HOSPITAL DEL ALMA 300623

Por EL DUQUE DE SANTO TON

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Duque de Santo Ton:

Desde que empecé a estudiar la preparatoria me inscribí en un gimnasio para hacer deporte al salir de clases.

Al principio solamente hacía ejercicios aeróbicos, pero me sentí muy atraído por el físico culturismo y contraté los servicios de un entrenador personal para que guiara mis rutinas. Era un tipo mamado, moreno, de lo más normal, con tipo de chofer o jardinero, la verdad es que eso no me importaba. Para mi desgracia, sin darme cuenta, traicionandome a mí, a mi familia, a mis amistades y a mis principios, me enamoré de él y cuando me di cuenta me sentí muy culpable. Sin embargo, decidí confesarle mi amor al instructor, pero cuando le dije que lo amaba, él me respondió que si yo quería podríamos tener sexo siempre y cuando le pagara, pero que de amores ni pensarlo. Sentí tanta rablia que le pagué para que se dejara usar como hembra en la cama y humillarlo, pero cuando terminamos, él se vistió y me dijo que cuando quisiera repetir que solamente le depositara el dinero a su cuenta del banco con un día de anticipación y le mandara una copia del depósito por Whatsapp. Estoy furioso, no sé qué hacer para desquitarme.

Paco

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Paco:

No hagas nada, tu enojo no es con el prostituto sino contigo mismo por no haber podido lograr lo que querías sentimentalmente con él. Cámbiate de gimnasio y no dejes de hacer ejercicio, que en los gimnasios abundan los conejos como el que buscas y si tienes buen tino pronto conseguirás atraparlo. 

Duque de Santo Ton:

No me lo vas a creer, pero en mi familia, tanto en la materna como en la paterna, nadie se divorcia. En serio, no tengo padres, abuelos, tíos, primos o hermanos divorciados, simple y sencillamente esa situación es inconcebible. Tal vez se deba a que todos tratamos de relacionarnos con gente que ha sido educada de manera similar a nosotros y que se nos inculca la religión católica desde la niñez. La verdad no sé.

Rosario

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Rosario:

A veces eludir situaciones como el divorcio, se debe a una inveterada costumbre de salvaguardar las apariencias, pero puedo asegurarte que muchos de tus parientes estarían mejor solos que mal acompañados. Qué bueno que no me dijiste que entre los tuyos tampoco hay mujeres casquivanas u hombres gay, porque la vida social es como la casa del jabonero: “el que no cae, resbala”. 

Querido Duque:

A uno de mis tíos le dieron un súper puesto en el gobierno federal, y mi mejor amiga me pidió que le hablara para que recibiera a su papá porque le quería pedir chamba, y la secretaria siempre lo bateaba. Me armé de valor y le hablé a mi tío, pero él me respondió que jamás ayudaría a ese tipo, que mucho menos le daría trabajo y que dejara de estar chingando. Le llamé a mi amiga le conté lo que me había dicho mi tío, con las mismas palabras, y resulta que ella, sus papás y toda su familia se ofendieron conmigo, y ya ninguno me habla, bueno, hasta el saludo me retiraron en misa. Yo estoy confundida porque cumplí con el favor pero no puedo hacerme responsable de las decisiones de mi tío ¿no te parece?

Lluvia

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Lluvia:

La política a veces tiene tintes bíblicos, y esa gente te aplicó aquello de “pagarán justos por pecadores”. En realidad la gente que reacciona así te hace un favor retirándote su amistad. Espero que hayas aprendido la lección y no andes dando la cara por quien no lo merece. 

Duque de Santo Ton:

Mi hija es una niña hermosa, la más bonita de su salón, una verdadera chulada. Sin embargo, la muy imbécil insiste en llevarse con lo peorcito de su escuela, cuya colegiatura, al mes, me cuesta más cara de lo que seguramente tú ganas como periodista todo el año. Además, yo soy muchacha de servicio en una casa de San Patricio ¿Cómo le hago para hacerla entender qué es lo que le conviene?

Eva

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Eva:

¿Cómo quieres que tu hija se comporte como una señorita si tú eres una auténtica criada? 

Querido Duque:

Me han dicho que casi no sales y que difícilmente aceptas una invitación. Yo quería que fuéramos a un antro de Terán, dicen que se pone rete bueno.

Miriam

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Miriam:

Tienes razón, casi no salgo y jamás acepto invitaciones de desconocidos, mucho menos a Terán. 

Duque de Santo Ton:

Mi sirvienta es muy mona pero le encanta el “robo hormiga”. Se lleva un poco de todo: desde comida hasta platos de la vajilla que era de mi abuelita. No sé qué hacer porque por más que busco no encuentro ninguna recomendada.

Celia

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Celia:

Si encontrar sirvienta en estos tiempos es un milagro, encontrarla honrada y recomendada es un sueño imposible. Mejor pon el clásico letrero de “Solicito sirvienta” en la puerta de tu casa y ruégale a Dios que te mande algo bueno. 

Querido Duque:

Sin darme cuenta me hice novia de uno de los herederos más ricos de Chiapas, y lo que yo pensaba que sólo era un juego culminó con que él ya me pidió en matrimonio. Su familia no está muy contenta porque aunque soy de buen apellido, no tengo dinero que me respalde: mi papá es un jubilado del gobierno, que recibe una miseria quincenal, y mi madre es ama de casa, pero no tienen fortuna, aunque ambos conocen a mucha gente rica, de la alta sociedad. Yo acepté la propuesta de matrimonio porque creo que es la única oportunidad que me va a ofrecer la vida para huir de la miseria, pero jamás he tenido relaciones sexuales con mi novio, al que siempre le he dicho que soy virgen, aunque, la verdad, dejé de serlo desde que estudiaba la secundaria. Ya estoy en las despedidas de soltera y no le he confesado nada, pero yo creo que si vamos a empezar una nueva vida en común debemos hacerlo sin mentiras ¿no crees?

Güera

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Güera:

Ni se te vaya a ocurrir abrir la boca antes de tiempo, porque se te cae el negocio. Tú cásate y si quieres confesar algo, hazlo hasta que tengas un anillo de brillantes en el dedo y una residencia con alberca a tu nombre. Trata de que la fiesta y toda la parafernalia de la boda sean muy llamativas para que cuando tu esposo, ya siéndolo, se entere de la verdad, se vea forzado a perdonarte y no darle importancia al asunto, para no quedar, además, en ridículo ante los ojos de los demás. Así que ya sabes: de la cintura para abajo nada, hasta que te hayan casado un juez y un padre. 

Querido Duque:

Hace como seis meses conocí a un señor de 50 años en el Facebook, y con el tiempo nos hicimos amigos. Nos la pasábamos escribiéndonos hasta que un día se me declaró y yo le dije que sí, ya que nuestra relación había sido muy bonita. Fuimos a tomar un café y mientras platicábamos, la simple idea de estar con él me hizo excitarme y él se dio cuenta, porque sin decirme nada pagó la cuenta, me llevó a su coche y nos fuimos a un motel que está en el Libramiento Norte. Cuando ya estábamos en el cuarto yo le pregunté que para qué me había llevado ahí, y él me respondió, de manera muy grosera, que no me hiciera pendeja. Me aventó sobre la cama, me bajó los calzones y me penetró con furia mientras me tocaba todo el cuerpo y me tapaba la boca para que no se escucharan mis gritos. Cuando terminó, trató de calmarme y me dio una pastilla halls para el susto. Yo estaba humillada, ofendida, lastimada y me sentía traicionada, pero al mismo tiempo me había puesto tan caliente, que sin darme cuenta volvimos a tener sexo hasta cansarnos. Desde entonces somos amantes y aunque no tengo esperanzas de formalizar con él porque es casado,  ya me acostumbré a tener relaciones con él y hay veces en las que hasta yo pago el hotel, Dime, Duque ¿soy golfa?

Soraya

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Soraya:

Golfa no, golfa t media, una aventura de ésas puede costarte la vida, no seas pendeja, Soraya.