ACUDIR A LA REALIDAD, A ENFRENTARLA. Tercera y última parte

 

Por Manuel Zepeda Ramos 

La ASICH, agencia informativa chiapaneca que ha querido trabajar en busca de una verdad que sume y no que destruya -me recuerda mucho a la agencia AEI, de finales de siglo pasado-, ha descubierto en Tapachula a grupos de jóvenes profesionales que quieren enfrentar a la Realidad, innovando para el desarrollo del campo y la salud.

 

El rambután y el mango son motivo de estudio: la cáscara y la semilla del rambután, fruto rico en vitaminas, puede generar productos para la salud, lo que prolonga su vida útil, en lugar de tener sólo en la venta como fruto, sujeto a los vaivenes del mercado, la única posibilidad de explotación; en el mango buscan aprovechar las propiedades que contiene, así como algunas partes del árbol para desarrollar sustancias para recubrir frutas y verduras que alarguen su vida útil en los anaqueles de los supermercados. Con las UMAS -Unidades de Manejo Ambiental-, otros científicos buscan la posibilidad de trabajar antídotos con serpientes y arañas venenosas que protejan a la población vulnerable sujetas a sus picaduras que, en el caso de las arañas, no hay tratamiento en el mercado. Asimismo, sugieren el aprovechamiento integral de los productos de la abeja y su conservación para evitar su extinción que sería gravísimo para la humanidad.

Otros científicos proponen innovaciones en plantas de tratamiento de aguas residuales en los domicilios, enfrentando a La Realidad para detener la enorme contaminación de ríos y lagunas por desechos humanos, en un estado como el de Chiapas que carece por completo de plantas de tratamiento que lo eviten.

Son algunos de los muchos resultados del verano de la Investigación Científica y Tecnológica que las Secretarias de Economía, estatales y federales, deberían cuanto antes tomar cartas en el asunto para empezar a enfrentar La Realidad de los problemas de Chiapas.

La reconstrucción de Chiapas por motivos del más grande terremoto que yo tenga memoria y que padecí horrorizado sus casi dos minutos de duración, sigue a la espera del juicio de los justos. Las propuestas de los ingenieros civiles que vi en las redes sociales, ya van a alcanzar siete meses de haberse planteado, no las he vuelto a ver. Tampoco he visto alguna propuesta que las universidades de Chiapas, que no son pocas, hagan al respecto. El pueblo y el gobierno de Chiapas, de la mano, deben hacer frente a La Realidad que provoca el preocupante flagelo que abatió al estado, porque habrá de ser la memoria histórica, eterna, la que se encargue de ello. Es un extraordinario momento para convocar a los universitarios, alumnos y maestros, así como a la sociedad en general, para que enfrenten a La Realidad y solidariamente se aboquen a la reconstrucción de muchos pueblos y rancherías posibles que quedaron muy afectados por el efecto del movimiento telúrico. Es hora de enfrentar a La Realidad, haciendo cuanto antes el Manual de Construcciones para el estado de Chiapas, contemplando un índice arriba del nefasto y destructivo 8.2 Richter padecido aquella medianoche del 6 se septiembre de 2017. La Secretaria de Obras Públicas debe de encabezar esta confrontación de La Realidad, cuanto antes, esta gran convocatoria que debe de involucrar a toda la sociedad que no está exenta de sufrir, en cualquier momento, otra desgracia de este tipo.

En la última gira de hace pocos días, el presidente de la república propuso más salarios para los trabajadores de la salud que se desplacen a trabajar en el campo. En el drama planteado en relación con el Servicio Social en la primera parte de esta serie de La Realidad enfrentada, son quizá los trabajadores de la salud los que tengan menos problemas al respecto. Es el sector salud el que menos problema tiene para el desplazamiento de egresados de sus carreras al servicio social: los mejores promedios escogen y de allí para abajo. El pago, poco, es igual para todos. Sin embargo, tengo recuerdos de mis compañeros de generación que escogían zonas retiradas y de difícil acceso, muchas veces parajes indígenas en todo el país, para cumplir con su compromiso con la sociedad, poniendo en juego por vez primera ante La Realidad los conocimientos adquiridos. En estos tiempos, quizá sea el crimen organizado un impedimento serio para el cumplimiento de ese compromiso de confrontación con La Realidad, lo que se convierte en serio impedimento a tomar en cuenta; en menor escala, tal vez, en relación con el estado de Chiapas.

He preguntado con mis amigos de Mapastepec y me han dicho que recuerdan a un médico doctorado y posdoctorado en su especialidad que regresó a su tierra. Pero también recuerdan a otros, de otros lugares que emigraron a los Estados Unidos después de hacer sus doctorados en universidades de aquel país. Se quedaron allá a ejercer su profesión y han destacado en la comunidad científica estadunidense como excelentes científicos al servicio de la salud. Algunos nombres de médicos chiapanecos: Rafael Guillén Utrilla, comiteco, ya fallecido, fue oncólogo en  Nueva York; Jorge Enrique Albores Saavedra, de la Concordia, premio Chiapas, patólogo, tres doctorados, suma cum laude en las universidades de Texas y Nueva York, su clasificación es usada a nivel mundial para tratar el cáncer de mama, útero, ovarios, hígado, páncreas y cerebro entre otros, su sola firma certifica a patólogos en el mundo, actualmente es decano en el Instituto Nacional de Nutrición; Alfonso Morales Zúñiga, de Escuintla, Premio Chiapas, doctorado por la universidad de Minnesota, oncólogo quirúrgico, gobernador del colegio americano de cirujanos, capítulo México, maestro de la cátedra de oncología quirúrgica en el Centro Médico Nacional, siglo XXI; hay muchos, muchos más y más jóvenes. Algunos, inclusive, ya han regresado a México, retirados; pero ha sido el sector privado de alta especialidad quienes han captado mayoritariamente a tan destacadas eminencias mexicanas.

Las escuelas de enfermería han tenido una enorme demanda de parte del sector salud estadounidense, que carece de ese perfil profesional en los hospitales de allá. Las enfermeras y enfermeros mexicanos han puesto en alto, en los Estados Unidos, a la formación profesional de las universidades de México.

Doy por concluida esta serie de reflexiones que he querido escribir a partir de que una extraordinaria frase, afortunada, de Zoé Robledo, me diera pie para intentar un mínimo análisis de la realidad nacional. Gracias, Zoé.

¡Acudamos a La Realidad, a enfrentarla!