GUSTAVO DUDAMEL Y NATALIA LAFOURCADE, EN CALIFORNIA. -Primera parte-

Por Manuel Zepeda Ramos. 

Natural de Barquisimeto, Venezuela. 38 años, nacido el 26 de enero de 1981. Hijo de un obrero que le gustaban las canciones de Javier Solís, las que se convirtieron en ”su” puente, a edad temprana, para incursionar en el conocimiento y gusto por la música, dicho por él en una larga entrevista para la prensa escrita.

Indudablemente, es el mejor producto que el Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Juveniles, Infantiles y Preinfantiles de Venezuela, fundado por el  maestro y economista José Antonio Abreu, haya creado a lo largo de casi cincuenta años, entre más de mil músicos sinfónicos que hoy, por cientos, pueblan las sinfónicas del Mundo.

Hablo de Gustavo Dudamel, quién desde hace diez años es el director titular de la Filarmónica de Los Ángeles, allá en el estado de California -la tierra que hoy ocupa uno de los primeros lugares en las economías del Planeta, la que fue alguna vez parte de nuestra nación-, una de las filarmónicas más importantes del Planeta.

Justamente, para celebrar la década al frente de la filarmónica, el maestro Dudamel organizó un concierto el pasado domingo 21 de julio con música mexicana en el inmenso teatro al aire libre, el Hollywood Bowl, llevando como solista a la extraordinaria cantante mexicana de música popular, Natalia Lafourcade.

Natalia pasó buen parte de su niñez en Xalapa durante la última década del siglo pasado. Es hija de la maestra de música María del Carmen Silva, especialista en pedagogía musical y creadora del método Macarsi, basado en 30 años de experimentación e investigación con niños de diferentes edades. La parte principal está en el entrenamiento auditivo: un oído educado musicalmente desarrolla la memoria rítmica, melódica y armónica. Eso implica un entrenamiento auditivo intenso, conocimiento de las cualidades del sonido, desarrollo del sentido musical, pulso, acento del compás, rítmica del lenguaje así como desarrollo del sentido melódico, vocalización y canto, entre otras variables.

En la calle de Moctezuma de la capital veracruzana estaba la escuela adonde acudían niños y niñas por las tardes. Recuerdo a Magdalena Sánchez Gleason, Laia Jufresa Alvarez y Juana Zepeda Díaz, mi hija mayor y, por supuesto, a Natalia Lafourcade que convirtió el aprendizaje y enseñanza de su madre, en la gran herramienta de su profesionalización y triunfo.

Ambos músicos jóvenes Dudamel y Lafourcade -ella tiene 35 años-, que ya trascienden en popularidad y calidad a sus respectivos países, los dos ganadores de Grammy -el premio más importante que hoy existe en la industria del disco-, con conocimiento profundo de la música escrita - un músico que no lee música estará siempre seriamente limitado-, hicieron y deshicieron en el gran coso angelino al aire libre, cuya capacidad se cuenta en el orden de decenas de miles de espectadores.

La primera parte el maestro Dudamel la dedicó a la música clásica mexicana: el Huapango del maestro Moncayo y el danzón número dos del sonorense y doctor Honoris Causa por la Universidad Veracruzana Arturo Márquez, compositor también de la Conga del Fuego Nuevo, obra con la que se inauguró la Cumbre Tajín durante el gobierno de Miguel Alemán, en el corazón mismo de la zona arqueológica. La gran orquesta tocó Alma Mía y La Llorona. Los asistentes,  México americanos y sus descendientes así como venezolanos y latinoamericanos, las cantaron acompañando a Natalia. Las versiones sinfónicas de los temas que Natalia compuso para sus álbumes Hasta la Raíz y Musas fueron escritas por Paul Rubinstein y Mario Santos que se acoplaron muy bien al sonido de la orquesta sin perder su esencia folklórica.

La segunda parte fue toda de Natalia.

“Natalia Lafourcade se ha convertido en la voz de los mexicanos. Cuando la escuchamos, escuchamos la identidad de un país y de un continente: Latinoamérica”, dijo Dudamel de su invitada, al tiempo que se fundían en un abrazo solidario.

En el debut de Natalia Lafourcade en el gran coso de Los Ángeles, los Boleros, cumbias, sones, rock y pop, fueron la tónica. Recuérdame, de la película Coco ganadora del Óscar a la mejor película de dibujos animados, conmovió al público asistente, una vez más. Dudamel dijo haber conseguido llevar un pedazo de la cultura mexicana al gran teatro lleno hasta el tope con 20 mil asistentes. Natalia dedicó Su canción un derecho de nacimiento “a las personas que luchan por una causa”. Retomó sus primeras canciones de estilo pop y rock como En el 2000 y Casa. Dedicó Tonada de Luna Llena al pueblo venezolano.

El cierre fue con Mi Tierra Veracruzana, Cucurrucucú Paloma, de Tomás Méndez y Ya no vivo por vivir de Juan Gabriel. El público se le entregó con grandes aplausos. El éxito de Natalia Lafourcade estaba logrado. Su gira por Estados Unidos empezaba con el pie derecho.

Pero la jornada de Gustavo Dudamel no concluía el Domingo en el Hollywood Bowl.

El martes 23 de Julio el gran músico venezolano recibió la estrella en el Paseo de la Fama, en Hollywood. Allí pidió “que el clamor de la mayoría sea escuchado y respetado”, entre otras muchas palabras, en clara alusión al gran problema que hoy enfrenta Venezuela.

Esto, en boca del músico más importante de la historia de  Venezuela, que no se había pronunciado al respecto, adquiere dimensiones mundiales.

Pero eso se lo platico mañana, a ver si las horas de tensión que hoy vive la patria de Bolívar, no me ganan.