Hospital del alma 22 de mayo 2015

Por El Duque de Santo Ton

(Consultas gratis: [email protected])

 

Duque:

No soporto a mi suegra, es una verdadera puerca, apesta y toda la cosa, pero mi mujer la adora y quiere que la llevemos a comer todos los domingos a restaurantes caros. A mí me da pena, Duque ¿qué hago?

 

Efraín

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Efraín:

Si quieres saber cómo será tu mujer cuando sea anciana, sólo fíjate en tu suegra. Es una regla que no falla, así que vele perdiendo el asco al ganado porcino.

 

 Querido Duque:

A pesar de que mi mamá dice que sólo las criadas escriben a los consultorios sentimentales, yo lo hago ahora porque me gustan mucho tus consejos, sabes ubicar a la gente y recomendarle lo mejor desde tu punto de vista, que casi siempre es el mío. Bueno, el motivo de este E Mail es para platicarte que yo tengo treinta años, y a los veinte era una niña normal, sexualmente activa, como cualquier otra, con un galán de planta y alguna que otra aventurilla de fin de semana. Mi galán de planta era una maravilla en la cama: cuerpo de atleta y muy vigoroso. Sin embargo, después de un tiempo, empezó a pretenderme el hijo de uno de los hombres más ricos de Chiapas y no me quedó de otra, me le entregué en exclusiva y me casé con él, vestida de blanco y con una fiesta para mil doscientos invitados. Me dolió tener que decirle adiós a mi galán de planta, pero tampoco era cosa de desperdiciar la oportunidad. Ahora vivo en una muy buena casa, tengo servidumbre, dos autos a mi disposición y tres hijos divinos. Todo es tan lindo en mi vida que por eso puse cara de idiota, cuando mi ex galán de planta vino el otro día a mi casa, acompañado de la niña que ha sido mi mejor amiga, desde el kínder, para darme la invitación de su boda. Claro que les dije que mi esposo y yo iríamos con mucho gusto y puse cara de felicidad, pero me entró tal rabia, que por la noche le hablé a mi “amiga” para preguntarle que cómo tenía el cinismo de casarse con un hombre con el que yo me he acostado muchas veces en mi vida. Ella me respondió que eso sucedió hace mucho tiempo y que ella también se ha acostado muchas veces con él, incluso desde que lo hacía conmigo. La odié, te juro que la odié, pero con los días se me ha ido pasando el coraje. Ni regalo pensaba mandar ni, mucho menos, ir.

María Magdalena

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida María Magdalena:

Lo peor que pudiste hacer fue demostrar tu coraje ante un hecho consumado, cuyos detalles privados no te conviene que se conviertan públicos. Tú renunciaste al hombre que te gustaba a cambio de algo mejor ¿entonces por qué molestarte si lo va a aprovechar tu mejor amiga? Te recomiendo dejar el pasado en el pasado y adaptarte a la nueva realidad. Asiste a la boda, inclusive a la misa, y pon cara de felicidad ante todo el mundo. Si se organizan los invitados para bailar el “Payaso del Rodeo”, no lo dudes, hazlo. Ni se te vaya a ocurrir mencionar una sola palabra a tu esposo, sobre el cuento del “ex galán de planta”.

 

Duque:

Dicen que en Terán hay una señora que lee la mano y las cartas, que es buenísima para quitar el mal de ojo y para predecir el futuro. Cobra mil pesos por la lectura del tarot, quiero ir con una comadre que está muy animada, pero a la mera hora no me atrevo porque siempre hay una larga fila de personas esperando, y aunque uno trate de pasar en el anonimato no se puede ¿qué hago?

Dolores

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Dolores:

Lo que puedes hacer es ofrecerle cinco mil pesos a la adivina para que te haga la función en privado y previa cita y te aseguro que lo hace. Dolores: no está de más sugerirte que en lugar de andar haciendo burradas te pongas a rezar y que si quieres regalar el dinero lo hagas a quien realmente lo necesita. Te va a ir mejor.

 

Querido Duque de Santo Ton:

¿Existe algún diminutivo para el nombre “Leonor”?

Lucía

San Cristóbal

 

Querida Lucía:

Sí: “Nora”. Si te quieres pasar de cursi o de barbera puedes usar “Norita” o “Noris”.

 

Duque de Santo Ton:

Quedé viuda muy joven y ahora tengo cincuenta y tantos años pero me veo mucho más joven. Mis hijos ya están casados y vivo sola en la casa que me compró mi difunto esposo y además ejerzo libremente mi sexualidad. Me acuesto con quien me gusta y me lo pide, aunque últimamente me he sentido muy atraída por los muchachos de veinte años y hasta menores. Algunos han llegado a cobrarme pero no me molesta pagar por sexo, porque así puedo usar a mis compañeros de cama y después desecharlos. El único pelo en la sopa lo pasé la mañana del domingo pasado, porque estaba dormida desnuda, abrazada de un muchachito también desnudo, y entró a mi cuarto una de mis hijas que había ido a mi casa para que la acompañara a misa. Hizo todo un escándalo, lloró, me dijo que no respetaba la casa y cosas así, pero al final se tranquilizó y fuimos a misa. Me hizo jurar que ya no iba meter hombres a la casa pero por supuesto que no voy a cumplir el juramento, me sentiría más insegura teniendo sexo en un motel que en mi propia cama. Dime qué piensas.

Mónica

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Mónica:

 

Creo que no tiene nada de malo que seas sexualmente activa, pero dado tu estilo de vida, me parece que llevas un ritmo muy desordenado y peligroso. Deberías tener una sola pareja sexual o dos, a lo mucho tres, para que puedas sentirte confiada, porque tu hija tiene razón, meter hombres desconocidos en tu casa es un suicidio.