Lamenta regidora que seguridad pública no sea una prioridad

CHRISTIAN GONZÁLEZ/Tuxtla Gutiérrez 

Adriana Guillén, regidora del Ayuntamiento tuxtleco, aceptó que por desgracia existe un déficit de policías en la ciudad capital, pues se cuenta con la misma cantidad de elementos que desde el año 2006.

En la actualidad, recordó que Tuxtla Gutiérrez tiene alrededor de mil 200 policías (incluidos los de Tránsito), cuando lo ideal es contar con otros 400 más, según los estándares internacionales.

Sin embargo, comentó que, cuando en la agenda de un presidente municipal no se contempla la seguridad pública como un tema rector, es más complicado, “desde el gobierno federal no es una agenda, al contrario, se recortó el presupuesto para los municipios en esa materia”.

Aclaró que, después de nueve años, la corporación careció de un lugar adecuado, “ha habido una desatención contra las necesidades básicas como tener un lugar digno dónde trabajar”.

Para ella, confirmó, es increíble que no puedan contar con más uniformados, cuando la ciudad ya tiene más de 700 colonias, “solo en el C-5 se reciben, a diario, tres mil llamadas de emergencia para cualquier tipo: seguridad pública, tránsito, protección civil, ambulancias, entre otros; es un mundo de emergencias”.

NO HAY QUE SATANIZARLOS

Sobre los supuestos abusos policiacos que se han registrado en las últimas semanas, refirió que a veces es fácil manchar a toda la policía, “un acto mal, hace creer que toda la corporación está mal”.

Comparó a los elementos policiacos con los médicos, “hay muchos de estos últimos que se han equivocado en el diagnóstico, sin embargo, la gente no deja de ir al doctor, o desconfía de todos los doctores”.

Por ello, Adriana Guillén, de extracción priísta, dijo que siempre abogará por tener, para la y por la policía, una visión humana, “sí creo que como sociedad tendemos a juzgar en exceso la labor policial, y lo hacen sin conocimiento de política criminal, sin conocimiento de lo que debe de cumplir un policía para ser parte de una corporación…”.

De hecho, comentó que un uniformado pasa por muchas pruebas de control y confianza, psicológicas y hasta toxicológicas, más que un funcionario público que llega a un cargo de elección popular.

Aunque está sabedora de que hay malos elementos, conminó a la población a denunciarlos y que esas quejas no se queden en las redes sociales, para que sean sancionados, luego de una investigación ante el Consejo de Honor y Justicia.

“Pero creo que hoy más que nunca se necesita de una participación ciudadana comprometida a un cambio positivo”.