Colonia Maya, ejemplo de lucha en la defensa de la Madre Tierra

CHRISTIAN GONZÁLEZ/Tuxtla Gutiérrez 

Treinta y cinco organizaciones, entre locales, nacionales e internacionales, les otorgarán a habitantes organizados de la colonia Maya, en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, el IV Premio a la Defensa Ambiental “Mariano Abarca” 2022, por su lucha en la defensa de la madre tierra.

Tras dejar en claro que el acto protocolario se efectuará en esa localidad de los Altos de Chiapas el próximo 26 de noviembre, explicó que se trata “del primer reconocimiento que se otorga a las luchas ambientales urbanas, porque también en la defensa del territorio urbano se juega la lucha contra la deforestación y la desaparición de los bosques, los megaproyectos urbanos, la pérdida de los ríos y su contaminación, la pérdida de los humedales, entre otros frentes donde la población urbana defiende los territorios y la madre tierra”.

Con este galardón, agregaron, “les queremos dar las gracias por su lucha, y les queremos decir que los vemos y los reconocemos. No están solos y juntos caminamos por construir un mundo mejor para todas y todos”.

Entre las ONG’s que reconocen esta lucha están: Alianza por la Justicia Minera, de Canadá; Fundación para el Debido Proceso, de Estados Unidos; Amnistía Internacional México, Concejo Regional de Autoridades Agrarias en Defensa del Territorio; Fundación Ambientalista Mariano Abarca, entre otras.

¿POR QUÉ INICIÓ LA LUCHA?

En el año 2012, los habitantes de la colonia Maya empezaron una férrea batalla en contra de un empresario Juan Óscar Liévano, quien intentó construir un fraccionamiento de 200 viviendas al que denominaría La Moraleja (antes Carmen Guadalupe), para lo cual derrumbó pinos, lo que tres años después originó que, con las lluvias, cerca de 20 casas resultaran afectadas por un alud de lodo luego de la caída de una barda.

La situación se agravó en las últimas semanas, de acuerdo con integrantes de la mesa directiva de ese fraccionamiento, debido a que dicho personaje los acusó de secuestro de un trabajador, delito al parecer fabricado para frenar la lucha contra lo que se considera un ecocidio.

Debido a que esa situación generó estragos, más de mil 500 personas de esa unidad habitacional formaron una zanja de casi 60 metros de largo y 10 pozos de infiltración para evitar que, con las precipitaciones, se inunden de nueva cuenta.