DESDE MI TRINCHERA 020719

De políticos a francotiradores. 

Por Diego Victorio 

Un reagrupamiento coyuntural, nada accidental, prepara una especie de contrainteligencia en el priismo chiapaneco.

 

Una sospechosa coalición de sedicentes liderazgos tricolores se opondrá al proyecto de Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas en Chiapas.

Las circunstancias, generosamente, les obsequia dos excusas, sin embargo, el fondo es otro.

La primera: dirán que las bajas de Ulises Ruiz Ortíz y José Narro Robles, del proceso interno del PRI, provocó el “espontáneo” cierre de filas que elegiría una ruta opositora al proyecto del campechano “Alito” Moreno.

La segunda: argüirán -las huestes “ulisistas” y “narreros”-, que son contrarios a los aliados de Moreno Cárdenas en Chiapas: Manuel Velasco Coello y Roberto Albores Gleason.

Afirmo, pues, a priori que el bloque opositor a la fórmula liderada por Alejandro Moreno se decantará por la risible excusa de ser adversarios a Velasco y Albores.

Sin embargo, el verdadero fondo de la oposición de “marras” se debe, sin temor a equivocarme, a la presunta afinidad de Cárdenas con Palacio Nacional.

El ala de priistas chiapanecos que decidirán -unos públicamente otros tras bambalinas-, revelarse al proyecto de “Alito”, son parte de la oposición recalcitrante al lopezobradorismo.

La tropa tricolor que discrecionalmente arrojará proyectiles venenosos contra Moreno Cárdenas, lo harán con la velada consigna de socavar, paralelamente, la imagen de Andrés Manuel, fingiendo so pretexto de que lo hacen por disentir de Manuel Velasco y Roberto Albores.

Son dos pelotones que descargará ira contra Alejandro, dos minorías confesas que están bajo el radar de la opinión pública.

Una fracción minúscula de priistas de la vieja guardia que socializó su respaldo al oaxaqueño Ulises Ruiz y el grupo político de Williams Oswaldo Ochoa Gallegos, que abiertamente impulsaba a José Narro.

Esas tribus ocultarán sus pronunciamientos viscerales bajo una falaz animadversión al exgobernador de Chiapas Manuel Velasco y al excandidato del PRI a la gubernatura, Roberto Albores Gleason.

Su antagonismo de celofán a la campaña de “Alito”, es evidentemente generado por su odio a López Obrador.

Son políticos que mutan a francotiradores aprovechando el caldo de cultivo para impactar sus municiones contra Andrés Manuel.

Es, pues, un grupo de críticos del sistema que se infiltrará a la contienda electoral priista para denostar la Cuarta Transformación y a su líder Obrador.

Entre ellos hay quiénes agarraron la matraca y la rafia, en el proceso electoral de 2018, para volverse porristas de Roberto Albores.

Hay quienes religiosamente cobraron mes con mes su dieta burocrática en el gobierno de Manuel Velasco.

Y, claro, un exgobernador sustituto -por siete días- de Velasco.

Pruebas hay suficientes, nadie les creerá la burda excusa. Al Tiempo.

Comentarios Atrincherados

*** La separación del cargo y una investigación exhaustiva a los secretarios de Seguridad Pública de Tuxtla Gutiérrez y Tapachula, Jorge Zuart Córdova y Pedro Enoc García Palazuelos, exige un sector de la sociedad.

En redes sociales, principalmente, se leen comentarios relativos a que podría darse en próximas fechas la destitución de los personajes arriba citados, toda vez que sospechosamente, a raíz de su llegada a esas dependencias se incrementó desproporcionadamente la inseguridad en las dos ciudades más importantes de Chiapas.

El grueso de los internautas lanzan sendas acusaciones sobre los personajes, el juicio sumario sobre ellos los relaciona con una presunta complicidad con el hampa, pues, a plena luz del día operan bandas delictivas sin que exista reacción de los cuerpos policiacos municipales.

En ese contexto, se dice que los alcaldes de esas demarcaciones no acuden a las mesas de seguridad y últimamente los mandos municipales se han ausentado de las reuniones de trabajo.

Sin duda, es un tema que aún dará mucho de qué hablar. Por lo pronto ya está en el ojo del huracán.

La zozobra es presa de la sociedad y debe haber acciones contundentes contra los responsables de la inseguridad.

*** Moisés Grajales Monterrosa, es un buen policía pero no está en el ánimo de la Cuarta Transformación. Así que vaya descartándolo de cualquier terna.

Creo es más probable que obtenga empleo en Puebla con palancas de su amigo Yassir Vázquez, que en su natal Chiapas.

A Monterrosa le esperan seis largos años en la congeladora.

*** En Jiquipilas el comandante “Calvo”, habilitado como alcalde de ese lugar, cumplió el sueño de su familia: ver cantar en vivo a Julión Álvarez.

El edil, Manuel Calvo, desembolsó 1.5 millones de pesos del erario, en efectivo, para cumplir el gusto de sus parientes.

Vaya lujos que se da este hombre en plena Cuarta Transformación, lo denigrante es que lo hace con dinero del pueblo.