CRUENTA E INSÓLITA REALIDAD DE MÉXICO, Cuarta y última parte

Procuración de justicia, policías y soldados 

Por Julio César Cué Busto 

Pregunta, ¿Por qué no funciona el Ministerio Público? Respuesta, porqué históricamente este representante social envestido de autoridad, no es más que un mito en la actualidad, tiene décadas que está en caída libre con un alto grado de contaminación de prácticas corruptas. En la reforma constitucional del 2008 consistente en una supuesta modernidad procedimental, se le condenó al Ministerio Público al exterminio total, estaba mal y lo dejaron peor.

 

Los “creadores” del nuevo Sistema Constitucional de Justicia Penal, encausaron una burda copia del procedimiento penal anglosajón o “common law” con muy poca tropicalización o nula mexicanización, la cual choca por completo con nuestra raíces históricas del derecho castellano y romano, que dio origen al Sistema Jurídico Mexicano en el siglo XIX. La realidad es que no está funcionando adecuadamente el sistema que impusieron a partir del 2016, esa es la brutal y absurda verdad.

Pregunta ¿Cuál es el principal ingrediente de este mal remedo gringo impuesto en el proceso y procedimientos penales en México? Respuesta, la supremacía del Juez y como efecto la desvaloración total de la figura del Ministerio Público; o sea, se tiene como único culpable al representante social del fracaso de México en la administración de justicia, lo cual resulta un exagerado maniqueo. Es necesario modificar sustancialmente la reforma, no será la primera vez ni la última, en donde haya que hacer una contrarreforma, lo más sano es reconoce el error y corregirlo.

Se debe someter al Ministerio Público a una reingeniería total, que renazca como una autoridad garante de la seguridad pública, que sea en todo momento una autoridad activa y funcional. No más, de tenerlo como una simple parte en un proceso penal. Ya no más, de simple acompañante de policías o soldados (si es que lo llevan). Tiene que renacer el Ministerio Público como una autoridad representante de la sociedad que participe en los juzgados como buscador de la verdad legal, fortaleciendo la acusación que el estado mexicano le hace al probable delincuente.

Asimismo, debe ser la autoridad responsable de dirigir y ejecutar los operativos de las policías ministeriales y preventivas, o de militares en funciones policiales, para garantizar el respeto irrestricto de los derechos fundamentales de las personas. Sí se concretaran estas modificaciones, existiría una probabilidad alta que el porcentaje de asuntos sin resolver fueran menores a los actuales, reduciendo también drásticamente la impunidad existente.

Tiene que estar nivelada la jerarquía de un Ministerio Público con la de cualquier juzgador; ya que, uno representa a la procuración y el otro a la impartición de justicia ambas son autoridades, sin subordinación de uno con otro. Al nivelar durante todos los procedimientos al Ministerio Público y al juzgador mejorará sustancialmente la administración de la justicia. Que el representante social no deje de ser una autoridad en ningún momento secuencial, para que durante el proceso penal se dedique a fortalecer la acusación con más elementos probatorios.

El Ministerio Público debe ser el elemento clave para la pacificación del país, como garante de la Seguridad Pública y responsable de procurar justicia, actividades exageradamente amalgamadas, tiene la obligación constitucional de lograr su cometido, la tranquilidad y paz pública.

Con relación a las policías y soldados, qué se puede decir, que no se haya dicho antes, creo que nada. Simplemente es inaceptable que no puedan garantizar la paz pública tantos miles y miles de elementos policiales o militares. Que la delincuencia organizada los mantenga en permanente estado de alerta solamente esperando a que pase algún incidente para reaccionar y actuar contra el crimen organizado, todo esto no puede seguir ¿Cuál es el enigma? el misterio lo resuelve el Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador, es la corrupción, o lo expuesto por Alfonso Durazo, es la delincuencia uniformada, que no es otra cosa, que la delincuencia gubernamental.

Se debe crear una Policía Nacional, ante el fracaso innegable de las policías preventivas de las entidades federativas y municipios en su misión fundamental de proteger a los ciudadanos; no obstante, los miles de millones gastados para repartir más patrullas, armas, capacitación, elementos, instalaciones y equipo. Este discurso es el mismo durante décadas y no ha funcionado, no hay de otra, los cambios deben ser torales. 

Es necesario crear Estaciones Regionales de Seguridad Pública y Justicia en todo el país, bajo la jefatura de un Ministerio Público, incluso elegido por medio de votación popular, en dicha estación estará la Policía Nacional, así como todos los servicios relacionados con la seguridad pública y la justicia. Procurando que el territorio que abarque sea estratégicamente acorde al fenómeno criminal y análisis geopolítico, cuidando en todo momento la cercanía del personal de la Estación con la comunidad que atienda.