SEGUNDA CARTA PARA EL GOBERNADOR DE CHIAPAS

Don Rutilio: 

Lo saludo con respeto. 

Desde hace algunos días en que le escribí para hablarle de la reconstrucción de las viviendas afectadas por el terremoto, la atención a nuestro patrimonio histórico y la movilización necesaria de los jóvenes chiapanecos preparatorianos y de Educación Superior, así como de los profesionales de la ingeniería y la arquitectura -espero le haya servido mi razonamiento al respecto-, lo hago nuevamente para hablarle de otro tema tan importante como el de la primera carta, que también implica una movilización ciudadana necesaria y urgente: la concientización de los niños de Chiapas y de la ciudadanía en torno a la conservación del medio ambiente.

 

Han llegado hasta mi whatsapp muchas notas y una fotografía recurrente, de fuerte impacto, del Cañón del Sumidero, en donde se ven a dos grandes cocodrilos nadando en el río Grijalva rodeados de desechos plásticos.

Esa escena, señor gobernador, no es la primera vez que la vemos en el cañón del Sumidero ni es responsabilidad suya, toda vez que apenas va a cumplir tres meses escasos que asumió el mando del Poder Ejecutivo en nuestra tierra. Este tipo de sucedidos se vienen repitiendo prácticamente desde que se empezó a inundar el embalse de Chicoasén. En particular, recordaré siempre a un refrigerador de color amarillo que daba vueltas en un remolino que se forma en la desembocadura del Río Sabinal, en una espléndida toma del noticiero de Zabludovsky, cuya nota debió de haber sido de la talentosa reportera Susana Solís Esquinca.

Es muy sencillo: la arribazón de árboles de todo río majestuoso e inmenso como el río Grande, se ha dado todos los años desde que se tenga memoria en la época de lluvias. Al surgir la presa, la velocidad de escurrimiento disminuyó notablemente, quedando rezagados los troncos y grandes ramas en un remanso del Cañón, que ya hasta tiene nombre: el tapón. Un lugar que obliga a disminuir a cero la velocidad de las lanchas, para evitar el riesgo de perder la propela, en donde se amontonan naturalmente cientos -quizá miles-, de toneladas de madera que bien puede utilizarse.

La mayoría de cada uno de los años en que sucede este fenómeno de la modernidad hidroeléctrica, se ha limpiado el tapón. Han habido muchas ideas: desde la llegada de vehículos navegables que hicieron el trabajo -saludos a Luis Pedrero donde quiera que esté-, hasta la posible participación de la cooperativa de lancheros de Chiapa de Corzo, a idea de Jorge Santiago que siempre ha hecho aportes importantes, junto a otras propuestas.

Lamentablemente, la “limpia” de la presa siempre llega tarde, cuando miles de turistas del Mundo navegan el Cañón del Sumidero e, inevitablemente, se encuentran con el tapón  que produce una molestia difícil de evitar. Esos turistas regresan a su lugar de origen con la promesa de no volver nunca más a “Chapas”, porque el Cañón del Sumidero “siempre” está sucio. Esta reacción hace que se lo cuenten a todo a quien se encuentren en su país, provocando la disminución considerable del flujo turístico, internacional y nacional, a nuestro estado.

Esta monserga puede evitarse con una partida fija, federal o estatal, para hacer la operación de limpia, a tiempo.

El gran problema no radica en la limpieza de los troncos.

El gran problema radica en la absoluta falta de conciencia de los habitantes de Chiapas, sobre todo de aquellos que tienen al río Grijalva como su referencia de vida y no son pocos los pueblos y ciudades en esa situación.

¿Cómo llegó hasta el Cañón el inefable refrigerador amarillo?

¿Cómo llegaron las cientos de miles de botellas de plástico de todo tipo y uso que navegan campechanamente por esa maravilla de enorme atractivo mundial y que se quedan atoradas en el tapón produciendo un espectáculo dantesco, de desolación y abandono en donde los cocodrilos son parte importante de ese capricho natural?

Somos los chiapanecos irresponsables, maleducados, que no quieren a su tierra, los que tiramos a las calles la botella de agua o de cloro, el plato o la bolsa de plástico que tuvo un sándwich o una hamburguesa o unos tacos de carnitas, que con el agua de lluvia se arrastran hasta las coladeras de los pueblos y ciudades -si es que hay-, para llegar a los afluentes y estos los llevan hasta el río Grijalva para que empiece la función eterna de mugre y descuido de nosotros mismos.

Y si a esto le agregamos, señor gobernador, que las plantas de tratamiento de aguas residuales no funcionan, ni una sola,  en la inmensidad chiapaneca, tendríamos que ponernos a llorar.

Llegó la hora, don Rutilio, de otra gran movilización, ésta de niños y familias que logren a partir de mañana el principio del orden y la obligación de poner la basura en su lugar.

 Lo invito a que su aparato administrativo, de la mano de las presidencias municipales que tengan al Grijalva como su referente de vida, emprendan la gran campaña, sin precedente, nunca pensada en la historia de nuestro estado, de recolección de basura, en donde los niños y las escuelas sean los principales inspectores de la tarea que habrá de emprender toda la sociedad civil. Nunca habrá un mejor inspector que un niño que vea que, en su casa, la recolección y clasificación de la basura es un asunto que no interesa. La presión hacia la familia de la propia familia pequeña habrá de ser muy grande.

La basura hoy en Chiapas se vuelve un asunto de vida.

Nos llegó la bendición del cielo: el Cañón del Sumidero, gracias a la hidroeléctrica, se hizo navegable y con ello se convirtió en un atractivo turístico de renombre mundial.

No lo echemos a perder.

Las autoridades federales y estatales liquidan al tapón de una vez por todas, en tiempo y forma, y las autoridades municipales y estatales, al lado de la sociedad civil chiapaneca con los niños a la vanguardia, acabaremos con la basura.

Constituya, señor gobernador, un premio anual al municipio más limpio de Chiapas, libre de basura, y celébrelo por todo lo alto. Que se entere Chiapas y el país entero.

Ya verá el éxito de movilización y posicionamiento.

Nunca imaginé que la basura se pudiera convertir en un cementante de unidad en el Chiapas de ahora, el que debe de mirar hacia el horizonte promisorio con el mayor de los optimismos.

Señor gobernador:

En la mañanera del lunes 4 de marzo, en su habitual rueda de prensa, el Presidente de México anunció que “se buscará premiar a los pueblos más limpios de México, los más bellos y con los mejores jardines”.

¿No cree usted que el dicho de AMLO es un asunto de gran augurio para Chiapas?

¡Embellezcamos los pueblos de Chiapas!

¡Erradiquemos la basura para siempre, que tanto daño nos causa, en la salud y en la economía!

Me despido de usted, deseándole éxitos y parabienes:

 

ATTE: Manuel Zepeda Ramos.