HOSPITAL DEL ALMA 290823

Por El Duque de Santo Ton

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Querido Duque de Santo Ton:

Desde que mi mamá aprendió a usar los celulares siempre quiere tener el iPhone de más alta gama, con un montón de funciones y muchísima capacidad de almacenamiento.

 La otra noche no encontraba su dichoso aparato y se puso tan desesperada, que esculcó a todos, hasta a la sirvienta. Después de casi dos horas de buscarlo hasta debajo de las camas, el celular de mi mamá apareció en una de sus bolsas y no sonaba porque estaba descargado. La pobre vieja nos pidió perdón y casi todos le dimos el avión menos mi papá, que le dijo que además de vieja, fea y estúpida ahora era paranoica. Ella no dijo nada, puso a cargar su teléfono y se recostó para reponerse del susto ¿a quién le darías tú la razón?

Jacinta

Tapachula 

Querida Jacinta:

Yo le daría la razón a la sirvienta, debe ser un tormento trabajar con una familia como la tuya.

Duque:

Mi abuela es una mujer odiosa que se siente de la aristocracia porque tiene un apellido muy conocido, que siempre se viste de negro y usa un collar de perlas de tres sartas. A mí me tendría sin cuidado su forma de ser, si no fuera porque insiste en que mis primas, mis hermanas y yo seamos como ella, que vayamos a misa los domingos, que seleccionemos a nuestras amistades entre la gente más adinerada, que permanezcamos vírgenes hasta que nos casemos y cosas así. Yo, la verdad, soy todo lo contrario, no soy clasista ni racista, y me gustan las personas por lo que son no por lo que aparentan ser. La próxima semana mi abuela va a festejar su cumpleaños en un restaurante carísimo de Tuxtla, y nos pidió a cada miembro de la familia una cooperación de 1250 pesos por persona para pagar la comida, aunque no le demos regalo. Yo la verdad ni voy a ir ni voy a cooperar ni voy a darle regalo, si es pobre, que festeje como pobre y que se deje de pendejadas ¿no crees?

Ximena

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Ximena:

Me parece que estás juzgando la personalidad de tu abuela y eso es una estupidez. Ella siente placeres que tú ni siquiera conoces, y si no es la abuela que te hubiera gustado tener, de todas maneras, es tu abuela, por lo que deberías hacer un esfuerzo para complacerla, no seas avara. Puedo asegurarte que a ella le gustaría tener una nieta distinta a ti, pero a ambas les tocó compartir el mismo destino. La diferencia es que los jóvenes deben honrar a sus ancestros y tú debes hacer lo propio. 

Querido Duque:

Vivo con un eterno sentimiento de culpa. Cuando yo era muy joven, mi papá, que hasta antes de entrar a la política (y volverse millonario) había sido un humilde profesor rural, me pidió que lo acompañara a Londres, pues a mi mamá le daba miedo viajar. Yo aprendí hablar inglés desde que era niña, había estado dos años interna en un colegio de monjas en Escocia, y eso facilitaba las cosas porque por dinero no teníamos motivo de preocupación. Nos fuimos los dos solos a Londres, nos instalamos en un hotel precioso, y nos dedicamos a conocer la ciudad y a hacer compras. Mi papá no entendía nada del idioma por lo que no se comunicaba con nadie, pero yo conocí a un muchacho norteamericano precioso, que me invitaba a salir sola y con el que tuve sexo desde la primera vez que me lo propuso. Mi padre no mencionó una sola palabra al respecto, pero estoy segura de que se daba cuenta, porque perdió su interés por la ciudad. Ya no quería ir a conocer palacios ni museos ni salir del hotel. En lugar de alarmarme, yo aprovechaba para salir con mi gringo y vivir la vida a plenitud. Para cuando llegó la fecha del regreso a Chiapas, mi padre ya casi no me hablaba, pero yo fingía no darme cuenta. Pocas semanas después de haber llegado a Tuxtla mi papá murió y el gringo no volvió a buscarme ni respondió ninguno de mis E Mails, yo sospecho que era casado. Heredé una gran fortuna en dinero y propiedades, y después de un breve luto me casé con el pobre diablo de mi marido, con el que formé una familia y con el que vivo hasta la fecha, atada a las buenas costumbres y a la hipocresía de esta aburrida e ignorante sociedad provinciana. Ahora que ha pasado el tiempo, me entra el remordimiento: mi padre quería que le mostrara Europa y yo aproveché para disfrutar a mi modo. Creo que abusé de él.

Delfina

Tuxtla Gutiérrez

Querida Delfina:

La vida ha sido generosa contigo: has viajado, disfrutaste del sexo prematrimonial, tienes un esposo y una familia que te hacen respetable, siempre has vivido como millonaria a pesar de ser hija de un maestro rural (más hábil para hacer dinero que para educar), así que no te quejes. Tu padre también tuvo lo que quiso, hasta se le cumplió el sueño de conocer Europa y de que fuera su propia hija la que le sirviera de guía. Pedir, además de todo, que fueras decente, era mucho ¿no crees?

Duque:

Lo que más me gusta de mi novio es su aspecto de muchacho decente y formal. Es alto, rubio, espigado y tiene unos bellos ojos azules, además de que pertenece a una familia muy distinguida. No tienes idea de lo que me costó que mi suegra me aceptara como novia de su hijo. Yo soy bonita, tengo buen cuerpo y creo que me visto muy bien pues gasto mucho dinero en ropa y accesorios, además de que cuido mucho mi cabello y me arreglo con muy buen gusto. En pocas palabras, él y yo hacemos muy buena pareja y aunque no tenemos mucho sexo, nos besamos muy rico, vamos juntos a misa y pertenecemos a un grupo de jóvenes muy cerrado. Lo que me atormenta es que ya tenemos más de cinco años con esta relación y él no me ha propuesto matrimonio. La otra noche bebimos juntos una botella de champaña y cuando ya estaba muy platicador me confesó que es bisexual pero que lo que más le gusta es tener sexo con hombres. Me dijo que todos los seres humanos sentimos atracción hacia personas de nuestro mismo sexo, pero que las reprimimos por la educación y los prejuicios sociales. La verdad es que me dolió lo que me dijo, porque eso significa que ha tenido sexo con otras personas durante el tiempo que ha sido mi novio, pero, ahora que lo pienso, me parece que yo no podría ser la pareja de otro hombre que no fuera tan refinado y tan rico como mi novio ¿qué hago? 

Luisa

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Luisa:

Lo que debes hacer es practicar el sexo seguro y procurar no tomar tanta champaña. 

Duque:

Me dedico a diseñar y confeccionar vestidos de novia y de fiestas de quince años y, la verdad, me va muy bien. Mi novio, que es abogado y trabaja para el gobierno, me propuso matrimonio, pero me puso como condición que dejara mi negocio. No entiendo por qué los hombres machos no soportan ser los esposos de una mujer triunfadora. Yo no me veo lavando platos y criando hijos mientras él se va a la oficina. No sé qué responderle, tú dime.

Patricia

San Cristóbal 

Querida Patricia:

A pesar de tu seguridad, siento que tienes una actitud agria. Yo te sugiero que no cambies tu libertad por nada. Existen mujeres que nacieron para ser madres y otras que tienen muy poca madre. Dile que no quieres formalizar ni casarte con nadie, mucho menos con un pelagatos que tiene ingresos inferiores a los tuyos. Date tu lugar, preciosa.

Duque de Santo Ton:

Mi marido y yo no tenemos sexo desde hace muchos años, no nos interesamos mutuamente en la cama y aunque él tiene sus viejas yo la verdad es que no me había atrevido a serle infiel, hasta que una amiga y yo fuimos a comer a un restaurante muy elegante de Tuxtla, en el que todos los meseros son guapos y muy serviciales. Después de tomar varios cocteles, tres botellas de vino y varios coñacs, yo me veía tan borracha y lujuriosa que el capitán me dijo que si me gustaba alguno de los muchachos me lo podía llevar a la cama por tan solo 1500 más la tarifa del hotel.  Se lo comenté a mi amiga y cada una escogió al suyo. Nos fuimos con los muchachos a un motel en el coche de uno de ellos, tuvimos sexo en el mismo cuarto los cuatro para no pagar dos cuartos, y al terminar nos llevaron al restaurante, donde yo recogí mi camioneta, pasé a dejar a mi amiga a su casa y yo me fui a la mía. Quedé muy satisfecha, pero con mucha culpa, me sentí como si fuera una anciana decrépita que no puede contener sus impulsos.

Estela

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Estela:

No tienes por qué sentirte culpable, todos los seres humanos sentimos deseos sexuales, ya seamos bebés o ancianos. Tú tienes la suerte de tener el dinero suficiente para poder satisfacer tus puterías al igual que lo hace tu marido, solamente sé discreta para no andar en chismes y ve a misa los domingos.