Viraje amplio

Por Nizaleb Corzo.

Arbitraje. El presidente Peña Nieto acaba de dar un golpe de timón para enfrentar el vacilante momento que atraviesa el gobierno federal. El más grave desde su toma de posesión. Los vínculos del primer círculo con importantes contratistas –a través de acuerdos inmobiliarios pocos convencionales- afectaron la construcción ferroviaria de mayor importancia en muchos años para el país en materia social. Aunado al descalabro económico por la caída de los precios del crudo, que le orilló a disponer un recorte apresurado por más de 9 mil millones de dólares del gasto público. 

Y es que la presión no es menor para el despacho del Ejecutivo. En menos de cinco meses se llevarán a cabo las elecciones federales intermedias. El momento más decisivo para la segunda mitad de su mandato. Se abre un espacio para el juicio social. El electorado pone de manifiesto la evaluación de los funcionarios y legisladores mediante su voto. Ahí podremos apreciar si el triunfo del priismo se ha consolidado o cobrará factura de los acontecimientos recientes. Menuda tarea para todos los operadores políticos.

El nombramiento de Virgilio Andrade como nuevo zar anticorrupción, lejos de parecer un acto de autoridad o de disuasión, como algunos medios han señalado, considero que es un acto de moralidad y ecuanimidad. Virgilio es una figura pública transparente, cristalina diría yo con ánimo de ser más explícito. Su carrera se caracteriza por la rectitud, la integridad y la honestidad. Nadie mejor que un hombre como él para actuar como el fiel de la balanza entre funcionarios y particulares.

Es de señalar que las medidas anunciadas en paralelo para combatir la corrupción, deben considerarse como un paso importante en la materia. No dan lugar a espacios comunes. Se trata de tareas específicas con fechas perentorias. Si a ello sumamos las labores de transparencia que vienen ocurriendo desde las épocas foxistas, podemos asegurar que se ha abierto un frente amplio e incluso peligroso para todas aquellas prácticas de carácter ambiguo, incluso ilícitas, que descansan al margen de la normatividad y que a partir de este momento serán susceptibles de ser observadas y sancionadas. 

Para que estas acciones que ha determinado el presidente Peña Nieto generen confianza entre la sociedad civil, es preciso que la nueva oficina de la contraloría gubernamental brinde resultados contundentes en el corto plazo. Es necesario que ponga los puntos sobre las íes en materia administrativa. Las sanciones, de ser el caso, deberán ser evidentes. De lo contrario parecerá que se ha creado de nueva cuenta una comisión, como las tantas que se han establecido a lo largo de la historia del país, sólo para dejar los asuntos en el olvido y la confusión. Sólo así la opinión pública podrá determinar la verdadera naturaleza de la decisión.

Habremos de estar pendientes de las acciones del secretario Andrade. El resultado de su trabajo será el símbolo de honestidad, legalidad, integridad y bonhomía que hoy en día parece haber impreso el mandatario de la Republica con su determinación. Si de verdad los actos de corrupción disminuyen –sobre todo de aquellos que ya son indiscutibles y evidenctes-, estoy seguro que gozaremos de un nuevo momento histórico en la vida del país. Donde de nueva cuenta será la productividad de cada persona o empresa, la que rija los destinos económicos de la Nación y no la capacidad de algunos para hacer negocios violentados o la habilidad de otros para ocultar impunemente las acciones arbitrarias que han deteriorado tanto la imagen de México y los mexicanos ante el mundo. 

Enhorabuena Virgilio.