PALABRA DE DUQUE 020219

 

Mariles, héroe con talón de Aquiles 

Ganó tres medallas olímpicas, pero también destaca en la lista de criminales más célebres de los anales de la nota roja; su muerte en París, a los 59 años de edad, sigue siendo un misterio 

Por Julio Domínguez Balboa 

El general Humberto Mariles Cortés fue el  primer mexicano en ganar una medalla olímpica de oro, el primero en ganar la segunda y, además, el único en obtener tres medallas (una más de bronce) en los mismos juegos de Londres 1948, las primeras Olimpiadas después de los doce años que duró la Segunda Guerra Mundial. No participaron ni Alemania ni Japón debido a su papel de villanos perdedores. El nombre de México brilló con especial fulgor.

 

Mariles nació el 13 de junio de 1913, oriundo de Parral, Chihuahua. Estudió en el Colegio Militar, y desde muy joven fue un jinete consumado. Era un hombre tan distinguido y disciplinado, que llegó a ocupar algunos de los más altos mandos en el Ejército. Cuando se celebraron las Olimpiadas de 1948, era teniente coronel condecorado y era un jinete de lujo.

Sin embargo, tan peculiar personaje no era del agrado del comandante supremo del ejército mexicano, es decir, el presidente Miguel Alemán. Antes de partir a Londres, el presidente llamó a Mariles para cancelar su viaje a las Olimpiadas, con el pretexto de que no había fondos para sufragar los gastos, y porque, según él, era una estupidez competir con un caballo tuerto (“El Arete”, el corcel del general, no tenía un ojo).

Sin embargo, una gira previa a las Olimpiadas de Londres 1948, en la que el equipo mexicano obtuvo diversas preseas, convenció al presidente Miguel Alemán. En las Olimpiadas, el equipo mexicano de equitación obtuvo tercer lugar en la prueba de tres días por equipos, primer lugar en salto por equipos y primer lugar en salto individual. Los acompañantes de Mariles en la justa olímpica fueron: Alberto Valdés Ramos, Rubén Uriza Castro y Joaquín Solano, todos contribuyeron fundamentalmente al éxito de la delegación mexicana.

Obviamente, a su regreso, los mexicanos fueron recibidos como héroes en el país e, incluso, se dice que Miguel Alemán llamó personalmente a Mariles para felicitarlo y decir que eran un orgullo para la nación.  Las condecoraciones fueron muchas, pero entre ellas, no puede soslayarse el mismísimo Auditorio Nacional. Entusiasmando por el triunfo del equipo mexicano de equitación, el ex presidente Alemán donó los terrenos aledaños al Campo Marte para promover en ellos actividades ecuestres en un espacio techado. El proyecto incluía caballerizas, habitaciones para los caballerangos, un granero y un teatro principal. Los responsables fueron los arquitectos Fernando Parra Hernández, Fernando Beltrán Puga, Fernando Peña Castellanos y Óscar De Buen.

Como de costumbre, al cambiar el presidente, el proyecto de construcción se detuvo y, finalmente, muchos años después, sería destinado a las presentaciones multitudinarias de espectáculos, nada que ver con el sueño hípico con el que fue proyectado.

Por otro lado, la celebridad de Humberto Mariles no terminó con la gloria obtenida en los Juegos Olímpicos. Una noche de 1964, después salir de tomar varios tragos, el ya general del Ejército Mexicano circulaba a bordo de su coche por el entonces recién estrenado Periférico con dirección a su casa, cuando otro automovilista se enfrascó en un pleito con él. Para terminar la discusión, el general Mariles desenfundó su pistola calibre.38 y le metió un balazo en el estómago a su contrincante. Como cabe suponer, de inmediato llegaron la policía y la Cruz Roja. El herido fue llevado al hospital, con la propia ayuda del campeón olímpico, en donde falleció a consecuencia de las heridas recibidas.

 El General se entregó voluntariamente y su proceso judicial fue largo. Al final, Humberto Mariles fue encarcelado por homicidio y sentenciado a cumplir 20 años de prisión en la cárcel de Lecumberri. Sin embargo, después de siete años, sus abogados consiguieron sacarlo en libertad en 1971.

A pesar de lo ocurrido, el pueblo mexicano no olvidaba a quien lo había puesto en un alto pedestal, y al dejar la cárcel Mariles fue vitoreado una vez más como héroe de la nación, y se organizó un desfile en su honor, en el Palacio de los Deportes.

El general Humberto Mariles viajó a París en noviembre de 1972, supuestamente a comprar caballos pura sangre para el Ejército. Sin embargo, su hija, Virginia Mariles, declaró textualmente: "…un día después, acaso dos, de aquel desfile, mi padre recibió una orden del gobierno: trasladarse a París. Nunca nos dijo el motivo. La petición le disgustó porque mi hermana Alicia estaba por casarse en esos días pero como siempre, por lealtad a las instituciones y como todo militar, cumplió con el cometido que le habían encargado. La única condición que puso fue que el viaje fuera lo más corto posible. Salió, no lo recuerdo bien, el 23 o el 24 de noviembre; yo misma lo llevé al aeropuerto. Me prometió que regresaría a la brevedad. En París, mi padre se encontró con dos individuos en un restaurante y comió con ellos. Después se sabría que éstos eran narcotraficantes y que al ser aprehendidos por la policía francesa y tras severos interrogatorios, comentaron que dentro de sus actividades anteriores habían estado con mi padre, en un lujoso restaurante. Nos avisaron por teléfono que mi padre había sido detenido y después, el 6 de diciembre (1972), es decir a dos semanas de que había partido de México, a través de la embajada mexicana nos comunicaron que, a sus 59 años, había fallecido a causa de un edema pulmonar".

La hija del fallecido militar afirma que fue una vil mentira, y más testimonios confirman que la relación de Mariles con el narcotráfico en París era bastante dudosa, aún más, el hombre, el día de su muerte, tenía que dar un testimonio a las 10 de la mañana, pero nunca llegó pues murió en su celda a las 7 de la mañana, poco después de que comiera el desayuno. Todo parece señalar que el general Humberto Mariles Cortés fue envenenado, sin embargo, nunca se aclaró el misterio de su muerte y sigue siendo una gran interrogante en la historia del deporte nacional y la historia de la posguerra mexicana. Una vida llena de gloria, de tragedia y una muerte misteriosa.