POR EL DESEO DE ENSEÑAR

Por Manuel Zepeda Ramos. 

...con nuestra cultura de primer mundo podremos salir de nuestro tercer mundo.

Carlos Fuentes. 

Para Esperancita, en su cumple. 

Al igual que todo México, yo también me he sentido ofendido por los muchos, muchísimos dichos emitidos por el presidente de Estados Unidos desde que estaba en campaña para su primer periodo presidencial, en contra de nuestro país, sus autoridades, sus habitantes y los habitantes de Centro América. No tengo memoria de algún presidente gringo que nos haya ofendido tanto, tan soez mente, como este migrante que hoy gobierna al todavía país más poderoso de la tierra.

 

Coincido con el presidente de México en que no vale la pena pelearse con Trump, muchísimo menos con sus habitantes que no tienen ninguna responsabilidad de los males de madrugada que le acontecen a quien habita en la Casa Blanca y sí muchas coincidencias con nuestro pueblo con quien hemos convivido diariamente desde hace mucho tiempo.

Para que haya pleito deben de haber dos. Y el dos no vamos a ser nosotros. Esta posición, lo digo con toda certeza, no es falta de dignidad: es prudencia ante un gobernante que se pelea todos los días, a toda hora, con los habitantes de la Tierra. Acababa de aterrizar en Londres hace algunas horas y ya estaba insultando a la autoridad de la capital del Reino Unido. Sus rabias y sus culpas lo consumen diariamente, al grado de echárselas encima al Mundo entero. Algunos gobernadores de la Unión Americana ya le mandaron decir que esos aranceles que quiere aplicarle a México, habrán de repercutir en el consumidor estadounidense. Sin embargo, el sostiene que no va a dar marcha atrás para que nuestro país empiece a arreglar el flujo migratorio y de drogas que su pueblo sufre por la negativa de México a tomar decisiones al respecto.

Sin embargo, creo que una manera coadyuvante, de acercamiento en serio para con el pueblo norteamericano, sería enseñarle lo que somos y hemos sido a lo largo de mucho tiempo, ese mestizaje profundo, de orgullo nacional, que hoy se yergue ante el Planeta como una inmensa cultura que sabe conjugar a las grandes culturas mesoamericanas, la presencia europea que nos dio religión y lengua y una negritud que nos otorgó ritmo, talento musical y belleza, variables todas que amalgamó al actual habitante de América Latina que sabe hacer literatura, música, arte y danza, ciencia y tecnología y que hoy es reconocido su talento por el Mundo entero.

Por eso quise poner de epígrafe una frase del inmortal Carlos Fuentes.

El pueblo norteamericano debe conocer la gran cultura de primer mundo de México, intenso y variado, para que vean lo que hemos construido a lo largo del tiempo.

Cuando Juan José Bremer era Subsecretario de Cultura, llevó a un recorrido intenso por la Frontera Norte a los grupos artísticos de la Universidad Veracruzana dentro del Programa Cultural de las Fronteras. Todos los estados fronterizos de la Unión Americana tuvieron que ver con ellos, al grado que ahora siguen intercambiando conocimiento y talento artístico que se ha traducido en muchos conciertos y formación profesional de todas las artes.

Es tiempo de volver hacer lo mismo, nada más que ahora se debe adentrar hacia el resto de todos los estados de la Unión Americana, en donde además viven infinidad de paisanos que han llegado buscando el sueño americano y que ahora son ciudadanos de los Estados Unidos.

El grupo marimbístico de Chiapas, Narimbo, considerado ya una de las mejores marimbas del Mundo, debería ir para allá para enseñar su talento impresionante que lo lleva a hacer jazz a partir de nuestras composiciones populares. Los grupos de música folklórica que hay en cada entidad federativa de inmensa calidad que les ha permitido recorrer el Planeta, también deberían ir para allá; el Tlen Huicani de Veracruz, que envía constantemente ejecutantes para formar a ciudadanos gringos en el manejo del arpa y la jarana, debería tener giras por la Unión Americana, que serían tremendamente exitosas; los tamborileros de Tabasco y su danza del Mochó; el ballet folklórico de Yucatán y la gran trova yucateca; nuestros bailarines de Ballet, Isaac Hernández y Elisa Carrillo, ambos ganadores del premio Benois de la Danse que hoy los convierten en los mejores bailarines de la Tierra; muestras de arte precolombino de todas las grandes culturas de México; las obras musicales de nuestros más grandes compositores contemporáneos ejecutadas por las orquestas de allá; muestras de nuestros artistas más representativos de todos los tiempos que están celosamente cuidados en los mejores museos de México; creadores de la literatura mexicana que den lecturas en prosa y en verso, indígenas y mestizos, entre tantos y tantos artistas del primer mundo que hoy trabajan muy fuerte en nuestro país.

Su presencia en Estados Unidos ayudaría mucho a enseñar lo que somos y lo que hacemos para que el pueblo americano y su presidente aprendieran a conocernos.

Hoy, fue un buen momento para recordar a Carlos Fuentes y a nuestra cultura de primer mundo que ya debe de ir a Gringolandia, urgentemente,  por el simple deseo de enseñarla.