CRUENTA E INSÓLITA REALIDAD DE MÉXICO, Segunda parte

Medios de Comunicación 

Por Julio César Cué Busto 

Para evitar la afectación de la objetividad de la nota no se identificará a ningún medio de información en lo particular, ni periodista en lo individual, sólo nos referiremos en general al recrudecimiento de la campaña antiamlo en “algunos” de los medios de información, y el aumento notable en la incidía de unos comentaristas, periodistas, asesores o supuestos especialistas e intelectuales allegados a esas empresas, con una misión clara de acervar las críticas al presidente electo Andrés Manuel López Obrador.

 

¿Qué ocasiona ese injustificable y despiadado ataque al Presidente Electo? ¿Por qué esa inentendible saña en contra de él y de todo lo que representa? Nada justifica el encono que salta a la vista en el comportamiento por parte de periodistas que son la cara visible de noticieros televisivos muy específicos y de medios impresos, esto a la hora de dar una noticia relativa a AMLO o de su equipo. Se podrá justificar esos ataques por la disminución anunciada que se hará del gasto del dinero público asignado a la contratación de medios de comunicación. 

Otra pregunta sería, ¿Es tanta la afectación directa a esas empresas de la comunicación con la reducción del 50 % para el gasto de comunicación gubernamental? De acuerdo al análisis de la prensa libre o universitaria, prácticamente la mayoría de esas empresas entrarían en graves crisis económicas obligándose a declararse en bancarrota, o aplicar una reingeniería total de sus compañías.

En lo referente a esa partida para gastos publicitarios, nunca se respeta las cantidades autorizadas de origen, siempre van aumentando la cantidad oficial llegando a sumas estratosféricas, como lo ha hecho el presidente actual, que está gastando en promedio nueve mil millones de pesos anuales en ese rubro.

Con la anterior reflexión, se logra entender o al menos razonar ese indebido proceder de las empresas de comunicación que insisten en denostar al Presidente Electo. Lo que tienen que entender los directivos de estas organizaciones, que los treinta millones de mexicanos que votaron por el cambio, están apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en los múltiples proyectos y programas que ha ofrecido, uno de ellos lograr ser una república austera, en consecuencia es más que correcto reducir al máximo, o incluso cancelar, ese dispendio arbitrario del dinero público que se destina a la comunicación social. 

Con referencia a los periodistas de prensa escrita, a los personajes que dan la cara en los noticiarios televisivos, o los supuestos especialistas contratados en materia de seguridad en todas sus ramas, u otros connotados politólogos o expertos “opinólogos” que sirven exclusivamente de comparsa. Todos estos también verán seriamente afectada su economía al aplicar el plan de austeridad; ya que, de forma inmediata se cancelarán los famosos “moches”, que disfrazaban a través de supuestos contratos con empresas aparentemente publicitarias propiedad de estos sujetos.

Luego entonces la pregunta que emerge es ¿Se rendirá el próximo Presidente de la República ante la irracional campaña difamatoria de las empresas de comunicación, de los periodistas y los “opinólogos”? ¿Ya tendrán el próximo gobierno federal el plan B, C y D? las respuestas a estas preguntas encierran en sí mismas diferentes hipótesis muy complicadas de elaborar y mucho más de comprobar su futuro funcionamiento.

Lo que si queda claro, es que estaría muy difícil para la implementación y consolidación de la Cuarta Transformación de México, tener como anclaje una campaña difamatoria de seis años de las empresas, periodistas y opinólogos “Chayoteros” afectados. Mentiras repetidas durante tanto tiempo, quiérase o no, causan mucho daño.

Se sugiere para evitar un desgaste inútil, que en base exclusivamente al respeto irrestricto del principio constitucional de transparencia y publicidad, se investigue y audite para darlo a conocer al público en general, todas y cada una de las aportaciones que se asignaron a todos los medios de comunicación en general, y los contratos que se suscribieron con las empresas medianas y pequeñas de publicidad o materias correlacionadas durante los dos últimos sexenios, por obvio por lo delicado del asunto deberá ser con la participación de representaciones internacionales para que atestigüen los hechos.

En un país que se presuma democrático, no pueden existir esas perversiones en el manejo de los dineros públicos, ya merecemos en México una prensa libre, honesta y responsable de su actuar. Ya basta, de estos facinerosos vendedores de pluma que pertenecen a la comentocracia, y que se enriquecen de una manera inaceptable. Deben ser identificados y exhibidos como lo que son unos delincuentes redomados, que abusan del sagrado ejercicio de la libertad de expresión y denigran a tantos y tantos periodistas que a diferencia de ellos, actúan de una manera decente y honorable.