HOSPITAL DEL ALMA 170119

Por El Duque de Santo Ton

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Querido Duque de Santo Ton:

Desde que era niña escuchaba lo que platicaban las hermanas menores de mi mamá, y soñaba con viajar a la sierra de Oaxaca para comer hongos alucinógenos, pues a mis tías las transformaban las experiencias con esa droga.

Cuando regresaban parecía como que habían ido a otro planeta. Esperaban todo el año la temporada de lluvias para ir a comer hongos y yo esperaba a crecer para que me llevaran. Pero, como te decía, ellas son las hermanas menores de mi mamá y pertenecen a otra generación. Ahora que están viejas, ya están tan devastadas que no pueden ir a la sierra aunque siempre juran que al año siguiente lo harán. Yo ya tengo 22 años y aunque mis amigos no son santos y consumen cosas, prefieren las tachas, el crack, la cocaína y todas las drogas que sean de laboratorio. Para acabar pronto, nadie quiere ir conmigo a Oaxaca para comer hongos. Mi hermano dice que tanto en Palenque como en San Cristóbal pueden conseguirse hongos alucinógenos, pero no es lo mismo, yo quiero ir a Oaxaca con una banda, como lo hacían mis tías.

Soraya

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Soraya:

No te aferres a vivir una época a la que no perteneciste. A tus tías les tocó la última parte de la generación “baby boomer”, del amor y paz, del hipismo, y ya ves lo “devastadas” que quedaron. Eres una muchacha muy joven para engancharte con las drogas; las experiencias psicopdélicas están completamente pasadas de moda, aquí y en China. Aunque ahora la moda sea consumir drogas artificiales, tampoco te las recomiendo, matan neuronas como si fueran Baygón en nido de zancudo, y esas células jamás se regeneran. La naturaleza es sabia y no conviene contravenirla. Deja de soñar con ese viaje a la sierra de Oaxaca y mejor ponte a pensar en cómo ganar dinero, porque ya no eres una nena y la situación económica está cada vez más crítica. 

Duque:

Yo no sé si sea enfermedad o qué, pero tengo el olfato especialmente sensible. A las personas las distingo por su aroma y tengo la mala fortuna de trabajar con una bola de hediondos a los que identifico sin necesidad de voltearlos a ver, con sólo que entre a la oficina ya sé quién es el apestoso que acaba de llegar. Casi siempre traigo conmigo pañuelitos perfumados para librarme del hornazo, pero es inútil, cuando llegan todos mis compañeros de trabajo las ganas de vomitar casi me hacen correr al baño ¿soy yo la que está mal?

Beatriz

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Beatriz:

Mira muñeca, la gente que apesta por lo general es poco higiénica y tiene hábitos distintos a los tuyos. Se te olvidó mencionar a los que tienen mal aliento que también son una plaga. Yo te concedo toda la razón en cuanto a que soportar a las personas malolientes es un lastre, pero estás mal si no logras dominarte. Me recuerdas al personaje central del “mito de Sísifo”, que tenía que subir cotidianamente una pesada roca a la cima de una montaña, sólo para verla caer todos los días, con la plena consciencia de que al día siguiente tendría que volver a subirla. Así es la vida del burócrata mi reina, así es que si tienes necesidad de trabajar, tendrás que aprender a soportar el olor de la gente cochina. Te sugiero que lo ofrezcas como un sacrificio al Sagrado Corazón de Jesús, ésa es una forma de adorarlo todos los días. 

Duque de Santo Ton:

En mi salón todas las niñas tienen iPhone X menos yo. Eso me hace sentir muy mal, porque mis compañeras se la pasan mandándose mensajitos muertas de la risa y a veces pienso que se están burlando de mí. Anoche le pedí a mi papá que me comprara un iPhone X, y me contestó que no tenía ni para comprarse el suyo y que diera gracias a Dios que todavía puede pagarme la colegiatura porque nos está llevando la chingada ¿cómo lo ves al grosero de mi papá?

Gertrudis

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Gertrudis:

No hay duda de que tu padre es un lépero, pero eso no es motivo suficiente para que no estés inmensamente agradecida con Dios, por el simple hecho de que al pobre diablo todavía le alcance para pagar las colegiaturas. No te preocupes por no tener iPhone X, como niña pobre siempre vas a carecer de algo y eso va a ser motivo de que las niñas ricas te segreguen, pero mejor eso que ir a una escuela de gobierno ¿no? Además, la vida es un carrusel, tal vez muy pronto te toque estar arriba y en lugar de iPhone X vas a tener algo mejor para poder despreciar a quien no tiene para pagarse uno. 

Duque:

De un tiempo para acá, a mi señora le ha dado por acariciarme el trasero a todas horas, y parece ser que esa zona de mi anatomía se ha convertido en la única que le interesa de mí. De hecho, siempre me toma fotografías con su celular cuando estoy desnudo, pero se obsesiona en aquellas en las que se me ven las nalgas ¿se estará volviendo lesbiana?

Héctor

Chiapa de Corzo 

Querido Héctor:

No entiendo el motivo por el que piensas que a las mujeres “normales” sólo puede excitarlas el pene. El cuerpo del hombre, en general, es atractivo para las señoras aunque a veces no se les permita manifestar que les produce placeres visuales, táctiles u olfativos. Si a ti te gustan las nalgas de tu esposa ¿por qué no habría de excitarse ella con las tuyas? El deseo sexual se produce en el cerebro. 

Queridísimo Duque:

Extraño mucho tus historias, tienes mucha creatividad, pensé que volverías a escribirlas. Te estás desperdiciando Duque, acuérdate que la vida no retoña.

Leticia

San Cristóbal 

Querida Leticia:

Eso de escribir historias espero que regrese como vino la primera vez que lo hice: así nomás, de repente. Creo que necesito un poco de relajamiento y de descanso para poder despertar a la creatividad narrativa. 

Señor Duque:

Soy una muchacha decente, pero por buena o mala suerte me encanta tener sexo, sobre todo si se trata de hombres mayores que yo. Por eso me relaciono con amigos de mi papá, con mis jefes del trabajo, con agentes de ventas y con otros señores que tengan, por lo menos, cuarenta años de edad. Debo confesarte que la primera relación sexual que tuve fue con mi padre y tal vez por eso me atraigan los hombres grandes.

Minú

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Minú:

Si algo no tienes es decencia, pero, en fin, también te asiste el derecho de disfrutar de la vida como mejor te plazca. Te deseo suerte y ojalá tus conquistas no padezcan disfunción eréctil pues los años, son los años. 

Oye Duque:

La verdad me había ido muy bien con el asunto del dinero, pero por motivos que no viene al caso mencionar me fui quedando pobre sin darme cuenta. Ahora que le he dicho a mi esposa que voy a tener que vender la casa para cambiarnos a una más pequeña y en un barrio más modesto, ella dice que se quiere divorciar de mí. Yo la adoro, es el motivo de mi vida ¿qué puedo hacer para que no me deje?

Rodrigo

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Rodrigo:

No puedes hacer nada. No creo que esa señora quiera compartir contigo la miseria ni mucho menos ponerse a trabajar para “juntar” sus sueldos. Si todavía está guapa, con toda seguridad buscará a un hombre rico de a de veras, y se olvidará del pelagatos en el que te has convertido.