EL SEÑOR DE LA SUERTE

Por Diego Victorio 

En su expediente personal no existe ningún tipo de reconocimientos.

 

La profesión que desempañaba antes de enrolarse en la política era tan generosa como para haber sido laureado por algún aporte, pero no.

Llamémosle a las cosas por su nombre: en el terreno profesional no consiguió nada.

Hace cuatro años irrumpió en la palestra política, menguado físicamente por la edad.

Lo vi, por primera vez,  en un debate radiofónico, era mayo de 2015, vestía un sombrero estilo jazz, nadie notó su presencia, así como llegó se fue, sólo.

Créame el tipo era extremadamente gris. Una pieza rupestre, lejano totalmente de esas fortalezas genuinas que cualquier político debe ostentar.

Pregunté por él con algunos curiosos que oían a los panelistas y, con un ademán de reprobación contestaban mi interpelación. Nadie me supo dar razón.

¡Oh! Sorpresa. Un factor (coyuntura) al que el señor debe agradecerle toda la vida lo hizo candidato a alcalde, justo un mes después de aquella horrorosa primera impresión que me llevé de él a mi almohada.

No sucedió nada con el señor, como candidato de una de las aldeas del estado, perdió por paliza.

Mi papel de periodista hizo que, en aquel no lejano 2015, investigara más sobre su vida.

Un empresario de izquierda radical me dijo, en un café propiedad de un migrante alemán que, a mi investigado siempre le jugaba una mala pasada su egolatría, soberbia y, abyección.

Exactamente tres días después de esa charla, la suerte le volvió a sonreír.

¡Oh! Sorpresa. Esa generosidad coyuntural lo hizo dirigente de un partido político en la provincia.

Los sistemas de partidos dieron de sí, junto a ellos los modelos económicos. La descomposición del tejido social a manos de la discrecional corrupción tenía exaltado al colectivo popular.

¡Oh! Sorpresa. Un tifón político-social lo colocó en la antesala de la candidatura a la gubernatura de la comarca.

La suerte no le alcanzó, aquel tío del sombrero excéntrico, de la guayabera rasgada, del pantalón de pinzas, no le fue suficiente el azar.

Acarició, por horas, la gloria, un incidente coyuntural lo situó por momentos en lo que todo ciudadano sueña, gobernar su territorio.

Desde esa ocasión las emociones de mi personaje son un tempano de hielo.

Musita en la alcoba, se deprime y, reniega de esa tarde funesta para él.

El coronel de la historia le instruyó repetir la candidatura que, en aquel verano de 2015, le había obsequiado.

Ahora vive irritado, explota como energúmeno, se siente incómodo gobernando uno de los caseríos, pudiendo haber representado a toda una aldea.

Gruñe, no quiere estar allí, sin embargo, voltea ve el cofre repleto de oro y, se le pasa.

Si este relato tiene algún parecido con la realidad, créame, es mera coincidencia.

Al Tiempo.

Comentarios Atrincherados

*** Fuera de la política ficción, hay un alcalde de Chiapas que, en público y privado suele soltar que, él no tiene por qué respetar ni rendirle pleitesías al gobernador Rutilio Escandón Cadenas.

Tan es así que el presidente municipal en comento le ha hecho cada desfiguro al titular del Ejecutivo. Luego abundaré.

*** Sólo la alcaldesa de Villa Comaltitlán, Daniela Estrada Choy, le organizó eventos al gobernador Escandón, en su gira por la Costa, ¿qué los demás alcaldes no están trabajando?

*** José Esquinca Kobeh, Julio Rincón Fernández y, Sergio Aguilar, son, hasta hoy, los tres funcionarios que se han ganado a pulso la clásica palmadita de aprobación del Ejecutivo.

*** Por cierto, la operación política que realiza el secretario Particular, del gobernador Rutilio, José Esquinca, hace que al interior del gabinete se respire unidad y trabajo en equipo.

*** Destacar también la rectitud con que se conduce el Auditor Superior del Estado, Uriel Estrada Martínez.

*** Ayer, Marcelo Toledo Cruz, exhibió oficio y dotes de un político de altura al aprobarse en la Cámara local, por unanimidad, la creación de la Guardia Nacional. Bien. HASTA PRONTO, [email protected]