HOSPITAL DEL ALMA 281123

Por El Duque de Santo Ton

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Duque de Santo Ton:

Desde que me volví adulto he padecido de depresiones muy severas que se han ido alternando a lo largo de mi vida. La primera vez que me sentí realmente mal tendría aproximadamente veinticinco años y solamente pude salir adelante con la ayuda de un psiquiatra que me atiborró de fármacos y me hizo reaccionar, yo pensé que, para toda la vida, pero cada cinco años más o menos vuelvo a caer, una y otra vez. Yo pensaba que la psicoterapia me curaría, pero en realidad su alivio es pasajero como el de las medicinas.

Héctor

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Héctor:

No tengo ninguna autoridad para afirmarlo, pero a partir de los casos de deprimidos que he conocido, me he dado cuenta de que la enfermedad mental es algo para lo que se nace predispuesto y, por desgracia, es incurable. Son embargo, el estar consciente de ello te hace estar muy bien posicionado frente a tu problema y te da armas para luchar con él. No te desesperes y cuando sientas que viene la crisis usa los mismos recursos que utilizaste las veces anteriores que, de todas maneras y te consta, esos episodios tarde o temprano se van. Si eres creyente, la oración sirve mucho para aminorar los síntomas, al igual que la meditación, la respiración y la herbolaria. 

Querido Duque de Santo Ton:

Estoy decepcionada pues mi hermana mayor siempre fue una especie de ídolo para mí. Me gustaba mucho su forma de ser, de vestir, de caminar, de comportarse en sociedad. Me gustaba que me vieran llegar a la escuela junto con ella y que la gente nos llamara por nuestro nombre y apellido. Me sentía muy unida a ella y la quería mucho, hasta que hace unos meses la sorprendí haciendo el amor con mi novio. Ella siempre supo que ese muchacho significaba mucho en mi vida, pero no le importó, y se comportó como la peor de las golfas. Obviamente, lo primero que hice fue cortar con mi novio, lo cual me dolió muchísimo, pero más me dolió perder a mi hermana, porque estoy segura de que jamás voy a perdonarla. En lugar de admiración y cariño, ahora lo único que siento por ella es desprecio.

Maricarmen

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Maricarmen:

Aunque tu hermana no era lo que siempre pensaste, jamás dejará de ser tu hermana. Estoy de acuerdo en que ya no la admires, pero tu deber es perdonarla, pues lleva tu sangre y el hecho de que ella no tenga principios no significa que tú no los tengas. Así que, a perdonar y olvidar, pero no volver a confiar. 

Querido Duque de Santo Ton:

Hace muchos años conocí a un muchacho que me rogaba mucho para que saliera con él, pero yo me negaba. Lo veía ¿cómo decirte?, muy inferior a mí. El caso es que en una de tantas acepté ir con él a un antro y terminamos en un motel en donde tuvimos mucho sexo, y a mí me encantó, porque con nadie había tenido el tipo de relaciones carnales que tuve con él, como si fuera la última vez, con lujo de furia y de deseo. Quedé un poco lastimada pero maravillada. La verdad es que supuse que desde entonces íbamos a iniciar un romance, pero no, fue debut y despedida, no quiere saber nada de mí, de hecho, hasta le he rogado que me lleve a la cama y el muy cínico me dice que si quiero me puede conseguir a un amigo para que me baje la calentura pero que me olvide de él ¿por qué serán así los hombres, Duque?

Ana

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Ana:

Los hombres somos distintos uno de otro, pero tenemos en común el no repetir un platillo si ya lo probamos y no nos gustó, sobre todo si se nos había antojado mucho y nos decepcionó. 

Duque:

No tienes idea de lo ignorante que es mi jefa de la oficina. Se las da de muy instruida pero no es más estúpida sólo porque Dios es grande. Yo no sé cómo llegó a ser jefa si cualquiera de sus subalternas sabe más que ella.

Romina

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Romina:

En esta vida nada es gratis, así que tu jefa algo debió pagar para obtener el puesto en el que está. Además, sea como haya sido, es tu jefa y debes aceptarlo y ponerte a sus órdenes. Menospreciar a los superiores, se merezcan el puesto o no, es la peor estupidez que puede cometer un asalariado, porque ese tipo de acciones salen a relucir y generalmente redundan en efectos negativos hacia tu persona. 

Querido Duque de Santo Ton:

Según mi abuelita, nuestra familia es de abolengo y que, por eso, aunque ya no tenemos dinero, solemos provocar envidia en gente rica pero que es vulgar, ya que la clase y el estilo se traen al nacer. Me puso como ejemplo la casa de una de sus amigas que hasta un candil de cristales austriacos tiene y sigue pareciendo cantina. La comparó con la nuestra, arreglada con modestia, pero con tanta exquisitez, que deja pendejo a todo el mundo.

María

San Cristóbal 

Querida María:

Te creería el cuento si no tuvieras ese vocabulario de perdularia. 

Duque de Santo Ton:

A mi papá, a mí hermano y a mí nos abandonó mi mamá hace muchos años para irse con un millonario que le puso casa en las Lomas en la Ciudad de México. Mi papá se encargó de nuestra educación y como mi hermano es mayor que yo, trató de cumplir con el deber de cuidarme y de sacarme adelante. Él no tenía ninguna obligación porque mi mamá también lo dejó, pero desde que me acuerdo siempre estuvo pendiente de mí, de mis cosas, ayudándome a hacer la tarea, llevándome a la papelería y cosas así. Con el tiempo nos volvimos mayores y él se alejó de mí porque mi mamá le ofreció que se fuera a vivir con ella a México. Mi papá se juntó con otra señora y yo me quedé con ellos en Chiapas. Perdimos todo contacto, pero desde que en el Facebook lo encontré y me dijo que mi mamá quería que fuera yo a pasar las vacaciones de Navidad con ellos, en su casa de Paseo de Las Palmas. Mi papá me dejó ir y al principio todo iba muy bien pues la casa, aunque ya es vieja, es muy grande, lujosa y está muy bien conservada, lo mismo que mi mamá. Lo malo es que estando allá pude confirmar lo que ya sospechaba desde que veía el muro que tiene mi hermano en el Facebook. Se volvió híper gay, Duque. A mi hermano le gustan los hombres y, por si fuera poco, los hombres nacos, con tipo de malandrines, con los que sale todos los fines de semana y a veces no regresa ni a dormir. Yo lo sigo queriendo igual, pero me preocupa que le vayan a hacer algo o que le transmitan alguna enfermedad de esas feas, ya ves que al gay eso le pasa mucho ¿qué puedo hacer para que cambie?

Amado

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Amado:

Lo mejor que puedes hacer es buscar las palabras más delicadas que encuentres para manifestarle que estás al tanto de que a él le gusta el sexo homosexual, y que eso no te afecta, pero que te preocupa que se relacione con hombres tóxicos y que tienes pánico de que se contagie de alguna enfermedad a las que se exponen las personas de alto riesgo como él.