ENTRELÍNEAS 070119

Chiapas sin representantes populares 

POR JORGE CEBALLOS 

Transcurridos cuatro meses desde que constitucionalmente asumieron el cargo los actuales legisladores federales (diputados y senadores), la entidad, o más bien sus habitantes, padecen un verdadero ausentismo de representantes populares, da la impresión que quienes llegaron a ocupar un espacio en ambas cámaras del Congreso de la Unión, están nadando de a “muertito”, pues poco o mejor dicho, nada se sabe que hayan hecho a favor del Estado.

 

Como bien sabemos, el 1 de julio Morena logró convertirse en la primera fuerza política del país, el efecto López Obrador, ayudó a varios personajes de Chiapas a lograr su anhelo de triunfo y los catapultó a las posiciones legislativas que estuvieron en juego; el voto popular catapultó a personas sin mayor preparación a estar en la horda de las grandes decisiones que nuestro país requiere.

Sin embargo, precisamente el efecto triunfador de Andrés Manuel López Obrador, permitió que muchas personas que no tienen la mínima preparación política y legislativa, obtuvieran triunfos inobjetables, pero, pasados ya 127 días de su asunción, esa falta de preparación se hace patente al no surgir la figura de un legislador que luche por dar buenos resultados.

En el grupo de actuales legisladores, hay dos nombres que quizá sobresalen: Zoé Robledo Aburto y Eduardo Ramírez Aguilar, al primero, el presidente Andrés Manuel López Obrador lo invitó a ser parte del gabinete desde la subsecretaría de Gobernación, el segundo, usufructúa una posición negociada por su mecenas, eso sí (para fortuna de Chiapas) sin el mayor margen de maniobra, porque de tener un poco de posibilidad, estaría creando lo que más sabe crear: problemas y negocios al amparo del poder.

De ahí en fuera, por donde usted estimado lector (a) le busque, no encontrará un solo hombre o mujer que se esté desempeñando como legislador que esté dando la cara por Chiapas. La mayoría de quienes portan un fistol como integrantes del poder Legislativo, han comenzado a futurizar, pensando desde ahora en lo que buscarán para 2021, año en que habrán de celebrarse las elecciones intermedias.

Por ejemplo, los legisladores federales de Morena, no traen una agenda legislativa propia a favor de Chiapas que, en los cuatro meses de legislatura, no han informado de una sola acción que permita a los chiapanecos pensar que no se equivocaron al votar por el cambio. La actual coordinadora del grupo chiapaneco de diputados federales, Manuel Obrador Narváez, simplemente anda en su rollo de poder construir su candidatura a la presidencia municipal de Palenque, además, de construir una incipiente estructura al interior de de Morena para favorecer a Eduardo Ramírez Aguilar en pos de una lejana candidatura al gobierno.

Sin demeritar la figura de quienes hoy son legisladores, quizá del grupo parlamentario original que llegó a San Lázaro el 1 de septiembre, Zoé Robledo Aburto era el más preparado, el que tenía las tablas políticas y la experiencia que se requiere en esas lides, pero un llamado presidencial, le impidió a Chiapas contar con alguien que peleara por un buen trato para la entidad.

En el grupo de diputados federales, existen gente identificada con la lucha de López Obrador en la entidad: José Luis Elorza, Alfredo Vázquez y alguno que otro que durante nuestro paso por Morena conocimos y que en este momento se nos escapan sus nombres, sin embargo, eso no es garantía de que están haciendo un papel extraordinario como legisladores.

Si nos vamos a analizar la actividad de los tres senadores con que cuenta Chiapas, simplemente una palabra los define: inoperancia.

Sasil de León Villard y Eduardo Ramírez Aguilar, al estar del lado oficial han realizado un papel muy poco decoroso para la entidad, de la coordinadora del PES en el Senado de la República, fuimos testigos apenas en el mes de diciembre, la manera en que rastreramente pronunció un discurso vanagloriando al presidente López Obrador en la entrega de la Medalla Belisario Domínguez, otorgada a don Carlos Payán y por lo cual fue merecidamente criticada.

En tanto que de Ramírez Aguilar, lo más que se recuerdan son su exabruptos como cuando llamó al presidente Andrés Manuel López Obrador apóstol de la democracia, cuando tres años antes lo tildó de mentiroso, justo cuando defendía a capa y espada el régimen saqueador de Manuel Velasco Coello, o bien, cuando se puso a hablar de corrupción, cuando ha sido uno de los más beneficiados de ese flagelo que durante seis años golpeó a la entidad.

El tercer senador con que cuenta Chiapas, es el hasta ahora priista Noé Castañón Ramírez, quien luego de enfrentar una batalla jurídica, logró tomar posesión del cargo, sin embargo, en su grupo parlamentario, ese que coordina Miguel Ángel Osorio Chong, aún no logra empatar, o mejor dicho no lo dejan aterrizar del todo.

De Castañón Ramírez se ha escrito que de un momento a otro podría formar parte de otro grupo legislativo, sin embargo, eso no ha ocurrido y mientras eso ocurre, no hay forma de que su trabajo se haga patente.

La realidad que enfrenta Chiapas, es una ausencia severa de representantes populares que luchen, peleen y alcen la voz para lograr mejores cosas para la entidad, y mientras eso no ocurra, seguirá como hasta ahora, habiendo una horda de personajes que no merecen llamarse representantes de un pueblo golpeado como el chiapaneco.

No entienden mensajes

La mayoría de los presidentes municipales, no están entendiendo el llamado del presidente de la República y del gobernador de Chiapas en torno a la austeridad y la atención ciudadana que se requiere en estos tiempos.

En municipios como Comitán, Tapachula, Palenque, Tuxtla Gutiérrez, Cintalapa, Arriaga y Salto de Agua, sus alcaldes siguen actuando como en el pasado: pensando en los grandes negocios que deja el poder y en dejar pasar el tiempo en inacción.

Comitán, Tapachula y Palenque, están enfrentando graves problemas de inseguridad, mientras que sus alcaldes viven un mundo color de rosas, pensando que aún están en campaña y que prometiendo cosas van a mantener contenta a una sociedad que lo único que exige es un cambio de raíz para lograr llevar una vida normal. Hasta la próxima.