MIGRACIÓN Y DESARROLLO, -Segunda parte-

Por Manuel Zepeda Ramos. 

Chiapas y Centro América se están acercando a un punto fundamental de su futuro regional.

 

El desarrollo deberá ser necesariamente integrador. Deberá caminar agarrados de la mano.

Tenemos orígenes similares y la economía agropecuaria, desde el trabajo de nuestras culturas originales y la existencia de los señores feudales de Chiapas  y CA, ha girado siempre en torno al trabajo de la tierra, junto a una agroindustria alimentada como instrumento de dominación por los grandes países poderosos.

La economía de la región ha entrado en una depauperización multicausal, en donde la corrupción ha llevado la voz cantante.

En medio de la gran crisis humanitaria global, que está presente prácticamente en todos los continentes, aparece nuestra Frontera Sur que ya no puede seguir pasando desapercibida  ante lo que la ha convertido en la “entrada fácil” al sueño americano con la correspondiente “molestia” de quienes gobiernan al país más poderoso de la tierra.

Con la mirada de soslayo, suavecita, la Frontera Sur ya es un problema de América del Norte y las naciones que la integran deben buscar la solución de manera conjunta.

Este es el gran punto de quiebre y el doctor Tonatiuh Guillén, Comisionado del Instituto Nacional de Migración, entiende el proyecto muy bien por su gran experiencia acumulada en las dos fronteras mexicanas y se apresta a implementarlo de la mejor manera posible.

Con nuestro índice bajo de asilo político y humanitario -al rededor del uno por ciento en relación con cientos de países de la Tierra-, nadie más habrá de entrar por la Frontera Sur sin una ficha de registro, sin un permiso de movilización y empleo. Gracias a estos registros que sí se han hecho, hay al día de hoy alrededor de 600 migrantes que ya han sido registrados en el Seguro Social en la ciudad de Tijuana, que allá tienen empleo y que forman parte ya de quienes generan impuestos para la nación mexicana.

Esa frontera porosa que es nuestra Frontera Sur, cuyo cruce lo resuelven gallos de tractor multi parchados en el peor de los casos -muchos otros lo hacen por su propio pie con solo caminar en medio de los potreros y la selva-, han permitido el acceso silencioso de 300 mil personas cada año, de la mano de sus familias, que andan por el país empleándose en chambas informales, algunos persisten en el sueño americano pero el porcentaje mayoritario ya han optado por México como destino.

Todos los años cruzan la Frontera Sur algunos cientos de miles de indios guatemaltecos que van a Chiapas a trabajar en labores agropecuarias, cuya mano de obra es ya indispensable en nuestro estado para la pizca del café, del plátano, del cacao, de las labores de rosa y quema necesarios para el trabajo agrícola. Hoy, esa tarea que hacen nuestros vecinos trabajadores, sería impensable en nuestro territorio sin su concurso.

Todo eso lo sabe el nuevo Comisionado del Instituto Nacional de Migración.

Con el apoyo de la Cancillería, habrán de trabajar de inmediato en las capitales de Guatemala, El Salvador y Honduras, más San Pedro Sula de este último país referido, en la elaboración de una tarjeta de Visitante Regional y otra más de Trabajador Fronterizo.

De esta manera, los ciudadanos centroamericanos habrán de quedar debidamente registrados ante las autoridades mexicanas, de carne y hueso desde su lugar de origen, para que no pasen desapercibidos en las grandes dimensiones del territorio mexicano, pudiendo entrar y salir de la Frontera Sur, por el lugar correcto como cualquier extranjero que nos visita, para ir a sus países de origen.

Esa es la realidad que creo habremos de vivir en los próximos años:

Familias Centro Americanas desplazándose hacia Chiapas, Tabasco y Oaxaca para trabajar sobre asuntos agropecuarios y agro industriales, siembra de árboles y trabajos de construcción de caminos y vías férreas, entre otros empleos directos y eventuales, mientras se desarrollan las condiciones laborales en sus regiones de origen auspiciados por los países de América del Norte.

Mientras eso pase -aquí lo digo yo inspirado en lo dicho por el nuevo comisionado-, niños y jóvenes centroamericanos que habrán de venir con sus familias, así como niños y jóvenes chiapanecos, deberán de aprender el significado y la ejecución de la música, el arte, la danza, las palabras eufónicas de la letra escrita, la posibilidad que da el teatro de poder ver el espejo de la vida cotidiana. El maestro Abreu decía que en la medida que un niño o un adolescente aprende el valor del Arte en todas sus manifestaciones, será un ser humano de bien, ajeno al vicio y a la delincuencia, capaz de formar un hogar estable y, por lo tanto, listo para procrear descendencia de bien que construyan el futuro promisorio de la Frontera Sur.

Nunca más charlatanes que le vendan falsas esperanzas a la gente pobre de poder construir el sueño americano que hoy se convierte ya en un sueño imposible, pesadilla y mucho menos delincuentes que vengan a México a robar nuestras pertenencias.

México se encamina a ser un país de Destino.

Nuestros resultados con España, Chile y Argentina -yo mismo estudié y aprendí mucho con refugiados españoles y empleé a espléndidos técnicos de la comunicación que han sido los refugiados chilenos y argentinos-, nos avalan de sobra y nos prestigian ante el Mundo