezo una oración por los demás, pues, al fin y al cabo, todos somos hijos de Dios. Además, también me siento complacido con el hecho de que tú leas las mil y una estupideces que “vomito”. Si no tuviera lectores ¿qué caso tendría desperdiciar mi tiempo? Por último, te hago notar que la autoridad para decir las cosas que digo me la dan el público y, desde luego, esos espejos a los tú con tanto tino te refieres. 

Querido Duque:

Soy soltera, tengo cuarenta y cinco años, algún día fui la niña más bonita de mi escuela, pero ahora no voy a tener ni con quien pasar el día del amor y la amistad. Te suplico, si es posible, que a través de tu columna me hagas el favor de contactar señores decentes, solteros o viudos (no casados ni divorciados) que estén interesados en conocer a una señorita católica como yo que, aunque ya no es una jovencita, no es nada fea y tiene un gran corazón para amar. Mis fines son matrimoniales, pero no quiero que publiques mi correo, porque estoy segura de que me escribirían para burlarse de mí o para decirme leperadas. Por eso quiero que primero los interesados se comuniquen contigo y sí tú consideras que valen la pena, los pongas en contacto conmigo.

Maye

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Maye:

Espero que me escriban algunos galanes interesados en ti, pero ya te voy a comunicar con otros que me buscaron antes para que los contactara con señoritas maduritas como tú. 

Duque de Santo Ton:

¿Por qué será que a partir de que se desató la pandemia yo me siento muy caliente y quiero abrazar a todos los hombres que se me ponen enfrente? ¿será una consecuencia del covid-19?

Lucía

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Lucía:

Yo más bien creo que ya eras, eres y seguirás siendo piruja toda tu vida.  

Querido Duque:

Yo estoy segura de que existe vida en otros planetas, pero me pregunto si al morir ¿los marcianos también se irán al Cielo?

Maricruz

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Maricruz:

Si realmente existen los marcianos, entonces lógicamente tienen tanto derecho como tú de ir al Cielo, si se portan bien. 

Duque:

Mi hermano mayor se fue a estudiar a la Universidad de Morelia, y después de titularse regresó casado con una gata que con sus puros bigotes y los pelos parados te espanta. Yo sé que mi cuñada tiene familia en Michoacán, y que mi hermano estaba trabajando muy bien allá ¿para qué habrán venido a vivir a Tuxtla? Aquí nos dan vergüenza. Al menos yo me afrento de haber emparentado con una trenzuda tan fea.

Gustavo

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Gustavo:

Tu hermano tiene todo el derecho del mundo a que le gusten las criadas, y él y su esposa también pueden vivir en donde mejor les plazca. Acuérdate que a la familia no se le escoge y en un país en el que hay tanto naco, algún día, el que no cae, resbala. 

Duque de Santo Ton:

La crisis en la que vivimos me dejó hecho un guiñapo, me quedé sin empleo, sin negocios y con muchas deudas. Mi esposa y mis hijos estaban acostumbrados a tener solamente lo mejor, pero ahora ya nada puedo darles. No sé qué hacer.

Humberto

Tapachula 

Querido Humberto:

No pierdas la calma, las cosas están muy mal, al parecer se pondrán peores, pero lo importante para nosotros es resistir y poner buena cara al mal tiempo. Sigue mi consejo y encomiéndate a Dios, todo pasará. 

Hola mi estimado señor Duque:

Soy un hombre gay, entré a trabajar en un lugar, y ahí conocí a un señor del cual me he enamorado, y no he podido de dejar pensar en él, en ocasiones hemos cruzado palabras e inclusive nos han mandado juntos de comisión, pero no me he atrevido a decirle que me gusta, aunque estoy bien enterado de que yo también le atraigo, pero siento que él es un gay de clóset. Por favor ayúdame, ¿qué me aconsejas hacer?

Mil gracias. Besos.

Marlon

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Malon:

Por tu forma de escribir se nota que tú sí que estás afuera del clóset. Si piensas que el hombre que te gusta sí es un gay de clóset, mejor déjalo en paz, pues ese tipo de homosexuales suelen ser intolerantes con “las locas”, y tienden a comportarse violentos con quienes creen que los acosan o los incitan a liberar sus preferencias. 

Duque de Santo Ton:

Desde que dejé de ser adolescente he puesto todo mi empeño para ser un hombre sin apuros económicos, y desde antes de cumplir los dieciocho años empecé a trabajar y estudiar. Terminé la licenciatura, tuve buenos empleos, pero jamás tuve la paciencia para permanecer en ellos el tiempo suficiente para progresar. Jamás hice huesos viejos en ningún lado y ahora que me aproximo a la vejez me aterra el no tener ni en que caerme muerto.

Rafael

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Rafael:

No te angusties, el pasado ya es pasado, y estoy seguro de que no te faltará la forma de subsistir. Nadie tiene la vida asegurada así que no te quejes, mejor agradece a Dios que te permita llegar a viejo. 

Querido Duque de Santo Ton:

De todos los hermanos de mi mamá, solamente uno se quedó soltero y vive con mi abuelita, que es viuda. Bueno, Duque, te escribo porque confirmé lo que ya todo mundo pensaba: mi tío es gay y tiene novio. Nunca lo ha dicho y atribuye su soltería al destino, pero la verdad es que le gusta el arroz con popote.  Yo me lo encontré en un antro y él no me vio, pero yo lo miré bien trincado con un muchacho. Pienso contárselo a toda la familia, especialmente a mi abuelita, porque se me hace injusto que ella ignore que vive con un sodomita ¿qué tal que le pega el SIDA?

Sonia

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Sonia:

Me parece que te meterás en un problema del cual difícilmente podrás salir. La vida de sexual de las personas es un asunto privado que no atañe más que a los involucrados y que los demás deben respetar. Tu deseo de proteger a tu abuela se me hace idiota porque nadie conoce mejor a sus hijos que sus padres, así que no creo que le salgas con ninguna novedad a la vieja. Por último, déjame decirte que el ser gay no significa estar enfermo de SIDA, ni siquiera ser seropositivo. Vaya que eres ignorante ¿eh, Sonia? 

Duque:

Estoy enamorada del novio de mi mejor amiga y haría lo que fuera para que él termine con ella y se enamore de mí ¿me podrías recomendar algún encantamiento?

Mirta

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Mirta:

A las doce de la noche, en luna llena, enciendes una vela morada, y tomas dos limones, uno muy grande y otro muy pequeño. Al grande le escribes con plumón rojo el nombre del novio de tu mejor amiga, y al pequeño le escribes el nombre de ella. Luego pones el limón pequeño en el suelo y lo pisoteas con mucho coraje hasta que le exprimas todo el jugo y lo dejes seco. Así como se secará el jugo del limón pequeño, así se secará el amor que el novio de tu amiga siente por ella. Después de eso, introduce el limón aplastado en un frasco de vidrio, tápalo y ponlo un minuto al calor de la vela mirándolo con odio. Guárdalo en un lugar oscuro. Al segundo limón, al grande, lo pones al calor de la vela, sin quemarte, y repites: “fuego que todo lo purificas, destruye el amor que mi hombre siente por esa perra”. Apagas la vela y le clavas alfileres al limón en toda la piel, repitiendo el nombre del muchacho que te gusta. Hecho esto, lo guardas en una cajita durante seis días y después lo sacas y lo tiras a la basura. Para entonces ya se habrán secado tanto el limón como el amor que el novio de tu amiga sentía por ella. Al limón del frasco aviéntalo a un caño, al río Sabinal o a algún otro lugar del que sepas que está contaminado con materia fecal. No falla.