Las mujeres de Chiapas

Por CLARA SCHERER 

Hace días, más de 40 mujeres elegidas en Chiapas para asumir una diputación local o alcaldía renunciaron al cargo para ser sustituidas por hombres, lo que el Instituto Electoral de Participación Ciudadana (IEPC) calificó como violencia política. Es un primer paso, y aunque hay que presentar pruebas, es tan evidente que los partidos políticos están intentando hacer valer sus trampas que el delito apabulla. 

 

“No te acerques a mí, hombre que haces el mundo, déjame, no es preciso que me mates.

Yo soy de los que mueren solos, de los que mueren de algo peor que vergüenza.

Yo me muero de mirarte y no entender.”

Rosario Castellanos  

¿Por qué en Chiapas los hombres continúan atropellando los derechos de las mujeres? Simple la respuesta, porque pueden. Sí, esos partidos políticos “nuestros”, y aquí hay que considerar a todos, han simulado desde hace años ser “modernos”. Y hablan de igualdad, sí, pero sólo entre los iguales (¿o idénticos?), o sea, ellos. Las mujeres seguimos siendo “las otras”, las desiguales, que como dice Marisa Belausteguigoitia, no dejamos de ser descaradas y deslenguadas. ¡Sí, es para morir de vergüenza que esto suceda en 2018, en la decimoquinta economía mundial, en la tierra de la Comandanta Esther!

Hace tiempo, en una reunión con el Consejo del entonces Instituto Federal Electoral, un representante de partido político, indignado por la sentencia 12,624 que obligaba a que las fórmulas de candidaturas fueran del mismo género, comentó que harían renunciar a la propietaria y a la suplente. Dijimos que entonces, la fórmula de hombres debía permanecer en el segundo lugar y la tercera, de mujeres, se colocaba en primer sitio. El tema: acción afirmativa para modificar la cultura discriminatoria hacia las mujeres. Háganle como quieran, pero el mandato es paridad, hoy derecho constitucional.

Más temprano que tarde la misoginia, que “no estaba muerta, andaba de parranda”, regresa a luchar por intentar reconquistar sus espacios. De un partido político chiapaneco, todas las mujeres de la lista de representación popular renunciaron. Lo mínimo que puede hacer la autoridad es cancelar el registro a ése y a los otros partidos, pues su antidemocracia es evidente. Sostener la palabra, sostener la ley, hacer que en la tierra donde desde tiempos inmemoriales se busca una mejor civilidad la autoridad haga valer el derecho de dos millones 681 mil 187 mujeres.

Sólo para recordar: el primer gobernador constitucional en la postrevolución fue el general Tiburcio Fernández Ruiz, jefe de la contrarrevolución en Chiapas. Mientras, la batalla más importante en favor de una distribución distinta del poder la dio una coronela, Mercedes Monjararraz, mejor conocida como “La compa” Meche, mujer audaz y valiente que tomó el municipio de Tonalá, en 1917. Y la obra de las profesoras Fidelia Brindis Camacho, Florinda Lazos León y María Adelina Flores, activas defensoras de los derechos de las mujeres chiapanecas.

Un pasaje de Balún Canán: “El desconocido estaba allí, ante nosotras. Alto, serio, vestido de casimir negro. —Soy inspector de la Secretaría de Educación Pública. Hablaba con el acento de las personas que vienen de México. La maestra se ruborizó y bajó los párpados. Esta era la primera vez que sostenía una conversación con un hombre. Turbada. Cuando el inspector se fue, la señorita escondió el rostro entre las manos y comenzó a llorar entrecortada, salvajemente. Sus hombros —tan magros, tan estrechos, tan desvalidos— se doblegaban como bajo de un sufrimiento intolerable.” ¿Así se mirarán las candidatas renunciadas?

Utilizando como metáfora el título de Magali Velasco para sus cuentos, Vientos machos, lo que está sucediendo en Chiapas son Huracanes machos. Y a quienes aún intentan patalear por ganar a las malas, sería recomendable que leyeran con cuidado el Ensayo sobre la ceguera.

“Ya no permitan que nadie ponga en vergüenza nuestra dignidad”. Palabras de la Comandanta Esther, en el Congreso en 2001. Y cántenles a esos cobardes, junto con Amparo Montes Llegaron tarde.