DESDE MI TRINCHERA 060719


La ingobernabilidad generada por los alcaldes de Morena. 

Por Diego Victorio 

El problema no se centra solamente en el pésimo desenvolvimiento como administradores de las finanzas públicas.

 

Va más allá de un simple desconocimiento e ineficiencia a la hora de desenvolverse en el ejercicio del poder público.

No sólo es la ausencia de políticas públicas, de planes de desarrollos que sirvan de base sólida para encaminarse a un buen gobierno, de resultados.

Hay más factores que se suman a la personalidad de los vilipendiados alcaldes del Movimiento de Regeneración Nacional, muy distintos a sus escasas aptitudes.

Existe un aspecto que es el común denominador en los ediles de Morena, la patológica soberbia y arrogancia que los transforma en petulantes y los hace destilar odio.

En el ADN de los funestos municipes guindas se desarrolla un inexplicable dolo, rencor e ira.

Una especie de resentimiento hacia sus adversarios, muy distinto al radicalismo que la izquierda subversiva suele profesar.

Esas emociones, esos sentimientos extraños, esa vehemencia con que se conducen los ediles de Morena, son los principales motivos de que en Chiapas haya indicios de una polarización social.

Obnubilados confunden el contraste de ideas y el debate político con una batalla, con una guerra fría dónde el gobierno debe doblar al ciudadano que difiere de su retórica.

La guerra que promueve el presidente municipal de Morena, es contra aquel que disiente de su ideología.

Para ellos no existe un equilibrio, el peso del poder debe caer sobre quién no esté de acuerdo, llámese, profesor, constructor, policía, periodista.

Los periodistas somos los villanos favoritos del egolatra alcalde de Morena que pareciese no inmutarle la crítica, pero las quemantes letras lo ofuscan.

Al edil del Movimiento de Regeneración Nacional le lastima la opinión de la prensa, resultó de piel delicada, sensible, muy sensible.

Son proclives a las alabanzas, a la veneración, ambiguos totalmente a su líder moral Andrés Manuel.

Se obsesionan distribuyendo gran parte del presupuesto municipal a empresas que operan cuentas falsas en redes sociales para ensañarse contra periodistas críticos.

Tratan de pintarnos de corruptos con su frase favorita: “chayoteros”.

Esa aversión hacia los periodistas, esa feroz arremetida es histórica, es prueba de que en la personalidad del edil de Morena existe una afectación clínica.

Actúan pues, como rudimentarios, raros especímenes, guiados por un transtorno que los hace abrir frentes, generando ingobernabilidad, discordia y división.

Los ejemplos y prototipos son Carlos Morales Vázquez y Oscar Gurria Penagos y, claro, como en todo, hay sus excepciones. Al Tiempo.

Comentarios Atrincherados

*** El fiscal General, Jorge Llaven Abarca, dicen, debe quitarse la marca personal de Jordán Orantes, que ha sido señalado de protagonista y descortés.

Nada que ver con la sencillez de Llaven.

*** Los próximos Secretarios de Seguridad municipal de Tapachula y Tuxtla Gutiérrez deben ser propuestas de la titular de Seguridad Estatal, Gabriela Zepeda, sólo así podrá haber coordinación entre las corporaciones.

Pero sobre todo confianza y lealtad al gobierno de Rutilio Escandón.

*** La Guardia Nacional se ha desplegado por Suchiate y con ello un sospechoso nerviosismo de su alcaldesa, Sonia Eloína Hernández.

***La empresa “Casanova Rent” dicen tiene dentro de su Consejo Directivo a un tipo de nombre Jorge Pérez, quién a la sazón será clave dentro de futuras investigaciones por la renta de una flotilla de camiones a un Ayuntamiento de la Costa, pues es cuñado del director de Egresos, Carlos Rodríguez.