HOSPITAL DEL ALMA 140519

Por El Duque de Santo Ton

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Duque:

Mi esposo y yo nos volvimos millonarios en tan solo un par de sexenios. Somos ricos de verdad, y procuramos hacer vida social con gente de nuestro nivel, hemos aprendido a no tratar de agradar a los “nuevos pobres”, esas personas que lo han perdido todo y que se han quedado en el plan del “quiero y no puedo”.

Por nuestra parte que se queden con sus nostalgias y sus añoranzas, y nosotros nos dedicamos a disfrutar las comodidades que nuestro dinero nos permite  y nos reunimos con gente como nosotros. Dicen que nuestro dinero apesta a nuevo, pero eso, sinceramente, nos tiene sin cuidado.

Maricruz

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Maricruz:

Me parece perfecto que te adaptes a tu nueva vida y no te dejes amedrentar por resentimientos sociales. Ahora la rica eres tú y la gente debe bailar al son que le toques o, de plano, no bailar. La vida es así: a veces unos están arriba y otros abajo. 

Querido Duque:

Mi hermana quiere irse de Tuxtla, dice que ni en África existen lugares tan feos e inhóspitos para vivir. Nosotras nacimos aquí, nuestra familia vive aquí ¿Qué va a buscar en otros lugares?

Rosenda

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Rosenda:

Quizás una vida mejor. 

Querido Duque:

Soy hombre, me comporto como hombre, soy casado, tengo hijos, pero estoy perdidamente enamorado de otro hombre, te lo juro. Mi vida era de lo más normal, hasta que conocí a un gringo que vive aquí en Tuxtla y se dedica a dar clases de inglés. No sé lo que pasó, pero desde el primer momento hubo mucha química entre nosotros, hasta que una tarde, después de beber algunos tragos, empezamos a besarnos e hicimos el amor. Él vive solo y yo frecuento su departamento a escondidas de mi mujer. La verdad es que me siento mucho mejor en sus brazos que en mi propia casa. Quiere que el año próximo me vaya con él a vivir a Michigan, pero aunque me entusiasma la idea, no me gustaría separarme de mi familia ni confesar a mi esposa e hijos que soy gay.

Gregorio

Tuxtla Gutiérrez

Querido Gregorio:

 

La vida es una sola, y hay que disfrutarla como se presenta. Aprovecha la ocasión y disfruta de tu nuevo estilo de vida, siempre y cuando resuelvas las obligaciones alimentarias que adquiriste con tu familia. Si no tienes problema en ese sentido, vete a Michigan, que seguramente estará mucho mejor que Tuxtla Gutiérrez, y goza del “sueño americano”, que no a todo el mundo se le presenta. 

 

Querido Duque de Santo Ton:

Mi papá me consiguió un puesto en el gobierno a nivel dirección, y yo pensaba que todos los burócratas me iban a estar haciendo la barba y a portarse muy arrastrados conmigo porque, después de todo, soy su jefe, pero los muy burros, en lugar de eso, me hacen caras feas, me tratan con mucha frialdad y casi no me obedecen. Ya hice una junta para dejarles bien claro quien es el que manda, pero les valió gorro y me siguen ignorando ¿por qué será?

Julio

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Julio:

Con toda seguridad, tus subalternos son sindicalizados y no se asustan con cualquier cosa. Si quieres ser feliz no hagas corajes, cobra con puntualidad tu quincena, bonos, prestaciones, viáticos y demás emolumentos, y deja que el mundo ruede. 

Duque:

Mi esposo sufre de obesidad mórbida y me pidió que lo llevara con una dietista nutricionista muy afamada en Tuxtla para que lo ayudara a bajar de peso. Conseguimos la cita y al entrar a su consultorio, lo primero que hizo fue pedirle a mi esposo, que es un tonel como de cien kilos, que se quitara la ropa. Desconcertado ante la idea de tener que desvestirse ante una mujer, en mi presencia, mi marido fue quitándose las prendas una por una, sin que la nutricionista le ofreciera por lo menos un vestidor o un biombo para que no lo hiciera como si estuviera dando función. El caso es que cuando mi esposo se quedó nada más con la trusa y los calcetines puestos, la nutricionista le dijo que también se los quitara porque, según ella, le tenía que medir los pliegues y pesarlo completamente desnudo. Entonces yo me enojé y le pregunté con voz de enojada que qué diferencia podría haber por un calzoncillo y un par de calcetines. La nutricionista me pidió que por favor no me metiera en su trabajo. Fue tal el coraje que hice, que le ordené a mi gordo que se vistiera y nos fuimos de ahí, sin pagar la consulta. Hasta la fecha sigo preguntándome cuál sería el motivo que tendría la nutricionista para desnudar por completo a mi marido, si te digo que es un obeso que pesa más de cien kilos, lo cual no es el tipo de hombre que una mujer desearía ver sin ropa.

Saturnina

Cintalapa 

Querida Saturnina:

Tal vez esa mujer se dedica a trabajar con gente obesa porque tiene alguna filia sexual por los hombres excedidos de peso y al ver a tu marido quiso echarse un taco de ojo con sus lonjas. 

Duque:

Yo no soy chiapaneca, vivo en Tuxtla sólo porque el trabajo de mi esposo está aquí, pero me revienta que mis muchachas anden vestidas de indígenas, con sus trajes étnicos que pueden ser muy bonitos pero que a mí me dan cosa. Hablé con mi mamá para que me enviara uniformes para todas, de esos que son vestidos camiseros de cuadritos color pastel, y le di un par a cada una. No me lo vas a creer, pero todas mis criadas cortaron en dos los uniformes para que tuvieran falda y blusa, y después los bordaron con sus flores de estambre y sus cosas. Estoy furiosa, con esta gente nada más no se puede.

Neus

San Cristóbal 

Querida Neus:

Aunque esas mujeres se dediquen a servirte a cambio de la miseria que seguramente les pagas, tienen una identidad a la que no creo que estén dispuestas a renunciar con tal de trabajar contigo, porque si en San Cristóbal no hay trabajo para casi nadie, a las sirvientas todo el mundo se las pelea y hasta se las piratea. Así que si no estás a gusto en esta tierra, de donde tu marido se está llevando dinero que no brillará precisamente por su limpieza, entonces mejor pídele que te regrese a tu tierra, que si de algo estamos plagados, es de arribistas. 

Duque:

Mi ex novio, con el que tenía relaciones sexuales extremas, ahora sale con mi hermana menor, y estoy segura de que la está pervirtiendo. A mí me enseñó el sexo oral, el sexo anal y muchas posiciones que no quiero que le enseñe a mi hermanita. Ya le dije a mi hermana que lo deje, pero ella no quiere porque está engolosinada con sus cochinadas.

Mara

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Mara:

Se nota que tu hermanita y tú son un par de golfas. Deja que la niña aprenda el oficio pero, eso sí, recomiéndale que use condón y adopte todas las medidas de seguridad que, en estos tiempos del herpes, el papiloma y el SIDA, nunca son suficientes.