México tiene poco más de 6 millones de mujeres  indígenas; la mayoría sufre racismo y discriminación  

MANUEL MONROY/Tuxtla Gutiérrez 

Tras enfatizar que poco más de seis millones de mujeres en México son indígenas, de los 11 millones 800 mil 247 que se autoreconocen como tales –según el Censo de Población y Vivienda 2020-, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), llamó a las autoridades de los tres niveles de gobierno a proteger sus derechos con una perspectiva interseccional, intercultural y desde un abordaje intergeneracional. 

El organismo reiteró la necesidad de atender de manera urgente la situación que viven las mujeres indígenas dentro y fuera de sus comunidades y reiteró que resulta fundamental que se dé cumplimiento a los compromisos internacionales asumidos por el Estado mexicano, especialmente a la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW). 

“Nos sumamos a las exigencias internacionales de que es imprescindible garantizar la participación efectiva de las mujeres indígenas en la toma de decisiones, promover una cultura que respete, reconozca y apoye los liderazgos de las mujeres indígenas, y prevenir, sancionar y erradicar todas las formas de violencia política hacia ellas”, subrayó la Comisión. 

En ese sentido, enfatizó que ha identificado que las mujeres indígenas en nuestro país se enfrentan a graves problemas que ponen en riesgo sus vidas e integridad, como lo son: los feminicidios, violencia de género, muerte materna, violencia obstétrica, matrimonio infantil forzado, discriminación en el acceso y toma de decisiones sobre sus tierras y territorios. 

Asimismo, en los desplazamientos internos a los que se enfrentan, así como la falta de oportunidades para el ejercicio de sus derechos políticos, entre otras, que continúan frenando el pleno acceso a sus derechos fundamentales y lamentó que el común denominador para ellas es el racismo y la discriminación estructural que durante muchas décadas ha lastimado su dignidad y obstaculizado su desarrollo. 

Aseguró que esta discriminación y la desigualdad a la que se enfrentan se traduce en violencia sexual, medioambientales, políticas, domésticas y muchos otros tipos de agresiones que diariamente se expresan en sus propios hogares, comunidades, trabajos, escuelas y la vía pública, lo que trae como consecuencia daños a la vida de estas mujeres y al ejercicio pleno de sus derechos.  

Señaló que los derechos humanos de las mujeres son un pilar fundamental para una vida digna y en democracia; se han convertido en demanda prioritaria para aquellos grupos cuya condición social, económica y cultural los ubica en mayor riesgo de enfrentar una situación de vulnerabilidad, como es el caso de las mujeres indígenas.