ENTRELÍNEAS 200124

Sin premios de consolación 

Por Jorge Ceballos 

La rebatinga que existe entre la clase política estatal por las candidaturas de Morena a los distintos cargos de elección popular está en su máximo esplendor. Hay quienes juran y perjuran ya ser los elegidos por pertenecer a x o y grupo político, otros en cambio siguen jugando con el clásico discurso de “cachar” algo en la negociación para subsistir los primeros tres años de la próxima administración.

Quienes más juegan con el discurso de las negociaciones en la mesa son aquellos que, de entrada, nunca habían participado en un proceso interno de Morena, son los mismos que en algún momento perdieron la oportunidad de seguir viviendo al amparo del poder y del dinero público y ahora buscan afanosamente regresar por sus fueros.

Los políticos que creen que al final de cuentas las concesiones y otorgamiento de candidaturas se tienen que dar como moneda de fidelidad y captación de votos, son los mismos que siempre han señalado que, aunque las reglas están marcadas, esas mismas se hicieron para romperse, discurso enquistado en la médula de uno que otro por más educación y formación académica y pedigree político que les corra por las venas.

La decisión de darle la razón o no a esos políticos no es más que de las dirigencias de Morena -nacional y estatal- y a la Comisión Nacional de Elecciones, veamos porqué: en las convocatorias que se emitieron el año anterior, quedó más que asentado que quienes aspiraban a algún cargo de representación popular, únicamente podía registrarse a una sola posición de hacer lo contrario el registro podía quedar sin efecto.

Ante esa regla clara en las convocatorias, una vez que se den a conocer quienes son los ungidos y futuros abanderados de Morena, no debe existir sorpresas de que alguien que buscaba una alcaldía al no lograrlo finalmente aparezca con un premio de consolación.

En pocas palabras, solo Morena se encargará de poner en su lugar a aquellos que acaban de llegar a este movimiento y que lo están dinamitando desde el interior.

La dirigencia morenista debería de cumplir con el sentido democrático y no repartir premios de consolación para aquellos que no logren la aceptación ciudadana en la posición que de origen andan buscando. Entregar premios de consolación es cerrarle el paso a otros cuadros que confían en este partido. Lo más lamentable es que de hacerlo estarían actuando como en el antiguo régimen político que se combatió y en el cual hasta las dirigencias partidistas eran eternas y heredables.

Sueños guajiros

Desde que se reintegró a la vida política de la entidad como legislador federal, Luis Armando Melgar Bravo volvió a sacar a relucir su más que trillado eslogan “tenemos con que”, el año pasado por el mes de febrero desde Tapachula lanzó una advertencia en contra de Morena: “no necesitamos vejigas para nadar” anunciaba que el PVEM podía competir solo en la gubernatura y ganar, dejando abierta la posibilidad de él ir como abanderado.

Su discurso solo fue una valentonada para prender el ánimo en un evento, al final ni siquiera se registró en el proceso interno para designar Coordinador Estatal, lo que demostró que es un político de lengua muy floja y poca penetración.

Ahora sus apariciones en parques lustrándose los zapatos, comiendo tacos por las calles y sus apariciones en mercados solo le alcanzaron para que el PVEM lo mande a la cabeza de la fórmula que competirá por una posición en el Senado de la República, lo que demuestra que de políticos habladores está lleno el Estado… Hasta la próxima.