SIN LÍMITE 080619

Primer round. 

Por Alberto González Martínez 

La gente sabia siempre ha recomendado ser humilde y generoso en los triunfos, pero digno en las derrotas.

Empero, por lo visto, ni Carlos Faustino Natarén Nandayapa, rector de la UnACh, ni Ariosto de los Santos Cruz y Mario José Gutiérrez Hernández, aspirantes a seguir disfrutando del usufructo del Sindicato del Personal Académico de la UnACh, saben de la existencia de ese sabio consejo.

 

Ayer, daban pena ajena dos o tres maestros universitarios que en las aceras de las escuelas y facultades colocaron sus mesas de votación, las mamparas y las urnas que extraña e indebidamente les facilitó el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana para la recolección de los votos de los docentes de la Universidad Autónoma de Chiapas.

En este caso, hay culpa de ambas partes: Indra Toledo, Ariosto de los Santos y Mario José Hernández sabían perfectamente bien que la Junta de Conciliación y Arbitraje había suspendido todo el proceso electoral desde el pasado 17 de mayo; los integrantes del Comité Electoral del Spaunach también lo sabían. Luego entonces, nadie podía llamarse engañado.

En patético desplante, que solo causó la conmiseración de centenares de observadores de este proceso electoral, los delegados y representantes académicos –denominados vocales del Comité Electoral– decidieron, libre y voluntariamente, hacer el ridículo a plena luz del día.

Desoyeron así, tanto los titiriteros del Comité Electoral como sus marionetas, el sano consejo de asumir la derrota con un mínimo de dignidad y decoro.

Y no podrán alegar que ignoraban el resolutivo de la Junta de Conciliación y Arbitraje porque en los medios de comunicación y en las redes sociales hubo profusa información sobre la suspensión del proceso electoral. Unos, ciñéndose a los hechos, sin quitarle ni ponerle; otros, sesgando a conveniencia los datos para tratar de favorecer a sus candidatos y otros más denostando de manera muy tendenciosa y vulgar.

En este espacio, hemos tenido el cuidado de consignar los hechos tal como fueron desencadenándose para que los lectores –y particularmente los unachos– se enteraran de lo que estaba sucediendo y las irregularidades que reconocidos docentes habían enderezado contra una elección amañada, que desde su origen había cargado los dados para tratar de favorecer a Ariosto de los Santos.

A las voces enérgicas de maestros de reconocido e incuestionable prestigio académico se sumarían dos planillas, la magenta y la guinda, que también competían por la dirigencia sindical, aunque en condiciones muy adversas, por las marrullerías que Indra Toledo, Ariosto de los Santos y Mario José Gutiérrez realizaron de manera exageradamente burda.

No están eliminados, hay que enfatizarlo. Tanto Mario José como Ariosto mantienen intactos sus derechos político-sindicales y pueden continuar con su aspiración –que es deseable que no sea obsesión– de encabezar el Comité Ejecutivo del Spaunach para el periodo 2019-2023. Pero tendrán que ser escrupulosamente respetuosos de los mandamientos estatutarios de dicho sindicato.

Solo que no hay duda que no supieron asumir la derrota con un poquito de dignidad, para no exponer al ridículo a las vocales del Comité Electoral que ayer dieron pena ajena en las banquetas de las escuelas y facultades de la UnACh.

Otra evidencia de no saber asimilar el descontón en el primer round fue la decisión de repartir sobres con determinados periodistas para que “cubrieran” la nota en las escuelas y facultades universitarias donde se instalarían casillas y mesas receptoras para que los docentes votaran, pese a que todos sabían que se trataba de cubrir un proceso electoral inválido.

De distintas formas y en diversos medios se acusó al rector Natarén Nandayapa de una abierta intromisión en el proceso electoral porque, a decir de algunos comentaristas, el presidente de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje es su gran cuatacho y le echó una manita con el resolutivo que dejó sin efectos la votación que debía realizarse ayer en todos los campos universitarios.

Algo hay de eso. Está por demás aclarar que este irreverente tecleador jamás metería las manos a la lumbre por el rector. Menos sabiendo que en la víspera ordenó que las puertas de varias escuelas y facultades permanecieran cerradas el jueves 6 de junio.

Por eso la reiteración: Indra, Ariosto y Mario José no supieron asumir la derrota con un mínimo de dignidad, pero el rector tampoco se mostró humilde y generoso con el triunfo.

En el Campus de Humanidades, de Tuxtla Gutiérrez, por ejemplo, Natarén Nandayapa exageró la nota: giró instrucciones para que personal de servicios generales cancelara de plano las actividades del día con el pretexto de que fumigarían las instalaciones escolares.

Queda claro que, en el primer round, la tunda propinada a Indra, Ariosto y Mario José, fue de pronóstico reservado. Pero está bien visto que son de lento aprendizaje: a pesar del fallo de la Junta de Conciliación y Arbitraje –para que todo el proceso se reponga– Mario José tuvo la genial ocurrencia de buscar un amparo de la justicia federal para darle la vuelta al resolutivo de la JLCyA.

Sigilosamente, se amparó. Pero para no despertar sospechas acudió –muy modosito– a la audiencia de conciliación, demanda y excepciones que la Junta de Conciliación y Arbitraje realizó la mañana del viernes 31 de mayo. Ariosto, en cambio, no tuvo la humildad de asistir.

Pero el recurso le fue negado a Gutiérrez Hernández. Un Juez Federal le notificó que su solicitud era improcedente y que el resolutivo de la Junta de Conciliación y Arbitraje debía respetarse.

Lo único cierto es que los problemas dentro del Spaunach han escalado. El personal docente vive a diario el clima de confrontación, de polarización absurda por estar a favor o en contra de tal o cual candidato.

El primer round ha concluido pero la beligerancia sigue su curso. Los docentes se encuentran ante la inmejorable oportunidad de obsequiar una histórica lección de valor y dignidad a sus estudiantes. Si se atreven, podrán dejar de permanecer agachados, como muertos en vida, para escoger a un Comité Sindical a la altura de las circunstancias.

Solo que abunda la gente que disfruta haciendo el ridículo. Hoy mismo se pusieron a contar –según ellos– los votos: 483 votos para la planilla azul; 239 para la blanca. ¡Vaya lección de terquedad!