PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN Y SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, Primera parte.

Por Julio César Cué Busto 

En México no hemos logrado separar a la persona como servidor público de lo que es la institución en donde labora, lo que significa que al realizar una crítica a los servidores públicos que traicionan al pueblo, al gobierno y a las entidades, se le debe acusar exclusivamente al autor de la mala conducta, no a la dependencia en la cual tengan una alta responsabilidad.

 

Fallan los funcionarios, no la institución a la que pertenecen, para que quede más claro, en los institutos armados del Ejército Nacional o la Armada de México, existen infinidad de elementos muy valiosos y de una conducta irreprochable activos o retirados, pero también es cierto que son los menos, los que más pululan son los deshonestos, que por ser mayoría muy seguido quedan con responsabilidades del más alto nivel. Las Fuerzas Armadas de México han tenido y tienen todo el respeto y confianza del pueblo, Nación, sociedad y Estado Mexicano.

En el Poder Judicial de la Federación PJF sucede lo mismo, existen o ha habido en sus filas Ministras o Ministros, Magistradas o Magistrados, Jueces o Juezas, personajes dignos de pasar a la historia como heroínas o héroes de la patria, pero sólo son unos pocos; ya que, la innegable mayoría no sirven a la institución a la que pertenecen, sino que se sirven de ella para enriquecerse y abusar del poder que les otorga el cargo que ocupan.

¿Quiénes son bandidos? ¿Quiénes los sinvergüenzas? por obvio, son las personas que cometen las conductas indebidas, sólo ellos deben ser responsables de sus conductas irregulares, no las instituciones o dependencias que los cobijan. Pero lamentablemente las críticas son absorbidas por las dependencias, es por eso que en muchas ocasiones la ciudadanía no se atreve a reclamar una injusticia, pues no se van a enfrentar con él o la que les causó un daño o perjuicio, sino con la institución a la que pertenecen.

Habría que recordar que en un tiempo no muy lejano, la corrupción de los juzgados federales era la misma de los juzgados locales, la única diferencia era que los “cochupos”, “mordidas” o cohechos, salían mucho más costosos en el fuero federal.

Esa fama deshonrosa se derrumbó casi por completo cuando se elevaron todos los sueldos de una manera significativa en el Poder Judicial de la Federación, reduciéndose la cantidad de bandidos a un porcentaje del 10 al 20 % según estimaciones de algunos colegas, también hay otros cálculos que predicen un porcentaje real mayor de corrupción en el Poder Judicial Federal.

Únicamente los que tienen padrino asciende con gran facilidad y a una velocidad sorprendente dentro del PJF. Pero, los que carecen de ese privilegio están condenados a seguir estáticos en sus puestos secretariales. Sucede constantemente que el subordinado del juez o magistrado, está más capacitado que los mandos superiores de los cuales dependen, incluso ese personal secretarial de los juzgados o tribunales con muchos más años de servicios que sus jefes inmediatos.

En la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que es la cara visible del PJF, están todas las miradas del personal sustantivo de esta institución de justicia, son los dioses del Olimpo, personajes que deben ser admirados e imitados como ejemplo para todos, ahí está uno de los principales problemas, pues es de todos visto y comprobado que la gran mayoría de los miembros de la SCJN están al servicio del gobernante en turno, o de los poderosos caballeros Don dinero, y no de la sacrosanta justicia que representan.

Por el fenómeno espejo, todo el personal imita a sus admirados miembros de la SCJN, y sí los mandos máximos del PJF están con muchos vicios operacionales, en consecuencia el resto del personal está igual. Enumera con toda valentía y arrojo, el reconocido académico y político Dr. Jaime Cárdenas Gracia, “los diez defectos de la SCJN: 1) dispendio, 2) nepotismo, 3) gremialismo, 4) privilegios sin fin, 5) corrupción, 6) nombramientos sin origen democrático, 7) elitismo, 8) alejamiento con los más desfavorecidos, 9) divorcio con la sociedad, y 10) carencia de una visión de nación.”

Permítaseme aumentar un defecto más, la Egolatría, todos los abogados de las procuradurías o fiscalías, y los defensores públicos o privados de ambos fueros, saben perfectamente a lo que me refiero. Fuera de ese terreno sagrado del PJF a todos los tratan como imberbes del derecho, nadie tiene la razón en nada de lo que les argumenten externos a su mundo, sólo los miembros de esa casta divina tienen la razón absoluta.