“La guerra es la miseria humana”: Rigoberta Menchú

En entrevista para Imagen Radio, la premio Nobel guatemalteca lamentó la impunidad estructural; afirmó que quisiera intervenir por la paz en Ucrania, condenó la gravedad del caso Debanhi y pidió cuidar la naturaleza en el Tren Maya

Agencia Excélsior

CIUDAD DE MÉXICO.

En los últimos 30 años, el mundo ha cambia­do, hay más fuerza en la lucha indígena y de las mujeres. Pero la im­punidad, la violencia y las guerras persisten, aseguró la activista y premio Nobel de la Paz, Ri­goberta Menchú Tum.

Hemos cambiado mu­cho. Había mucho silencio, características nefastas que ofendían la conciencia de to­dos nosotros. No sólo el tema de los pueblos indígenas sino también de las mujeres. La lucha de las mujeres estaba en una etapa bastante ne­gada y hoy es otro mundo”, dijo en entrevista con Pascal Beltrán del Río para Imagen Radio.

Pero hay estructuras que permiten la impunidad, fo­mentan la violencia. También hay poderes fácticos que se esconden detrás de la trata y abusos a migrantes.

Es un mundo donde se ha perdido el ser humano. El valor del ser humano, el va­lor de la vida, la solidaridad, la honradez y por eso vemos que ha cambiado, hay nuevas normas, se han tipificado los crímenes de lesa humanidad como la tortura, la desapari­ción forzada”, afirmó la mujer maya quiché.

Galardonada con el pre­mio Nobel de la Paz en 1992, se refirió a la invasión de Rusia a Ucrania y dijo que ninguna guerra es útil.

Ninguna guerra es pro­ducto de avance o sinónimo de civilización. Eso es mise­ria humana. Estallar en gue­rras ahora es como volver a lo más miserable de las deci­siones que tomen los huma­nos”, lamentó.

Sin embargo dijo estar consciente de que el conflic­to tiene intereses profundos y hay ventajas de quienes pro­tagonizan la guerra.

Por eso, como no soy una de las partes, quisiera abo­gar por el fin de esa guerra cuanto antes. Quiero pedirle al mundo que apoye el diá­logo, la negociación política y que guarden sus armas, sus misiles o que las destruyan”, sostuvo.

Aceptó que su lucha para que termine esa guerra es “utópica”.

Lo más grande que logró la humanidad después de la Segunda Guerra Mundial es el multilateralismo, la ONU. Pero ese tesoro que tuvo su época de oro no tiene sentido si no se cumplen las normas internacionales, como la au­todeterminación, la sobera­nía. Los mandan por un tubo.

Si la ONU no corrige lo que ha perdido estos años, la ONU está jugando otro papel.

Ahora estamos esperan­do un colapso de la humani­dad, hay guerras mundiales tocando nuestra puerta. El calentamiento global que amenaza la soberanía ali­mentaria de millones que no tienen esperanza en el llamado desarrollo sosteni­ble”, afirmó la mujer de 63 años.

DEFENDER LA INDIGNACIÓN

Al responder sobre el caso de lo ocurrido en nuestro país con la joven desaparecida en Nuevo León, Debanhi Esco­bar y encontrada muerta días después, llamó a que el caso genere lucha e indignación.

Hay que rendir homenaje a las energías y la fuerza de Debanhi, porque es una pe­queña luz que viene a tocar nuestras puertas una vez más para que nos indignemos, para que luchemos, para que exijamos”, dijo.

La tolerancia de las insti­tuciones del Estado es brutal, sostuvo la mujer que comen­zó a militar en el Comité Uni­dad Campesina.

La impunidad, el tener que reparar el trabajo que le corresponde por ejemplo al Ministerio Público, y no hay una confianza que de que en verdad se esté investigando o que se llegue a juzgar a los responsables y que purguen una pena”, lamentó.

Yo no veo nada de eso a pesar de que es un delito de lesa humanidad”, agregó.

Denunció que la impu­nidad, la corrupción, los so­bornos y el miedo de tocar los poderes generan una complicidad.

El Estado no está hacien­do lo que debe hacer. Si no se impone un castigo, es una ley muerta, lamentó.

MÁS QUE FOLCLOR

La mujer que llegó a México como exiliada en 1981 cele­bró los avances en la lucha indigenista.

Hemos señalado la in­mensa carga de discrimina­ción y racismo. Hoy eso es sancionado por la concien­cia de millones de ciuda­danos del mundo. De los 32 millones de indígenas de Me­soamérica, entre ellos Méxi­co, el panorama del pasado continúa. La falta de acceso, la falta de desarrollo inte­gral, participación y consul­ta”, denunció.

Para ella, hay una relación de pobreza-rostro indígena; violencia territorial-rostro indígena.

Me siento orgullosa de haber contribuido, pero tam­bién me siento harta. Se usa a los indígenas con un objetivo de folclor”, acusó.

En tanto somos mayoría, la población tiene sus pro­pias grandezas. Ya quitamos la noción de los indígenas como un objeto cultural, he­mos afianzado el sistema an­cestral”, celebró.

Su país ha sentado base en delitos de lesa humani­dad, se juzga la discrimina­ción como delito.

Respecto a la construcción del Tren Maya, en el sureste de México, Menchú defendió la realización de la consulta a los pueblos indígenas en una zona con fuerza maya.

Por sentido común, los mexicanos tienen que saber que su fuerza, su riqueza, su memoria, es tan vital hoy por hoy. Tenemos que preservar ese respeto a la Madre Tierra. Cualquier megaproyecto que no cumpla con códigos éticos de respeto a la madre tierra hay que señalarlo”, concluyó.

Los megaproyectos ha­cen un diseño en un cuarto tecnológico pero se les olvi­da que hay gente ahí”. 

 UNA VIDA DE LUCHA

-Rigoberta Menchú Tum nació el 9 de enero de 1959 en Chimel, munici­pio de San Miguel Us­pantán, departamento de El Quiché, en Guate­mala.

-Su familia fue víctima de tortura por parte del gobierno de su país.

-Militó desde 1997 en el Comité Unidad Campe­sina.

-La activista indígena llegó a México en 1981 como exiliada.

-En diciembre de 2013, fue nombrada investiga­dora extraordinaria de la UNAM.