HOSPITAL DEL ALMA 220819

 

Por El Duque de Santo Ton

(Consultas gratis: [email protected]

Duque de Santo Ton:

Tengo una amiga a la que conocí cuando ella era pobre (yo siempre he sido rica), pero siempre me cayó bien por algo que ni yo misma sé, ya que la tipa tiene tipo de criada y a mí no me gusta la gente corriente.

Sin embargo, ahora que han pasado los años, la fulana se casó con un “Godínez”, de esos que se han hecho millonarios al vapor, y que la consiente mucho. A pesar de ser más negra que un carbón, se pinta el cabello de rubio y se depila los bigotes, las axilas, los brazos, las piernas y la zona del bikini (por no decir el mono). La verdad es que no entiendo por qué la sigo considerando amiga, si estoy segura de que esa negra solamente se aprovecha de mí para escalar socialmente. Guácala.

Aimé

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Aimé:

En las relaciones sociales siempre se establece una especie de intercambio, en el que una parte cede parte de sus privilegios a cambio de verse favorecido por bienes o servicios que le brinde la otra parte. Si crees que esa morena no te aporta nada y no te agrada su presencia ni la de sus engendros, móchalos pero ya. 

Duque:

A mí me encanta andar desnudo y no me avergüenza que la gente me vea sin ropa, al contrario, me agrada. El otro día, tocaron a la puerta de mi casa y me asomé por una ventana de la planta alta, que como es de cuerpo completo dejó al descubierto mi desnudez. La señora que tocó la puerta no me dio a qué iba, solamente me gritó que era yo un viejo cochino y depravado. Puedo asegurarte que ni estoy viejo no soy cochino ni depravado.  

Tony

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Tony:

Aunque no estés viejo, ni seas cochino ni depravado, me parece que sí eres un perverso, ya que disfrutas al mostrar partes de tu cuerpo que sirven para muchas cosas más que para presumirlas, si es que el verbo “presumir” resulta aplicable. 

Querido Duque de Santo Ton:

Me gusta mucho tu espacio ¿puedo escribirte a tu dirección electrónica de siempre?

Alan

Arriaga 

Querido Alan:

Ya lo hiciste ¿no? 

Duque de Santo Ton:

Hola, mi nombre es Norma Jean, y tengo 20 años. Mi problema, por llamarlo de alguna manera, es que yo siento que uno de mis profesores, que tiene fama de gustarles a las alumnas, quiere conmigo. Es muy confianzudo, siempre me está tocando la espalda y los brazos, y cuando yo me pongo a coquetear con los muchachos de mi edad, se enoja y se desquita con ellos. A mí me ignora y se pone muy amable con las otras niñas como para darme celos. Una vez llegó a dar clases con un pantalón muy apretado que le marcaba todo, y cuando yo lo quedaba mirando el se tocaba como para provocarme excitación. La verdad es que a mí sí me gusta el hombre y sé que si me dejo llevar podría acabar teniendo una relación con él, pero no sé, él tiene como 40 y tantos y yo 14. No sé qué hacer. 

Norma Jean

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Norma Jean:

A tu edad es muy fácil excitarse con cualquier cosa, porque tus hormonas están haciendo su trabajo para que te conviertas de niña en mujer, y parte de ese trabajo es la iniciación en las relaciones sexuales. Sin embargo, debes pensar con la cabeza fría y no con el culo caliente. Ese hombre es muy viejo, aunque no pienses en el amor y sólo en el goce. Por si fuera poco es tu profesor, tiene autoridad sobre ti y lo más seguro es que sea casado. Ir a la cama con un vejete así sólo te traería problemas y distorsionaría tu visión respecto del sexo. A mí me parece que eres muy joven para volverte sexualmente activa, pero si decides hacerlo, procura que sea con hombres de tu edad y siempre con protección, es decir, siempre con condón. 

Duque:

Soy un chavo de 25 años. Llevo con mi pareja más de un año, pero la verdad es que no sé a dónde va nuestra relación. Bueno, mi pareja es otro chavo, también de 22 años. No sé por dónde comenzar, pero ahí va: cuando empezamos esta relación, los dos nos asombramos bastante por la forma en que cambiaron nuestras vidas de la noche a la mañana. Los dos siempre habíamos sido heterosexuales, pero algo pasó entre nosotros. Su familia, jamás admitiría que él tuviera relaciones sexuales con otros hombres y aparte sus creencias religiosas a veces lo doblegan. Yo soy agnóstico y sinceramente no creo en nada que me castigue. Mira Duque, yo vivo solo y él vive con su familia. De nosotros dos, soy yo la persona que ve esta relación hacia un futuro, pero él no sé, a veces me suelta choros tipo: “quiero que vayas a la iglesia y comprendas que esto está mal”, pero cuando estamos en mi casa lo primero que quiere es ponerse a coger, perdón por la grosería, y al día siguiente me dice: te amo, eres lo mejor que me ha pasado. Pero después vuelve a lo mismo y yo aguantándolo todo. Ya llevamos así como un año y no sé si vale la pena seguir con esta relación o cortarla de raíz antes de empezar a torturarnos mutuamente. Él me pide que le dé tiempo pero a mí me parece que algo no está funcionando entre nosotros.

Mauricio

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Mauricio:

Tanto tu pareja como tú son dos personas adultas, insertas en núcleos sociales de los que ya no pueden salir. Por desgracia, él ya no puede cambiar su forma de ser y pensar, y aunque le gane el deseo de tener sexo contigo y con otros hombres, ese deseo, dada la forma en que él fue educado, lleva implícito un castigo porque se trata de algo prohibido según sus creencias. Yo te sugiero que cortes por lo sano y si quieres tener una relación larga y duradera, lo cual es prácticamente imposible entre homosexuales, busques a otra persona con la mentalidad más abierta. 

Duque:

En San Cristóbal hacen unos tatuajes padrísimos y yo quiero hacerme uno alrededor del brazo, porque como hago gimnasio, luce muy bien cuando ando de manga corta o me quito la camisa. Hay uno de corona de espinas que me encanta pero también uno de grecas tipo maya se ve genial ¿cuál me recomiendas?

Hugo

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Hugo:

Ninguno de los dos, la verdad es que los cuerpos tatuados denotan salvajismo y tal vez pienses que se te verá muy bien la corona de espinas ahora que eres joven pero la juventud pasa pronto y esas cosas no se pueden quitar tan fácilmente como se ponen.