HOSPITAL DEL ALMA 300523

Por El Duque de Santo Ton

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Querido Duque de Santo Ton:

Trabajo en una tienda departamental, y hace un mes desapareció un traje carísimo, muy elegante, entonces el gerente determinó que nos iba a descontar el precio de dicha prenda a los dos empleados que estábamos en el almacén cuando ocurrió el robo.  Mientras terminó de saldar esa deuda, yo podría trabajar de lo que fuera en mis días de descanso, pero no se me ocurre qué podría hacer.

René

Tuxtla Gutiérrez 

Querido René:

A mí tampoco. 

Querido Duque de Santo Ton:

Me quedé sin trabajo desde mediados del año pasado y ya estoy literalmente con el agua hasta el cuello, pues nadie me mantiene ni tengo ningún tipo de ingresos. Aconséjame por favor.

Rodrigo

Ocosingo 

Querido Rodrigo:

Aunque al Arcángel San Miguel se le reconoce como dador de protección, sus devotos piden su ayuda en todo tipo de situaciones. Esto incluye encontrar empleo. Si lo piensas bien, el no tener empleo significa, para la mayoría de las personas, la situación más desprotegida y dolorosa, pues es por medio del empleo que los seres humanos construyen su vida y proveen seguridad para sus seres amados. Es por eso que el ángel de la protección que combate y aleja todos los males puede también alejar el "mal del desempleo" cuando se le invoca con fe y convicción. 

Duque:

Hice una reunión en mi casa, y una de las invitadas llevó a una gorrona que me cae muy mal por presumida y por golfa. Para no hacerte el cuento largo, te diré que a media fiesta entré al despacho de mi papá para sacar del escritorio unas tarjetas de presentación, y me encontré a la gorrona y a mi hermano coge y coge. Me puse furiosa, encendí las luces y empecé a gritar. Tanto mi hermano como la gorrona estaban desnudos, y aunque quisieron cubrirse, no les dio tiempo y todos los invitados, que vinieron a ver qué me pasaba, los miraron sin ropa. Ella no sabía si taparse los senos o el pubis. Mi hermano se fue corriendo a su cuarto pero la gorrona tuvo que vestirse frente a todos y aguantar mis insultos y los de mis amigas, pues no supo respetar mi casa. Después la saqué a empujones y ni siquiera la amiga que la invitó quiso llevarla de regreso a su casa. Se lo merece por zorra ¿no?

Elsa

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Elsa:

Nadie merece ser humillado por hacer el amor ¿total? la casa también es de tu hermano. Debiste haber guardado silencio y no provocar escándalos. A las muchachas decentes no les gusta ser el objeto de chismes baratos y puedes jurar que tu nombre está en boca y en redes de todos los que fueron a esa fiesta y en la de los que no, también. 

Duque de Santo Ton:

Mi tío, el hermano de mi mamá, me invitó de vacaciones a Europa central. Prácticamente pagó todo y hasta dinero me dio para que trajera en la bolsa algo para gastar. Él es gay y por eso pensé que me llevaría a conocer los antros de moda, las boutiques vanguardistas, los restaurantes caros y a sentarnos en lugares en los que pudiéramos ver hombres. Vieras la decepción que me llevé, pues mi mentado tío me traía de museo en museo, de catedral en catedral, de castillo en castillo. En lugar de compañera de viaje, le servía yo para tener a alguien que lo escuchara. Dicen que gratis, hasta las puñaladas son buenas, pero me la pasé casi un mes aburriéndome, y en lugar de regresar enamorada del arte antiguo, volví odiándolo. Mi tío nunca pensó en mí pero, como dicen, el que paga, manda.

Nerea

Comitán 

Querida Nerea:

Me encantan tus dichos: “gratis, hasta puñaladas” y “el que paga, manda”. Se aplican perfectamente a tu caso. 

Duque de Santo Ton:

Nuestra familia paterna, la que nos da el apellido, es muy decente y muy conocida, no sólo en Chiapas sino en todo México. Mi hermana, la menor, es una muñequita de porcelana de Limoges, heredó la sangre inglesa, holandesa y francesa de mis antepasados. Cuando cumplió 20 años, mi abuela vendió unas reses de su rancho para que la niña tuviera dinero para ir a Florencia a estudiar diseño gráfico e historia del arte, con lo que suponíamos que al regresar podría encontrar un buen marido o, ya de perdida, un empleo en el que le pagaran bien. Pero no, la muy bruta se enamoró de un negro africano indocumentado y quiere casarse con él, para que, entre otras cosas, le den a su futuro marido la nacionalidad mexicana. Según ella, para lograrlo tiene que vivir aquí con el negro por lo menos cinco años y quiere que mi abuela lo contrate en su rancho para que pueda justificar su estancia en el país ¿Qué podríamos hacer?

Eugenia

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Eugenia:

Díganle a tu hermana que los campesinos les invadieron el rancho, que se comieron todas las vacas y que ya no van a poder seguir mandándole dinero, que si quiere legalizar su situación que se vaya con su esposo a vivir a África para que le den a ella una nacionalidad africana. Vas a ver que pronto cambiará al negro por un danés o por un noruego. 

Duque:

Soy un hombre joven y solitario, en busca de una señora de 30 o 40 años con quien compartir la cama y desfogarnos mutuamente. Soy sano y mi único vicio es echar trago de vez en cuando ¿podrías contactarme con alguna dama? Mi teléfono celular es 961 580 0356. Espero discreción.

Roger

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Roger:

La llamada que hice a tu celular fue para pedirte tu autorización de publicar tu número telefónico. Lo demás ya depende de tu suerte pues ni siquiera enviaste una foto para compartir con las señoras que me escriben en privado. 

Querido Duque de Santo Ton:

Uno de mis cuñados tiene muchísimo dinero y deja que mi hermana gaste lo que sea, con tal de quitársela de encima, pues él tiene muchas otras mujeres más jóvenes que lo complacen y le inflan la vanidad. Es por eso que para que no se sintiera mal, yo le llevé a mi hermana a un jovencito de 20 años, guapo como un muñequito Ken, quien por mil pesos hizo gozar a mi sister hasta que se cansó. Para ella mil pesos no son nada, por lo que ya me pidió que le consiga más muchachos jóvenes y guapos y me dijo que por cada uno con el que se acueste me dará mi comisión. Yo lo hago con la mano en la cintura, pero algo me dice que no estoy actuando correctamente por lo que me gustaría conocer tu opinión.

Cande

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Cande:

Por desgracia, en una sociedad tan machista como la nuestra, la infidelidad femenina no es algo que sea bien visto ni tolerado por los maridos que creen tener el derecho de tener a todas las mujeres que quieran por ser hombres, pero que no aceptan que sus mujeres se acuesten con otros porque las mujeres deben portarse como santas, ya que son las madres de sus hijos y las abuelas de sus nietos. Me parece bien que tu hermana encuentre satisfacción sexual mientras sea algo sumamente secreto, porque si sus deslices llegan a ser públicos, tu cuñado puede devolverla a la pobreza de donde la sacó, y no hay peor compañera que el hambre.