HOSPITAL DEL ALMA 090124

Por El Duque de Santo Ton

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Querido Duque de Santo Ton:

Me parece que eres una persona muy interesante y me gusta mucho tu forma de escribir, porque eres claro y directo. Me gustaría mucho participar en un taller de redacción dirigido por ti, pero no sé si todavía los impartes y dónde. Por el costo o cuota de recuperación, no hay problema.

María de los Ángeles

Tuxtla Gutiérrez 

Querida María de los Ángeles:

Por el momento los talleres están suspendidos pues no tengo lugar para hacerlos presenciales, y en línea simple y sencillamente siento que no es lo mismo. La verdad no me gusta hacerme pendejo y te digo las cosas tal cual son, como tú misma lo sugieres. 

Duque:

Mi familia es modesta, nuestros orígenes están en la clase baja, mis bisabuelos vendían trago en su casa y no siento vergüenza de ello; pero una de mis hermanas, desde que se hizo novia de un licenciado que la metió a trabajar y gana mucho dinero, se ha vuelto tan chocante que nadie la soporta. Como aporta a la casa de mi mamá muchos más recursos que todos los demás hermanos juntos, mi madre la adora y la trata como si fuera una santa, aunque, en realidad, todos sabemos que obtiene el dinero gracias a que también le da las nalgas al licenciado y por eso no vive en la casa sino en una que le compró el viejo. Para no salirme del tema te voy a decir que el otro día, mi mamá la invitó a comer, y la muy odiosa de mi hermana nos hizo esperarla más de media hora. Llegó elegantísima y cuando vio a mi mamá le pregunto que por qué estaba tan fachosa, que por qué no se ponía la ropa que le había regalado. Sin decir nada, mi mamá subió a su recámara y bajó con un traje de dos piezas que sólo usa para salir. Cuando nos sentamos a la mesa, mi hermana, la sangrona, le preguntó a mi mamá que por qué usaba esas porquerías de platos, qué dónde estaba la vajilla que ella le había regalado. Mi madre contestó que esa vajilla la usaba sólo en ocasiones importantes, entonces mi hermana, la odiosa, le dijo que le había comprado la vajilla para que comiera como gente decente, para que no estuviera dando lástimas, no para que la usara en ocasiones “importantes”. Entonces mis otras hermanas, mi mamá y yo cambiamos todos los platos y pusimos la vajilla nueva. Mi hermana, la sangrona apenas y picoteó la comida y cuando le sirvieron el cochito que mi madre había horneado en su honor, se negó a probarlo porque dijo que el doctor le había prohibido comer cerdo. Apenas terminamos de comer, mi hermana, la chocante, se levantó y se fue en su coche porque dijo que tenía otro compromiso. Entonces mi mamá liberó su coraje y con insultos nos ordenó a mis otras hermanas y a mí que laváramos muy bien la vajilla y la volviéramos a guardar en su caja. Después se cambió la ropa y aunque ya no comentó nada la sentí molesta, dispersa, pensativa, como si estuviera desilusionada de sus demás hijos, que no podemos darle el dinero que ella se merece.

Carmelita

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Carmelita:

Las personas aportan a sus padres lo que pueden no lo que se merecen. Si para poder regalar a tu madre un vestido salidor o unos platos de porcelana te prostituyeras, entonces sacarías a relucir la clase baja a la que perteneció tu bisabuela, la “vende trago”. Creo que el paso del tiempo, de tres generaciones, tal vez a ti no te ha favorecido económicamente, pero te ha dado principios, valores morales, que son mucho más importantes para sortear la adversidad, porque a las mujeres que triunfan abriendo las piernas, al final las tiran como despojos cuando se les acaban la belleza y las habilidades para la cama que, por cierto, no son eternas, todo por servir, se acaba. 

Querido Duque de Santo Ton:

Aunque me dijeron que todos los mormones gringos ya no vienen de Estados Unidos, yo el domingo pasado miré a uno vestido de camisa blanca y corbata, con el cabello rubio, los ojos azules y un cuerpo hermoso. Me sentí tan excitada que empecé a seguirlo con el coche, y yo notaba que no le era indiferente pero cuando me le cerré en una bocacalle, el muchacho se echó a correr, escapando de mí en sentido contrario, para que no lo pudiera perseguir ¿Crees que haya sentido la fuerza de mi energía sexual?

Teresa

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Teresa:

No lo creo, mujer, más bien me imagino que el gringo pensó que lo querías asaltar o secuestrar. En Estados Unidos no se dicen muchas cosas buenas sobre los mexicanos ni el ambiente en el que vivimos. De hecho, por eso los mormones dejaron de enviar a sus jóvenes misioneros a pasar aquí el verano.

 

Duque de Santo Ton:

Mi hija terminó la preparatoria y no quiso ir a su baile graduación, porque me dijo que lo que iba yo a gastar en el vestido, la cena y todo lo demás, mejor se lo diera porque en Semana Santa quiere irse con sus ex compañeras de viaje a Cancún. De momento le dije que sí, y disciplinada la niña no fue a la fiesta, pero ahora que me pidió el dinero para dar un adelanto del viaje, me eché para atrás porque ¿cómo voy a dejar que mi hija viaje sola con sus amigas en estos tiempos tan violentos? Se puso histérica y le dije que lo olvidara, que ella no viaja ni a Chiapa de Corzo si no van sus padres con ella. Mi esposa, como siempre, me da la razón, pero la niña ya ni siquiera me habla.

Ernesto

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Ernesto:

Hiciste lo debido. Las mujeres no viajan solas, siempre las acompañan sus padres o sus maridos. Por desgracia, las turistas jóvenes y sin el respaldo de un hombre son el botín ideal para los malhechores. 

Duque:

Terminé la preparatoria a fines de año, pero no entré a la universidad para descansar, estudiar francés y alemán en Suiza y pensar bien qué es lo que voy a estudiar en la universidad. Tanto mi papá como mi mamá tienen mucho dinero, por lo que no debo preocuparme por mi futuro económico, no tengo que pensar en una carrera que me dé de comer sino en una que me guste, pero yo no me decido si entrar a historia del arte o a lingüística ¿qué me aconsejas?

Lorena

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Lorena:

Te aconsejo que te busques un buen marido, y que mantengas sus manos alejadas de tus propiedades o de tu futura herencia. Lo del internado no me parece mal, pero creo que a los mexicanos no los aceptan ni en los colegios de Ruanda. 

Duque de Santo Ton:

¿Podrías decirme quién fue Isabella d’Este?

Claudia

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Claudia:

Ella y Lucrecia Borgia fueron consideradas las damas más bellas y elegantes del Renacimiento Italiano, lo cual ya es decir. Fue condesa y marquesa de Mantua. Tiene una vida muy interesante que tú misma puedes investigar. 

Duque de Santo Ton:

¿Es cierto que en el hospital del Seguro Social de Tuxtla Gutiérrez a los enfermos los tienen acostados en el piso porque no alcanzan las camas?

Luz María

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Luz María:

Depende quién sea el enfermo.