Y LA NAVE VA, -Primera parte-

Por Manuel Zepeda Ramos 

Hace pocas horas, cuando la madrugada estaba más negra, el presidente vecino mandó al Mundo un mensaje vía twit:

 

“México nos necesita. Nosotros no los necesitamos”.

De inmediato me vinieron muchos recuerdos, cercanos y lejanos, que a mis casi setenta años he visto y leído sobre muchos acontecimientos que marca la historia y que irremediablemente nos vinculan:

De inmediato me acordé de Sergio Arau -El todavía joven cineasta mexicano radicado en Los Ángeles- y de su película Un día sin mexicanos, que fue taquillerísima en toda la Unión Americana y que plantea la hipótesis de que un día amaneciera Estados Unidos sin la presencia de nuestros paisanos que sostienen la vida diaria en muchas ciudades de Gringolandia. Estados Unidos se convierte en un caos ante la falta de servicios indispensables que solo los paisanos saben hacerlo y mantenerlo.

También me acordé de las invasiones del ejército norteamericano a nuestro país; la primera en 1847 que llegó hasta la mismísima Ciudad de México, la que sumó la muerte de los Niños Héroes en el Castillo de Chapultepec y cuyo resultado fue la entrega de más de la mitad del territorio nacional que hoy suman seis estados de la Unión y una parte de Wyoming, en el que hoy están instaladas grandes economías como la de California y de Texas, por ejemplo. La segunda, la de 1914 - ambas invasiones iniciadas en el Puerto de Veracruz-, que quería interceptar un cargamento de armas para don Venustiano Carranza, que coadyuvaría al derrocamiento, como fue, del Chacal Victoriano Huerta y que pertrecharía al futuro ejército constitucionalista. El Teniente José Azueta, Acapulqueño egresado de la Heroica Escuela Naval Militar del Puerto de Veracruz, se cubrió de gloria en la defensa del puerto, cayendo mortalmente herido por las balas norteamericanas. En el lecho de muerte, el joven soldado mexicano se negó a ser atendido por un médico del Ejército Norteamericano, muriendo irremediablemente. La valentía de los marinos mexicanos se refrenda hoy con la defensa que hacen del país ante el crimen organizado. A propósito de Huerta, cuando asesina al presidente Madero y al vicepresidente Pino Suárez y se unge como interino presidente al otro día, las manos prodigiosas de los hermanos Casasola captan un momento preciso para la historia en donde se ve el rostro desagradable del Chacal teniendo atrás de él, como titiritero que era, también el rostro del embajador Wilson, representante en México de los Estados Unidos.

Recuerdo también que el presidente Rockefeller reconoció civilizadamente la expropiación petrolera realizada por don Lázaro Cárdenas.

También me viene a la memoria lo que me dijo hace algunos años un oficial del Ejército Mexicano en un rancho vivero muy cerca de Tierra Blanca, Veracruz: El oficial me dijo que desde allí, desde el rancho El Kenaff, México fabricó con fibra de un arbusto que da nombre al rancho, todos los amarres de los cientos de buques que participaron en el día D, la invasión a Normandía de cientos de miles de soldados aliados con el que dio inicio la debacle militar de Adolfo Hitler y con ella el triunfo de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Recuerdo la participación del mexicano Escuadrón 201, en donde pilotos mexicanos se cubrieron de gloria participando en la Guerra del Pacífico durante la Gran conflagración, luchando en contra del ejército Japonés.

Viene a mi memoria que después del error de diciembre, durante el inicio del mandato del presidente Zedillo, el presidente demócrata William Jefferson Clinton no tuvo empacho de poner a la disposición de la economía mexicana cientos de miles de millones de dólares para la recuperación económica de nuestra nación, que terminó el sexenio con un crecimiento arriba del seis por ciento y lo dispuesto solidariamente por Estados Unidos por intermedio del demócrata presidente Clinton, debidamente saldado.

El muro que hoy quiere construir el presidente gringo y que no ha podido porque la Cámara de Representantes se lo impide, quisiera hacerlo sobre terrenos que alguna vez fueron de México.

Sin lugar a dudas, la relación de claroscuros, agravios y solidaridades que ha habido entre las dos naciones a lo largo de la historia, ha servido para “ir caldeando los metales en el fogón” e ir forjando el acero de que están hechos los pueblos que han sido y seguirán siendo vecinos, hoy por hoy los socios comerciales más importantes del Mundo y sus economías respectivas ejemplo para los pueblos del Planeta.

México y Estados Unidos son dos pueblos que se necesitan el uno del otro. Así ha quedado grabado, indeleblemente, en las historias sólidamente compartidas.

El asunto de los aranceles, gracias a la habilidad de los grupos negociadores de México y Estados Unidos, se logró conjurar.

Hubiera sido catastrófico para ambas naciones y sus economías. La pérdida de empleos en el mediano plazo para los mexicanos, el Canciller Ebrard y el equipo mexicano de trabajo lo estimaron en el orden de 900 mil. Algo similar hubiera sucedido en la Unión Americana, además de que hubieran sido los consumidores estadounidenses quienes hubieran sufrido los estragos de los incrementos del costo por los aranceles, todavía sin contar la respuesta que se venía de parte de México, con aranceles nuevos que se hubieran puesto a los productos del otro lado como respuesta inmediata a la propuesta del presidente norteamericano. Se hubiera iniciado un asunto innecesario de nunca acabar, hasta darle al trasto al libre comercio entre los dos países, tan exitoso.

Solo los aranceles que se le ocurrió al habitante de la Casa Blanca sobre el acero de hace algunos meses, significa ya un incremento considerable al precio de los automóviles en la Unión Americana que tendrán que pagar, por supuesto, los consumidores del lado gringo, los que puedan.

Con este acuerdo cupular llegado a buen puerto, esperamos que la firma del T-MEC en la Cámara de Representantes no deberá de sufrir más demoras para que su operación se inicie cuanto antes.

Pudimos comprobar que México goza de muchas simpatías entre los dos partidos norteamericanos, el republicano y el demócrata.

Mientras tanto, la propuesta de la CEPAL en torno a un Plan de Desarrollo para el Sur Sureste de México y Centro América, puede resultar en un aliciente muy importante para el desarrollo de esa región tan olvidada. Pero eso lo comentaremos mañana.

Cinéfilo al fin, saludo la memoria de don Federico Fellini, enorme cineasta del Planeta.

Mi artículo lleva hoy el nombre de uno de sus filmes.