HOSPITAL DEL ALMA 300719
Por El Duque de Santo Ton
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Querido Duque de Santo Ton:
Vivo en una colonia en la que las casas están pegaditas una junto a la otra, por lo que todos nos conocemos y convivimos a diario.
Nuestro gran problema es que algunos somos católicos y otros son de iglesias cristianas pero no católicas. Vivimos en un país en el que hay libertad de cultos y no debería haber problemas, pero las señoras católicas, que somos las más decentes de la colonia, organizamos clases de catecismo para que nuestros hijos conserven nuestras tradiciones y para ello cerramos una calle y ponemos mesas y bancos. Como se reparten dulces y regalitos, los niños protestantes también quieren. Las católicas somos muy generosas y no podemos negarnos a compartir nuestros bienes con los chamacos, pero las mamás ya salieron con que los estamos adoctrinando y que no se qué y que quieren quejarse ante las autoridades para que no demos clases de catecismo. Mejor que encierren a sus hijos ¿no?
Ariana
Tuxtla Gutiérrez
Querida Ariana:
Independientemente de que todas las personas deberían estar atentas a las ideologías en las que se involucran sus hijos, yo también las denunciaría por cerrar las calles, aunque fueran luteranas, calvinistas o hugonotas, porque las calles se hicieron para circular no para dar clases de religión. Hay lugares especiales para ello.
Duque:
Mi hermana me tiene envidia porque mi abuela me heredó todas sus joyas que, aunque no son Cartier, están hechas con oro, platino, diamantes, esmeraldas, rubíes, amatistas y todas esas piedras bonitas. Mi abuela decía que era mejor que su nieta mayor las conservara, porque si las repartía se iba a deshacer el lote que se ha transmitido de generación en generación. Mi mamá dice que por lo menos le entregue algunas alhajas a mi hermana porque no es justo que yo me quede con todas, pero a mí me parece que eso sería como traicionar a mi abuelita. Dime qué hacer.
Ana Rosa
San Cristóbal
Querida Ana Rosa:
Contrata una caja de seguridad en un banco, y deposita en ella todas las joyas y consérvalas, porque es de muy mala suerte contradecir la voluntad de los muertos. Si legalmente ya las joyas son tuyas, procura no volver a mencionar el tema ni lucirlas cuando tu hermana esté presente, para no recordarle que a ella no le tocó nada.
Querido Duque:
Estoy enamorada del novio de mi mejor amiga y quiero quedarme con él. En primer lugar porque ella no se merece un hombre así, en segundo lugar porque no lo ama, estoy segura, y en tercer lugar porque estoy locamente enamorada de él.
Ilse
Tuxtla Gutiérrez
Querida Ilse:
Lo que pretendes hacer es el típico comportamiento de una zorra en celo, no el de una amiga ni mucho menos. Tener moral nunca le ha sobrado a nadie.
Duque:
Tengo un hermano que vive en Texas y vino a Tuxtla con su familia para pasar las vacaciones de verano. Su esposa es gringa, güera, güera, y con los ojos azules. A todos nos encantó la muchacha aunque, a decir verdad, no le mejoró la raza a mi hermano porque mis sobrinos salieron prietos, panzudos, chaparros y cabezones, aunque hablen mucho inglés. Mis hijos están más lavaditos.
Arturo
Arriaga
Querido Arturo:
No hay razas humanas peores o mejores para decir que puedes mejorar o lavar la descendencia. En Chiapas existen tantas mezclas que hasta los más tullidos resultan ser alambristas.
Querido Duque de Santo Ton:
Mi suegro es un enanito. Gracias a Dios ni mi esposo ni mis hijos heredaron la tara y el señor es un encanto, chiquito, chiquito. Sin embargo, dicen que los enanos no viven mucho tiempo y por eso quiero regalarle algo especial para que me recuerde ¿qué me sugieres tú?
Meche
Tuxtla Gutiérrez
Querida Meche:
Una cuna o una carriola serían ideales.
Duque de Santo Ton:
Mi esposa es mucho menor que yo, tenemos cinco hijos y ahora me salió con que está embarazada del sexto. Ella y yo ya no tenemos muchas relaciones sexuales por lo que me sorprendí mucho y empecé a investigar hasta que me enteré de que el niño que viene en camino es hijo de mi propio hermano menor. Yo no sé qué hacer, porque sigo queriendo a mi esposa y a mi hermano, pero ¿cómo tolerar una afrenta así?
Pato
Tuxtla Gutiérrez
Querido Pato:
No dejes que el hecho te afecte. El dueño de la vaca es dueño de la cría. Sigue con tu vida normal y trata de querer a ese niño como si fuera tuyo que, al fin y al cabo, lleva tu misma sangre.
Duque de Santo Ton:
Estoy horrorizada ante tanta violencia que se ha desatado por todas partes. La verdad es que yo quisiera pensar en que todo va a mejorar pero no creo.
Celina
Tuxtla Gutiérrez
Querida Celina:
Yo tampoco.
Duque de Santo Ton:
Uno de mis hermanos se divorció de una chica preciosa y de muy buena familia, además de millonaria, para casarse con una negra que conoció en in barco en Las Antillas. Yo no soy racista, pero simple y sencillamente no puedo ver ni en pintura. Encima de todo, la negra ya tenía dos hijos y el imbécil de mi hermano los adoptó para ponerles nuestro apellido; se siente muy generoso y ya hasta llevó a la negra (embarazada) y a sus dos engendros a vivir a casa de mi mamá, quien no dice nada porque él es su hijo consentido, pero todos los hermanos ya le dijimos que se largue con su negra a vivir a otra parte. Lo malo es que mi mamá nos dijo que si no nos gustaba la situación que mejor no volviéramos a su casa, porque ahí la única que manda es ella.
Rosita
Tuxtla Gutiérrez
Querida Rosita:
Aunque tu madre tiene razón en eso de que en su casa la única que manda es ella, podrías unirte a tus hermanos para no visitarla ni hablarle por teléfono durante algún tiempo, para ver si se da cuenta de que tiene más hijos y de que no puede incomodarlos solamente porque al otro se le ocurrió hacer de su casa una cena de negros. Estoy seguro de que recapacitará.