NUESTRA CONSTITUCION CUMPLE 100 AÑOS

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 es la norma fundamental o carta magna, en la que establece el pacto social supremo de la sociedad mexicana, los derechos y los deberes del pueblo.

 

Se trata de una aportación de la tradición jurídica mexicana al constitucionalismo universal, dado que fue la primera constitución de la historia que incluyó muchos derechos sociales. 

Esta Constitución incluye nueve Títulos, que contienen 136 Artículos y 19 transitorios. 

Los primeros  39 artículos hablan acerca de las garantías individuales (de libertad, de seguridad, de igualdad y de propiedad) de los Derechos Humanos, y de la ciudadanía mexicana, mientras que los siguientes 97 artículos definen la estructura del Estado mexicano. 

Entre los cambios respecto de la Constitución de 1857, se encuentran la eliminación de la reelección del Presidente de la República y la eliminación también del cargo de vicepresidente.

El 7 de agosto de 1910, Flores Magón y su hermano fundaron el periódico jurídico de México Regeneración, desde el cual criticaban la corrupción del sistema judicial del régimen del general Porfirio Díaz, lo que los llevó a la cárcel.

En 1902, los Flores Magón y un grupo de liberales arrendaron el periódico El Hijo del Ahuizote. 

En 1903, en el cuadragésimo sexto aniversario de la Constitución de 1857, el personal del periódico realizó una protesta con el lema "La Constitución ha muerto". 

Ese mismo día, Flores Magón publicó en el mismo periodo una nota que decía: "todo aquel que esté libre de pecado que arroje la primera piedra acerca de la Constitución", y parte del texto decía: "Cuando ha llegado un 5 de febrero más y... la justicia ha sido arrojada de su templo por infames mercaderes y sobre la tumba de la Constitución se alza con cinismo una teocracia inaudita ¿para qué recibir esa fecha, digna de mejor pueblo, con hipócritas muestras de alegría? 

La Constitución ha muerto, y al enlutarnos hoy con esa frase fatídica, protestamos solemnemente contra los asesinos de ella, que con escarnio sangriento al pueblo que han vejado, celebren este día con muestras de regocijo y satisfacción".

Al paso del tiempo, las críticas y las condiciones del país desataron diversos conflictos que, junto al resultado de las elecciones de 1910, dieron como resultado el inicio, el 20 de noviembre de ese año, del conflicto armado conocido como la Revolución mexicana de 1910.

Según los Tratados de Ciudad Juárez, tras la renuncia de Porfirio Díaz, Francisco León de la Barra ocupó la presidencia de México interinamente hasta que pudieran llevarse a cabo elecciones.

León de la Barra entregó la presidencia a Francisco I. Madero, ganador de las elecciones extraordinarias de México de 1911. 

En 1913, Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez fueron asesinados tras el conflicto de la denominada Decena Trágica, y la presidencia la usurpo Victoriano Huerta.

Venustiano Carranza, por entonces gobernador de Coahuila, formó el Ejército Constitucionalista y desconoció a Huerta, a quien derrocó en 1914. 

El nuevo encargado del poder Ejecutivo expidió el 14 de septiembre de 1916 el decreto para convocar a un Congreso Constituyente, que sería el encargado de reformar la Constitución vigente y elevar a rango constitucional las demandas exigidas durante la Revolución, y que dejó en claro que no se cambiarían la organización y funcionamiento de los poderes públicos del país.

El 1 de diciembre del mismo año, el Congreso Constituyente abrió sesiones en el Teatro Iturbide, en la ciudad de Santiago de Querétaro. 

El Constituyente contó con diputados de todos los estados y territorios federales del país, con excepción de Quintana Roo.

Estuvieron representadas ahí diversas fuerzas políticas: los carrancistas o "renovadores", como Luis Manuel Rojas, José Natividad Macías, Alfonso Cravioto y Félix F. Palavicini; los protagonistas o "radicales", como Heriberto Jara, Francisco J. Mújica, Luis G. Monzón, y también los independientes.

El 31 de enero de 1917, tras dos meses de debates, el Constituyente cerró sesiones.

El 5 de febrero se promulgó la nueva Constitución, con el nombre Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos que reforma la del 5 de febrero de 1857, que entraría en vigor el 1 de mayo del mismo año.

Ese mismo día se publicó en el Diario Oficial de la Federación.

Debido a que inicialmente la intención fue reformar la Constitución vigente, la nueva Constitución tomó como base fundamental los ordenamientos de la de 1857, especialmente a lo referente a los derechos humanos, aunque ya no los menciona como tales, sino que alude a las llamadas "garantías individuales".

Finalmente, el proyecto de reformar la Constitución del 57 derivó en una nueva Constitución.

Hoy 5 de febrero se conmemora el centenario de la promulgación de nuestra Constitución. 

Cien años de una Constitución que ha sufrido más de 699 reformas, modificaciones y adiciones desde su promulgación.

 Sin duda nuestra Carta Magna es el documento jurídico más importante del país. 

La Constitución mexicana ratificada el 31 de enero y promulgada en Querétaro el 5 de febrero de 1917, fue la primera constitución en el mundo en consagrar los derechos sociales y elevarlos a rango constitucional.

El 14 de septiembre de 1916 el presidente Venustiano Carranza expidió el decreto para convocar a un Congreso Constituyente para reformar la Constitución e incorporar las demandas sociales que dieron inicio al movimiento armado.

Con 699 reformas y casi un millar de modificaciones a 114 de sus 136 Artículos (una transformación de más del 80 por ciento de la versión original promulgada en 1917), y un abigarrado texto de casi 68 mil palabras, en comparación con las alrededor de 22 mil con que nació hace un siglo, la pregunta es si la Constitución  de los Estados Unidos Mexicanos llega este 5 de febrero firme, si llega “vigente”, a su primer centuria de vida, sin la sombra de una propuesta formal que convoque a su remplazo con una nueva Constitución.

Aun cuando el texto de Querétaro registra abusos, deformaciones, hiperreformismo, reglamentarismo y contradicciones, “no ha concluido su  ciclo de vida útil”.

Reconocidos juristas coinciden en que la Constitución de 1917 deberá seguir reformándose para ponerse al día, pero sobre todo para actualizar su parte más rezagada que es la que se refiere al régimen de Gobierno. 

Mas sin embargo ningún otro jurista se manifiesta a favor de una nueva Constitución.

Otros juristas rechazan que haya concluido el ciclo de vida útil de nuestra Carta Magna y sostienen: “De ninguna manera, la Constitución sigue funcionando, puede seguir siendo objeto de reformas, y más aún, debe seguir siendo objeto de reformas para actualizar su parte más rezagada, que es la que se refiere al régimen de Gobierno”.

Por otro lado otros dicen que la Constitución de 1916 no ha agotado su ciclo de vida útil ni se le puede poner fecha de caducidad. 

“Por supuesto que sigue sirviendo y es un cauce de institucionalidad, seguridad de libertades y de justicia”, subrayan.

A este 5 de febrero, la Carta de Querétaro llega “reformada y deformada y llena de parches, en muchas de sus previsiones importantes, pero preserva otros postulados que tenemos seguir cuidando, protegiendo”, advierten otros y agregan: “Muchos critican que es una Constitución muy reformada, pero también tiene muchas cosas buenas”.

“Por ningún motivo, se puede considerar que nuestra Constitución tiene agotado su ciclo de vida, pues también es muy justo reconocer que a pesar de estas deformaciones y reformas, también fue en su momento uno de los documentos normativos más avanzados del mundo en materia de derechos sociales, y esto no lo decimos los mexicanos; en el constitucionalismo internacional hay este reconocimiento.”

“Larga vida…” para nuestra 4ª. Constitución

“Centenario de la Constitución 1917…”, al margen de los antecedentes que nuestra actual Carta Magna tuvo a través  de once documentos normativos promulgados desde la Constitución de Cádiz, el texto de Querétaro, propiamente vino a ser el cuarto de su tipo, luego de la Constitución de México de 1814.

Como textos constitucionales, fue primero el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, del 22 de octubre de 1814.

Después se dio la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, del 4 de octubre de 1824.

Y le siguió la Constitución Política de la República Mexicana del 5 de Febrero de 1857, hasta llegar el 5 de febrero de 1917 la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

También están como antecedentes:

1.La Constitución Política de la Monarquía Española, en 1812; 

2.El Reglamento Provisional Político del Imperio Mexicano, en 1822; 

3.El Acta Constitutiva de la Federación, en 1824; 

4.Las Leyes Constitucionales de 1836; 

5.Las Bases de la Organización Política de la República Mexicana, 1843; 

6.El Acta Constitutiva y de Reformas, 1847; 

7.El Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, en 1865, 

8.Y las Reformas a la Constitución Política de la República Mexicana, en febrero de 1857.

La vigencia de la Constitución es requisito indispensable para la consecución de los grandes cambios y la consolidación de nuestra soberanía, además de los principios y valores que han dado sustento a nuestra Nación, con la garantía de las libertades fundamentales.

En la actualidad, estudiosos e investigadores no se ponen de acuerdo sobre si la Constitución lleva 695 o 699 reformas. 

Pero sí plantean que la mitad de esas reformas se han referido a los órganos del poder (Ejecutivo, Legislativo y Judicial). 

Otros precisan que 351 de esas casi 699 enmiendas constitucionales, se han referido a los organismos del poder.

A lo largo de estos 100 años hay 229 decretos de reforma que han modificado 589 veces la Constitución y que en un criterio más cualitativo y diseccionando cada una de estas reformas en cuanto a la materia que se reformó, hay constitucionalistas que hablan de hasta más de 900 modificaciones del texto Constitucional.

Hay artículos como el 73 que ha sido reformado 77 ocasiones, es el más reformado de todos. 

Dentro de todas estas modificaciones hay cuestiones que se califican de reconocibles, pero hay otras que son irreconocibles.

El artículo 41 tiene 4 mil palabras en número redondos, cuando la versión original de este articulo tenía únicamente alrededor de 63 palabras. 

Para los estudios del tema, este es un artículo que llega a niveles impropios, ni siquiera de una ley reglamentaria.

Otros maestros señalan que “No está mal que se reforme una Constitución, ya que el México de 1917 no es el mismo de 2017, por lo que la Constitución no puede ser la misma, puesto que sería un documento anquilosado y obsoleto.

“No es malo que se hagan cambios, el problema es que se hagan malos cambios, con excesos, errores técnicos y abusos. 

La mayoría de estas reformas han sido innecesarias y superfluas, cuando veíamos que el Presidente en turno reflejaba en el Texto Constitucional su plan sexenal, con el control que tenía del Poder Legislativo y Legislativos locales”.

Para estudiosos y analistas, la historia constitucional de México experimentó desde el siglo XIX grandes transformaciones, pero cada uno de los cambios fueron producto de movimientos armados. En el siglo XX solo tenemos la del presidente Venustiano Carranza en 1917.

Se tiene el registro de una tendencia a cada vez reformarla más. 

Hasta 1982, el texto se había modificado 280 veces, mientras en los tres últimos Gobiernos, de 2000 a la fecha, se ha dado un alud de reformas, con cambios graduales e importantes como el electoral con el tema de la representación proporcional de las fuerzas políticas en el Congreso.

Desde su primer reforma, el 8 de julio de 1921, para establecer en todo el país escuelas rurales, secundarias, superiores y profesionales, el artículo 73 ha sido reformado más de una vez cada año y medio en promedio, y el 123 cambia cada tres años, mientras el 27, cada cuatro.

Según estadísticas de la Cámara de Diputados, de la Constitución originalmente concebida y promulgada en Querétaro, queda muy poco. 

Más del 80 por ciento de los preceptos han sido modificados un promedio de cinco veces cada uno.

Los politólogos calculan que la Carta Magna ha sido cambiada dos veces más que cualquier otra Constitución democrática del mundo, y es de las Constituciones más viejas. 

El promedio de reformas constitucionales en países democráticos estables es de 5.8 por año de 1993 a 2002, mientras en México es mayor al 11.6 por ciento anual.

El número de modificaciones aumentó significativamente durante el Gobierno del presidente Miguel de la Madrid. 

Antes de 1982, cada primer mandatario promulgaba en promedio alrededor de 16 reformas constitucionales, pero a partir de 1982 el número casi se cuadriplicó para alcanzar un promedio de 60 reformas por titular del Ejecutivo federal.

Muñoz Ledo, doctor en Ciencia Política y Derecho Constitucional por la Universidad de París y ex representante Permanente de México ante la ONU, sostiene que las Reformas Estructurales impusieron enormes regresiones a un proyecto nacional forjado durante generaciones.

De acuerdo con los registros parlamentarios de San Lázaro, el Presidente que más reformas ha aprobado es Felipe Calderón: 110, una de cada cinco Reformas Constitucionales de toda la historia de la Constitución.

Le sigue el ex presidente Ernesto Zedillo, quien aprobó 77 reformas durante su gestión. 

Tan solo en su primer año de Gobierno, el presidente Enrique Peña Nieto aprobó 21 reformas. 

Se considera que en solo un año ya ha reformado a la Constitución más de lo que el 56 por ciento de sus antecesores la reformaron durante su sexenio. 

A estas reformas hay que agregar las once Reformas Estructurales concretadas entre 2013 y 2014.

En términos generales, los años con mayor número de reformas han sido 1993, 1994 y, un poco 2011 con 31 reformas aprobadas por año. 

El trabajo legislativo realizado en estos años equivale a tres veces el trabajo legislativo realizado entre 1945 y 1961.

Los especialistas coinciden en que aun cuando a los largo de sus primeros 100 años, se han hecho cambios trascendentales a la Constitución, la mayoría de las modificaciones han sido superficiales y solo al servicio de los intereses de la clase política y grupos de presión en turno.

¿Cómo se llegó al Congreso Constituyente? y 

¿Qué se discutió en el Congreso Constituyente?

Para ubicar al público en el contexto histórico, voy a destacar el discurso presentado por Venustiano Carranza el 1 de diciembre de 1916, al que calificó como sobresaliente para presentar su proyecto de Constitución. 

De aquella alocución histórica rescató los siguientes puntos: la reflexión sobre los principales aspectos del proyecto; el reconocimiento de que había algunos elementos de la Constitución de 1857 que no funcionaban y, tercero, que desde ese momento se traza la figura de un Ejecutivo fuerte.

Enumero aquí, que los principales temas que se discutieron en el Congreso Constituyente de 1916-1917 los siguientes:

La educación, la propiedad, y los derechos de los trabajadores.

La siguiente pregunta que hago en este teatro es ¿Qué perspectiva hay?

Tras de realizar un análisis de nuestra Constitución a lo largo del siglo XX, recuerdo que en este tiempo se dieron 220 decretos de reforma constitucional y más de 618 modificaciones.

En el mismo sentido, reflexionemos sobre cinco vertientes de la Constitución en el presente:

1. Que se ha hecho una quimera el principio de la rigidez constitucional.

2. Que tenemos una Constitución hipertrofiada, pues se ha ido ensanchando de forma exagerada. 

Para demostrar esto daré un dato que puede parecer sencillo, pero que es muy elocuente: cuando se promulgó, la Constitución tenía 22 mil palabras, hoy tiene más de 68 mil. 

Esto se explica porque constantemente se incorporan a la Carta elementos que no necesariamente deberían estar ahí, sino más bien en forma de reglamentos, aseguró el especialista.

3. Que existe un desconocimiento constitucional por parte de la mayoría de la población mexicana.

4. Que en la actualidad contamos con la Suprema Corte de Justicia de la Nación como un actor que ha hecho un trabajo importante de aterrizaje de la Constitución.

5. Que si bien, hay varias reformas que son muy positivas, no han tenido el efecto deseado porque no hay buenos operadores que las sepan llevar a la práctica, lo cual es un problema grave.

Para el futuro de la Constitución, hare dos preguntas: 

¿Se debe cambiar la Constitución? 

¿Debemos seguir por el mismo camino?

Contemplo tres posibles escenarios para el futuro de la Constitución mexicana:

Que se lleven a cabo más reformas; segundo, que se establezca una moratoria constitucional, es decir, dar un tiempo para saber si funcionan los cambios que traen consigo las reformas, antes de seguir haciendo más modificaciones. 

Y, tercero, una nueva Constitución, con la solución radical de convocar a un Congreso Constituyente, con el riesgo que esto pueda implicar en todos los sentidos.

¿Dónde estamos y qué sigue?

La Constitución mexicana ha tenido 229 decretos de reforma y alrededor de 699 modificaciones en los 100 años que lleva vigente; en cambio, en los 229 años de edad que tiene la Carta Magna de los Estados Unidos, solo se han hecho 27 enmiendas y ninguna de estas ha tenido lugar en los últimos 24 años.

Durante la presidencia de Álvaro Obregón se reformaron 8 artículos; en cambio, durante los 4 años de poder de Enrique Peña Nieto, se han realizado 147 reformas, siendo que nuestra Constitución solo consta de 137 artículos.

Tomando en cuenta estos datos, formuló la siguiente pregunta “Con tantos cambios, ¿ya estamos mejor?” y la respuesta fue “no”, a la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos todavía le falta sistematización y le sobran detalles.

Compatriotas de Chiapas.

Compatriotas de Comitán de Domínguez.

El tiempo de la constitución es ahora. 

No mañana, ni pasado mañana. 

Ahora mismo. Nuestro tiempo ha llegado. Las excusas y demoras deben quedar atrás.

Dentro de muchas décadas, cuando las futuras generaciones se pregunten qué fue lo que hicimos los mexicanos que habitamos el país en las primeras décadas del siglo XXI, espero que puedan observar que una de las mejores herencias que les dejamos fue una constitución con rostro humano, transparente y cercana;              una constitución solidaria con los mexicanos; una constitución que es eso: justicia y no venganza.

En suma, ojalá que en el futuro volteen a ver nuestro legado y puedan con orgullo decir: cumplieron con su tarea. 

Estuvieron a la altura de los tiempos que les tocó vivir.

Que eso suceda depende, ni más ni menos, de todos y cada uno de nosotros. 

No nos demoremos más en poner manos a la obra.

Es cuanto Sr. Presidente.

Muchas gracias.