HOSPITAL DEL ALMA 060723

Por El Duque de Santo Ton

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Duque de Santo Ton:

Tengo 60 años, soy viudo, sin hijos y vivo solo. Quisiera conocer a una muchacha que tenga entre 18 y 25, que sepa lavar, planchar y cocinar, además de que sea cariñosa y le guste hacer el amor con hombres maduros como yo. En pocas palabras, busco compañía, porque la soledad es algo insoportable. A cambio yo ofrezco la felicidad ¿podrías ayudarme?

Ernesto

San Cristóbal 

Querido Ernesto:

Tú no buscas compañía sino una sirvienta que te atienda en tu vejez, sin pagarle sueldo y que encima se preste a meterse en la cama contigo. Creo que has tocado en la puerta equivocada. 

 Querido Duque de Santo Ton:

A mí me gustan mucho las películas de miedo, de violencia, de asesinatos y muertos vivientes, pero luego en la noche me dan pesadillas y casi no puedo dormir, pero de todas maneras cada vez que estrenan una película de sustos la quiero ver ¿estaré traumada?

Tina

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Tina:

Traumada y media.

Querido Duque:

Mi novio nunca tiene tiempo para mí, puro trabajar es el hombre. Lo peor de todo es que no sé por qué está tan aferrado a su empleo y a guardar dinero como loco. Él dice que hay que guardar pan los tiempos difíciles, pero ¿cuándo piensa disfrutar del dinero?¿cuando esté anciano? Ya estoy cansada. Cuando lo conocí él no era así, era un muchacho divertido y siempre dispuesto a salir y a complacerme. Yo quiero que sea el mismo de antes, pero está obsesionado con el ahorro. Aún somos jóvenes y tenemos tiempo para todo.

Pamela

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Pamela:

 Tu novio y tú están en sintonías diferentes, eres joven pero no eres una niña. Debes empezar a pensar en el futuro, recuerda que el tiempo pasa rápido, aunque por lo mismo, también hay que saber disfrutar el aquí y el ahora porque uno nunca sabe si el mañana llegará. Habla con él y trata de conciliar, y si de plano no puedes mándalo a volar y búscate otro que vea la vida como tú. 

Duque de SantoTon:

Mi esposa quiere que le compre una camioneta que cuesta casi un millón de pesos, y sí tengo el dinero, pero no se la voy a comprar porque luego voy a tener que ponerle guardaespaldas para que no la secuestren, pero ella está de necia con que quiere apantallar a sus amigas, porque cuando no teníamos dinero la despreciaban y que no sé qué.

Arturo

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Arturo:

Dile a tu esposa que, aunque le compres un Mercedes último modelo, logrará apantallar a nadie porque esta ciudad es tan pequeña que a los que conocimos comiendo caca, aunque eructen pollo sabemos de qué se alimentaban. 

Duque:

Yo me casé muy joven, a los 17 años, y mi esposo me encantaba, sobre todo cuando hacíamos el amor. Ahora que ya soy una mujer madura y que he dedicado los mejores años de mi vida a criar hijos, me parece que me toca pensar un poco más en mí. Al lado de mi casa hay un restaurante de tacos, y uno de los taqueros, que es un muchacho muy guapo, güero y colocho, se me insinúa muy descaradamente y yo me muero de ganas de acostarme con él, pero hay algo que me detiene. No sé qué sea.

Patricia

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Patricia:

Lo que te detiene es que hiciste un juramento de fidelidad a tu esposo hasta la muerte, pero, en fin ¿cómo puedes decir que ahora te toca pensar en ti?, si te casaste tan joven fue por caliente y porque querías darle gusto al cuerpo, no por inocente ni por mártir. 

Querido Duque de Santo Ton:

Mi novio es un pervertido. Cuando tenemos sexo me obliga a bañarme primero y, cuando terminamos, lo primero que hace es bañarse él. Yo no sé de dónde le salió esa idea tan idiota.

Nery

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Nery:

Yo tampoco, es realmente una idea idiota.  

Duque:

La otra noche estaba en una fiesta a la que fui sin mi marido y me sentí mal, por lo que el esposo de mi mejor amiga se ofreció a llevarme a mi casa. Mi mejor amiga nos quería acompañar, pero la vi tan divertida que le dije que no se preocupara, que se quedara en la fiesta. Entonces su esposo me llevó, pero sin decirme nada metió el coche a un motel y como ya estábamos medio borrachos los dos, pues nos subimos al cuarto e hicimos el amor dos veces. Durante una semana no le quise dar la cara a mi amiga ni dejaba que mi esposo me tocara porque me sentía avergonzada, pero ahora me doy cuenta de que nadie se enteró de mi aventura, sólo el esposo de mi amiga, claro. El sábado fuimos a una comida las dos parejas y los cuatro nos comportamos como si nada hubiera pasado ¿será posible que nadie sospeche nada?

Lucrecia

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Lucrecia:

Aunque la gente sospeche, lo hecho, hecho está y hay personas que prefieren no hablar de ciertas indecencias si es que han decidido dejarlas pasar de lado. En todo caso si se trata de no hacer ruido, no vayas a ser tú la que, por sentirte culpable, destapes la cloaca. Olvídate de todo y piensa que nunca ocurrió. 

Duque:

Jamás me ha gustado como escribes ni te me haces original, me parece que eres como una sanguijuela que le chupa la sangre a los demás.

Eugenia

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Eugenia:

No me interesa tu opinión, así que mejor ve a decírsela a tu abuela. 

Hola Duque:

Sólo una criada puede tener tan poca dignidad como para escribir a tu pendeja sección.

Mía

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Mía:

¿Y tú trabajas de entrada por salida, duermes en la casa o qué? 

Querido Duque de Santo Ton:

Desde hace más de dos años me acuesto con mi jefe y me acabo de dar cuenta de que estoy embarazada. No sé qué hacer porque él dice que no piensa reconocer al niño ni hacerse cargo de él. Sin embargo, yo sí quiero tenerlo.

Ana

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Ana:

Si quieres tener al niño, hazlo. Ya encontrarás la forma de salir adelante. Los bebés traen buena suerte. 

Querido Duque:

La otra mañana llegué más temprano que de costumbre a la empresa en la que trabajo, y como yo tengo llaves por ser la secretaria del director, entré para poner al corriente unas facturas. Estaba concentrada en mi trabajo cuando de pronto escuché ruidos en la oficina de mi jefe. Pensé que había ratones o algo así y abrí la puerta para investigar, y vi a la subdirectora chupándole el pito al director. Él tenía los pantalones bajados hasta los tobillos y ella estaba hincada haciendo lo suyo, duro y dale. No supe qué decir y me fui a llorar al baño. Al rato salí y me senté en mi escritorio, esperando a que me llamaran para despedirme, pero eso no pasó. Durante todo el día, el jefe se comportó como si nada y la cochina de la subdirectora hasta de beso se despidió de mí (espero que se haya lavado los dientes). Los días han transcurrido como siempre y yo no le he contado a nadie lo que vi, por eso te escribo, para desahogarme.

Maruca

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Maruca:

Gracias por desahogarte conmigo, para eso estoy. Aprovecho para decirte que no siempre es bueno pasarse de eficiente, pues si hubieras llegado en tu horario normal no hubieras visto esas cochinadas, que además avergonzaron a tus jefes. Por lo menos te quedó la lección de cómo se le hace para subir en el escalafón laboral usando tan sólo la boca.