CARTA PARA EL GOBERNADOR DE CHIAPAS

Por Manuel Zepeda Ramos 

Don Rutilio: 

Le saludo de antemano.

He querido escribirle, porque he visto a través de las redes sociales unas declaraciones del Colegio de Ingenieros Civiles de Chiapas en donde, debido a la recurrencia de fenómenos sísmicos en nuestro territorio, reales y preocupantes, urge a que se retome la promulgación de los reglamentos de construcción en más de cien municipios que no lo han hecho desde 2010, año en el que fue publicado el 22 de septiembre  en el Periódico Oficial del Estado de Chiapas y que, en el decreto 347, indica en su artículo Cuarto la obligatoriedad de que cada municipio del estado expida su Reglamento de Construcción.

 

Ciertamente, desde que en los últimos minutos del pasado seis de septiembre de 2017 padecimos con horror el interminable sismo de 8.2 grados Richter que despertó a todos los habitantes del estado y del vecino Oaxaca, evento que habremos de recordar toda la vida por su tremenda intensidad, al menos nuestro territorio chiapaneco debe de tener, ya, un Reglamento de Construcciones que contemple este tipo de contingencias para niveles arriba del terremoto que padecimos.

Es de llamar la atención el número de municipios que no han cumplido con el mandato.

Eso pasa porque esos municipios no están capacitados para diseñarlo.

La elaboración de un documento de esta envergadura debe de implicar la participación de las Instituciones de Educación Superior que existen en el  estado, al lado de sus académicos especializados en esas cuestiones de diseño sísmico y estructural y que, según me he informado, los hay en la Universidad Autónoma de Chiapas.

La participación de la academia no es un asunto nuevo en estos menesteres.

Cuando el sismo de 1957 en la Ciudad de México, fue el Instituto de Ingeniería de la UNAM quien diseñó el nuevo reglamento de construcciones de la Capital de la República y cuando el sismo tremendo de 1985, fue el mismo Instituto de Ingeniería que revisó el instrumento que regía, para emitir uno nuevo apegado a las necesidades exhibidas en ese terremoto que destruyera muchos edificios y provocara la muerte de miles de sus habitantes.

El terremoto que ahora padecimos en Chiapas, necesita un reglamento de construcciones que contemple los nuevos niveles de contingencia.

El Estado mexicano, ciertamente, actuó de manera pronta, pero los resultados no fueron los que esperaban los damnificados que perdieron sus viviendas en un número considerable en niveles de desastre, al grado de que no las han podido reconstruir.

Un evento de esta naturaleza no puede pasar desapercibido.

Por eso es que el momento de la llegada de un nuevo gobierno, debe de poner a prueba la capacidad de movilización de sus habitantes.

Si Chiapas es capaz de trabajar de manera colectiva y organizada al lado de los miles de damnificados por el terremoto, será capaz de intentar otras tareas que tengan en suerte su organización futura en todos los niveles para el desarrollo que Chiapas necesita.

Es el momento ideal para iniciar tareas de conjunto, en donde los jóvenes de Chiapas en primer lugar tengan especial participación en la transformación del estado.

Empecemos por el reglamento.

Maestros y alumnos de las escuelas de Ingeniería y arquitectura, al lado de los egresados de dichas escuelas que se han distinguido en el diseño estructural al grado de ser llamados por las autoridades de la Ciudad de México para valorar el grado de daño de los edificios en el reciente sismo del 19 de septiembre de 2017, habrán de empezar la tarea para calcular el dimensionamiento de las nuevas estructuras para diferentes tipos de edificaciones. Los maestros y alumnos de arquitectura deberán proponer diseños nuevos para un tipo de vivienda vernácula que logre una unidad de diseño en cada uno de los pueblos, que sean capaces de utilizar los materiales de la región que los chiapanecos hemos usado durante tantos años en la construcción de nuestras viviendas. Para ello, nuestros especialistas deben contar con aparatos para la simulación de condiciones de catástrofe como puede ser una mesa vibradora que existe en la Secretaría de Protección Civil y que deberá también incorporarse a esta tarea de diseño de un reglamento que sea de fácil interpretación para los municipios del estado.

Una vez diseñado el reglamento de construcciones, deberá de venir una gran movilización de los jóvenes de Chiapas para iniciar la reconstrucción de los pueblos del estado a lo largo de todo el sexenio. Todos, ayudándose entre todos, deberán de ser la consigna que habrá de desarrollar un sentimiento solidario para intentar después cualquier tarea de producción en beneficio del desarrollo chiapaneco.

Creo que es la manera de que el pueblo de Chiapas despierte con miras de quehacer colectivo, para que construyamos todos, juntos, el futuro de nuestros hijos.

Se puede. Solo hace falta voluntad, ganas, vocación de servicio y una gran organización.

Mi generación ya lo hizo cuando fue joven. Y lo hizo bien.

Ahora le toca a los que vienen.

Le mando un abrazo y mis deseos porque sirva bien al pueblo de Chiapas.

Nota al calce:

Esta movilización colectiva debe de incluir el rescate de nuestra memoria histórica. El terremoto puso en grave riesgo a estructuras fundamentales de nuestra vida colonial: muchas iglesias de esa época corren el peligro de venirse abajo. Los cálculos de la Federación andaban en el orden de los 13 mil millones de pesos, para todos los templos de Chiapas, Oaxaca, Morelos, Puebla, Estado de México y CDMX. Rescatemos los templos chiapanecos, busquemos apoyo en las organizaciones internacionales, hagamos el esfuerzo para su reconstrucción. Las futuras generaciones podrán saber acerca de lo que hemos sido.

Va otro abrazo, gobernador.