HOSPITAL DEL ALMA 190219

Por Duque de Santo Ton

(Consultas gratis: [email protected]

Querido Duque:

Mi esposa siempre ha sido una mujer sexualmente atractiva, además de caliente. Sin embargo, eso no le impide ser una buena madre y una buena compañera, pero al cumplir cuarenta años de edad, me pidió que le pagara una operación para ponerse implantes mamarios.

Traté de disuadirla porque a mí sus senos me encantan, aunque ella, necia, se quejaba de que sus dos embarazos le habían provocado la caída de los pechos. Desarrolló una verdadera obsesión por la operación, hasta que pedí prestado y pagué para que le rejuvenecieran las tetas, pero desde entonces ya no me gusta tocarlas, hasta me da asco agarrar esas bolsas de silicón. Seguimos teniendo relaciones sexuales y trato de sobrellevar la situación lo mejor que puedo, pero sé que no tardaré mucho en hartarme, mi organismo se resiste a aceptar esas mamas falsas. No encuentro salida.

Milton

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Milton:

Eres un exagerado. Piensa en todo el tiempo en el que has disfrutado ese cuerpo y no te obsesiones tanto con los senos. Los pechos femeninos no solamente sirven para dar de comer a los niños y para dar placer a los adultos, también se utilizan para lucir la ropa y para alimentar la autoestima de las mujeres que envejecen, así que no seas sangrón y no des tanta importancia a un asunto que no la tiene ¿total? Ya pagaste por esa operación, que no creo que te haya costado menos de cincuenta mil pesos, si fuiste con un médico barato. 

Querido Duque:

Soy mujer, pero estoy harta de que me inviten a eventos feministas. En esas reuniones, las fulanas que sienten que son parte del mundo de la cultura hablan de la opresión a la que estamos sometidas las más pendejas y, la verdad, ellas lo único que quieren es manipularnos para ganar concesiones políticas. A mí ya me tienen hasta la madre con sus invitaciones, te lo juro Duque.

Daniela

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Daniela:

No entiendo por qué te enardece tanto que te inviten a mítines proselitistas, simplemente no vayas y asunto arreglado. 

Duque de Santo Ton:

Tengo 27 años, estudio un posgrado en derecho constitucional y trabajo de stripper en un centro nocturno gay de Tuxtla Gutiérrez. Yo no soy homosexual, no me dejo manosear por hombre ni, mucho menos, tengo sexo con ellos, simplemente creo que mi trabajo es como cualquier otro, pero la otra noche descubrí a varios de mis maestros entre el público y me sentí muy avergonzado.

Enrique

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Enrique:

El tuyo no es un trabajo como cualquier otro, te desnudas públicamente para satisfacer el morbo de otros hombres y eso tiene ya un punto de patología. Sin embargo, no tienes por qué sentir vergüenza con tus maestros del posgrado, porque no creo que hayan asistido a tu show para practicar alguna diligencia ni a dictar una cátedra magistral.  

Querido Duque:

Cuando éramos niñas, mi hermana era una verdadera puerca a la que no le quedaba ninguna talla de ropa por lo gorda que estaba, y yo era delicada, fina, casi etérea. Las dos teníamos facciones finas porque la familia de mi mamá pertenece a la aristocracia de Puebla, pero cuando nos casamos las cosas cambiaron. Ella empezó a cuidarse y arreglarse mucho, y yo me abandoné, dejé de interesarme en dietas, ejercicios y ropa bonita. Ahora mi hermana es una señora muy guapa, elegante y distinguida, y yo soy una vieja fodonga y despeinada. Sin embargo, mi marido me adora  y mi es fiel. A mi hermana, con todo y sus arreglos, mi cuñado la abandonó.

Irma

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Irma:

Se nota que entre tu hermana y tú hay una rivalidad que no debería existir, pues ya cada una hizo su vida y le tocó lo que le tocó, sin necesidad de voltear a ver a la de al lado, y menos con envidia. Dios castiga. 

Duque de Santo Ton:

Pertenezco a una familia de cinco hermanos, cuatro mujeres y dos hombres, y mis hermanas se casaron muy jóvenes las cuatro, todas con hombres ricos y poderosos. Sin embargo, mi hermano mayor y yo salimos homosexuales, es decir: nos atraen las personas de nuestro mismo sexo. Yo no sé si existan casos similares pero quiero preguntarte si es normal que en la misma familia los dos únicos hijos varones sean homosexuales.

Juan

San Cristóbal 

Querido Juan:

En cuestiones de sexualidad no hay cosas normales ni anormales, simplemente hay cosas y hay que aprender a encararlas. 

Duque de Santo Ton:

Hace muchos años fui jefe de una oficina, y había un empleado menor que me caía muy mal por igualado, alzado y muy pagado de sí mismo. Ahora que cambió el gobierno, me consiguieron una buena chamba en una dependencia, con un salario jugoso, sobre todo para la temporada que estamos pasando, y todo me parecía perfecto hasta que me informaron que mi nuevo jefe iba a ser el indio aquel que se sentía la gran cosa. Todo el mundo me dijo que no diera importancia al asunto, pero fue superior a mis fuerzas, no pude resistirlo y ni siquiera me presenté.

Javier

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Javier:

Hiciste bien. Aunque necesites el dinero que te reportaría ese empleo, trabajar bajo las órdenes de alguien a quien desprecias tanto sería un infierno, ya que no podrías ocultarlo y él se encargaría de recordártelo todos los días. No te preocupes, no hay nada más patético que un hombre maduro aferrado a una chamba para poder subsistir, la vida te ofrece más opciones, búscalas, los puestos públicos son temporales. 

Duque de Santo Ton:

Mi novio quiere hacerme el sexo anal pero yo no me dejo porque se me hace una cochinada. También quiere tener relaciones conmigo e incluso hacerme orales cuando me baja la regla. Yo lo amo pero no me gusta que quiera esas cosas ¿qué puedo hacer?

Leslie

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Leslie:

Cambia de novio, ese tipo es un cerdo. 

Duque de Santo Ton:

Cerca de mi casa vive una familia que siempre tiene guaruras en la puerta de su casa, pero no los dejan entrar en la residencia ni siquiera para ir al baño. Entonces desde la ventana de mi cuarto puedo ver como orinan, como se lavan los dientes y hasta como se cambian de ropa. Además de injusta, la situación me parece inmoral porque yo soy una señorita decente como para pasarme todo el tiempo viendo hombres en trusa.

Marina

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Marina:

Si fueras tan decente, cerrarías las cortinas o voltearías hacia otro lado. Lo de señorita lo dudo ¿eh?